I'm still here. Casey Affleck.



Joaquin Phoenix y su cuñado el actor Casey Affleck (El diablo bajo la piel) protagonizan una travesura, un falso documental sobre la 'mala vida' del primero, en el que se reparten los papeles: uno es el protagonista y otro el director. Phoenix, cansado de la vida de actor , se transforma en un rapero maloliente y barbudo, en la que fluye el alcohol, la droga, las mujeres y conciertos de dudoso éxito. Gonzalo de Pedro (Dos tontos muy tontos. Diario Público, 11 de febrero de 2011) sostiene que si I'm Still Here no se estrenara en cines, los dos años de rodaje del falso documental, durante los que Joaquin Prhoenix mantuvo la mentira y defendió su nueva vida como rapero desafinado y maloliente, aunque tenga ideas brillantes, se podría pensar que son una broma de tontos, hecha por tontos que hacen tonterías, y con un mensaje paternalista: los ricos también lloran. Afirma que no es un 'mockumentary', es decir, un género que se mofa del documental, sino un artefacto-performance-espejo en el que se superponen la realidad y la ficción, aunque acabe imponéndose la ficción pues es imposible asumir una falsa muerte de Phoenix. En el ámbito del documental no puede morir, en el de la ficción si, ya que su figura abandona el territorio de la crónica para entrar en el del relato. (Carlos Losilla. La vida que no es. Cahiers du Cinema,febrero 2011).





El film da la impresión de ser un juego metacinematográfico superficial; Carlos Losilla mantiene, al contrario que Gonzalo de Pedro que puede ser un falso documental, que al utilizar personajes reales le proporciona un effet du réel (Roland Barthes), aunque da la impresión de estar más preocupado por su propia construcción (timings, elipsis, roles arquetípicos) que de revolucionar el modo de representación. En el fondo es una crítica de Hollywood que devora a sus hijos, y de los efectos devastadores en éstos, que busca un distanciamiento que pasa por la intimidad hecha espectáculo, por otro lado tan actual.



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