Irreversible.










Ficha técnica: País: Francia. Dirección: Gaspar Noé. Productores: Serge Catoire y Richard Grandpierre. Supervisor de producción: Serge Catoire. Jefe de post-producción: Eve Machuel. Ayudante de dirección: Olivier Thiery-Lapiney. Iluminación: Benôit Debie.Cámara: Gaspar Noé. Sonido: Jean-Luc Audy Música: Thomas Bangalter. Montaje: Gaspar Noé. Efectos especiales: Rodolphe Chabrier y Mac Guff Ligne.


Ficha artística: Mónica Belucci: Alex Vincent Gassel: Marcus. Albert Dupontel: Pierre Philippe Nahou: Philippe. Jo Prestia: La Tenia Stéphane Drouot: Stéphane.


En el film de Gaspar Noé el fondo y la forma constituyen un testimonio atrabiliario de la violencia y sordidez humana. Desde los títulos de crédito, pasando por la estructura y el uso de la cámara todo es tan irreversible como lo son los hechos narrados, que dejan un poso de amargura tras la representación de la violación de una mujer embarazada con una duración que excede las realizadas hasta el momento.

Si difícil es leer los títulos de crédito cuyas letras están dispuestas al revés en los afiches, dificil es soportar estoicamente la violenta conversación del trío formado por Alex, Marcus y Pierre, entre los que existe o ha existido una relación sentimental. La inmersión de un grupo de jóvenes burgueses que se desenvuelven por los bajos fondos de París como si de un colegio de monjas se tratara, drogados, ebrios y ellas con escasa ropa, entre proxenetas y prostitutas, alojados en un piso cercano a un club nocturno homosexual sadomasoquista, El Rectum, pone en evidencia su soberbia y falta de tacto. Sólo Pierre, profesor de filosofía, es consciente del riesgo que conlleva, pero está más obsesionado en cuestionar a la mujer que en defenderla.

La historia está contada al revés, en orden cronológico inverso; las primeras secuencias, tras el preámbulo en el que dos hombres que al parecer acaban de tener relaciones sexuales, uno de los cuales es el «Butcher», el protagonista de la película anterior, producida por Noé, llamada I Stand Alone, que acaba de salir de la cárcel por tener sexo con su hija, el síndrome de occidente según su interlocutor, nos introducen en un infierno de brutalidad y primitivismo emocional, filmado de forma caótica y rápida, a modo de documental realizado en circunstancias complicadas, que recuerda el movimiento Dogma.95. La música contribuye a realzar este ambiente de horror, difícil de superar por las películas del género, sin margen para la ficción. Como en una batidora pasan ante nuestros ojos detalles de cavernosos espacios, decoraciones cutres e imágenes subliminales se sadomasoquismo. La película generó una gran polémica por la crudeza de la violación y del asesinato de un hombre equivocado por Pierre.

A medida que el film retrocede en el tiempo el rodaje se hace más tranquilo y convencional, a pesar del equilibrio emocional inestable de los personajes. Alex, Mónica Belucci, es un icono sexual, una mujer dotada de tobelookedatness, con atributos femeninos sobresalientes que provocan la escoptofilia de personajes y espectadores; defiende su derecho a elegir al compañero, lo que no comprende el pulido Pierre, y opta por el más impulsivo, violento y pasional de los dos amigos. Curiosamente el acto más cruel lo cometerá el más civilizado. La película termina con una imagen de Alex leyendo Un experimento con el tiempo de J. W. Dunne y rodeada de niños en un parque. Al final aparece escrita la frase: le temps detruit tout (El tiempo destruye todo), mientras de fondo suena el segundo movimiento de la Séptima Sinfonía de Beethoven. El film concluye con el sonido producido por un aspersor de riego que evoca el de una la cinta cuando se sale del proyector, que se funde con el el final de la película, mientras la cámara gira como lo hace el rollo y muestra el fragmento final en blanco. La pesadilla de violencia, crimen, xenofobia y desigualdad social. termina con una imagen estroboscópica que inspira gran placidez; la tormenta está por llegar.

El film denuncia la violencia en general, tanto la de género como la estructural y cultural que condena a muchos individuos a la ignorancia y la prostitución. También están presente los monstruos que generan el resentimiento y los celos, que inducen a un hombre culto a cometer un crimen horrendo. Todos tenemos algo de Mefisto dice un personaje. Curiosamente la mujer pronuncia con frivolidad frases premonitorias, como la de que es el placer masculino el que la satisface.

Más que una denuncia de la violencia de género es una denuncia de las diferencias sociales que producen severas y arriesgadas contradicciones en el ser humano: unos se corrompen y otros viven de la corrupción. Film durísimo.



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