Melodías de Brodway. Vicente Minnelli.



He seleccionado este comentario de un lector de Filmaffinity porque transmite la emoción de una persona que siente y entiende este género:


Podríamos hablar de dos grandes épocas en el musical americano. Una primera, que correspondería, básicamente, a los años 30, con las películas de Busby Berkeley y las míticas de Fred Astaire y Ginger Rogers. Y una segunda, que, según los críticos, se iniciaría en puridad con "Un día en Nueva York".
Esta segunda época, la del musical integrado (los números musicales sirven para hacer avanzar la trama, insertándose armónicamente en ésta), culmina, a nuestro juicio, con "Cantando bajo la lluvia" y "Melodías de Broadway 1955", que representan la cima del clasicismo.


Pero, si "Cantando bajo la lluvia" representa ese momento eufórico y optimista que se alcanza cuando se llega a la cumbre de la montaña tras el duro esfuerzo, "Melodías de Broadway 1955", reflejando también un estado alegre y festivo, muestra, sin embargo la nostalgia y la melancolía de saber que en la cumbre no se puede permanecer mucho tiempo, y que pronto habrá que descender de nuevo. "Cantando bajo la lluvia" mira, pues, con satisfacción a la cuesta que se ha subido. "Melodías de Broadway 1955" mira a la rampa que queda por bajar.


Por eso, "Melodías de Broadway 1955" nos parece el mejor musical de la historia. Porque sabe combinar la alegría propia del género con cierta sensación de tristeza. Nunca se podrá repetir un momento como ése, con un Fred Astaire eterno, como siempre, con una Cyd Charisse en pleno esplendor de su arte y belleza, y con esos secundarios geniales (mención especial para Jack Buchanan y, por supuesto, para nuestro querido Óscar Levant).

Y también es un gran musical porque las canciones y los números musicales son inolvidables. Imposible es no recordar la euforia de "That´s entertainment" o "A shine on your shoes", el romanticismo maravilloso de "Dancing in the dark", la clase y la suavidad de "I have to change my plans", la divertidísima parodia que representa "The girl hunt" o esa tristeza y melancolía que traslucen "By myself" y el "That´s entertainment" que cierra la película, por poner algunos ejemplos.
Dijo Gene Kelly que no era posible encontrar un sólo autor en los musicales. Por supuesto. Todos los que participaron en esta película tienen parte en su resultado. Haremos una mención especial a Vincente Minnelli, que demuestra, a nuestro entender, que fue el mejor director de musicales. Gracias, pues, Vincente, Cyd, Fred, Jack, Óscar y Nanette (Fabray), entre otros, porque, gracias a películas como ésta, la vida tiene un poco más de sentido.

Cantan los protagonistas en el segundo número de "That´s entertainment" que el adiós trae las lágrimas. Y es verdad. Pero no menos cierto es que podemos enjugar esas lágrimas en cualquier momento, porque "Melodías de Broadway 1955" siempre nos estará esperando para compartir un rato agradable con aquellos amigos que, allá por 1953, se reunieron para que hoy, cincuenta años después, volvamos nosotros a disfrutar con ellos.

El lector se autodenomina Triplets. En este film me impresionó especialmente el paseo de Fred Astaire y Cyd Charisse hasta desembocar en un parque. Como si de un cuadro de Degas se tratase su forma de caminar denuncia el bailarín que ambos llevan dentro. Es espectacular, pocas veces se alcanza tanta belleza; cuerpos ingrávidos, que no pesan y que constituyen los mitos modernos. Tras estos mitos se esconde el esfuerzo cotidiano, los ejecicios repetidos hasta la obsesión, de que habla Frederick Wiseman en La dance...El milagro del cine nos permite revivir estas experiencias cuando sus actores ya han muerto.





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