Morning Glory. Roger Michell.


Roger Michel, director de Notting Hill y la guionista de El diablo se viste de Prada, Aline Brosh, llevan de nuevo a la pantalla en Morning Glory a una joven intrépida, graduada en una Universidad de segunda categoría en algo parecido a periodismo o comunicación audiovisual, que es contratada por una televisión en crisis por la bajada de audiencia, como productora; la joven está dispuesta a todo para demostrar al mundo de qué es capaz. Becky Fuller, así se llama la joven, interpretada por Rachel McAdams, se encuentra con una plantilla desanimada y rutinaria y dos veteranos de la televisión, una mis y un director de telediarios, protagonizados por Diane Keaton y Harrison Ford.





Tras una parte central en la que se hace una crítica desternillante del 'periodismo' actual, en el que caben mises, novias de jefazos, etc., que apenas conocen lo que es un diccionario y en la que la joven productora no para en mientes para subir la audiencia, se pasa a un final corporativista y demagógico, con un happy end ( no tan happy, pues el galardonado y circunspecto periodista de referencia acaba friendo huevos) inverosímil. Se pueden quedar todos con la conciencia medio tranquila con la confianza de que aún queda un rinconcito en una televisión modesta para la decencia. En este mundo de estrés y competencia también hay espacio para el amor.



No sólo no es fácil combinar el periodismo de entretenimiento con el periodismo serio y las noticias creíbles, sino que en algunos momentos el film roza la farsa y la deshonestidad. El sello J.J.Abrams , productor de la cinta, incorpora una selección musical propia, y esto no es ficción.

Jara Fernández afirma en Cahiers du Cinema que la narrativa es tan previsible como estereotipada y los diálogos tan vacíos que hacen imposible la capacidad de contrarréplica.

A pesar de lo dicho, un público no demasiado exigente y adicto a la telebasura se lo pasará bien un buen rato; los críticos con la situación actual del periodismo tampoco lo pasarán mal comprobando a dónde puede llegarse tras perder la dignidad. No creo que sea creíble que alguien abdique de sus principios por salvar a una plantilla. Suena a gremial.

Extrañará que incluyamos este film dentro del género de thriller político, a pesar de su tono de comedia, pero representa la otra cara de la moneda de la situación trágica denunciada por George Clooney en Buenas noches, y buena suerte. Quizás sea más trágica que la historia de Murrow.




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