Clerks. Kevin Smith.











Ficha técnica: 


Título original: Clerks
País: USA.
Año: 1994
Duración: 99 minutos

Guión y Dirección: Kevin Smith.
Director de Fotografía: Daivid Klein (B&W)
Música: Scott Angley.
Edición: Scott Mosier y Kevin Smith.

Producción: Kevin Smith y Scott Mosier.
Compañías: Miramax Films, View Askew Productions.

 

Intérpretes: 



Brian O'Halloran
Jeff Anderson.
Marylin Guigliotti.
Lisa Spoonauer
Jason Mewes

Premios:


1994: Cannes: premio de la juventud a la mejor película extranjera.
1994: Sundance: Trofeo cineastas.

Sinopsis:


Narra en clave de humor la vida, amores y excentricidades de dos jóvenes cajeros de New Jersey. Debido a la ausencia de su jefe, un dependiente se ve obligado a trabajar en un supermercado durante su día libre y a atender a muchos personajes curiosos.


Crítica: 



Clerks es la primera película de una saga que inició Kevin Smith en  1994, con un presupuesto muy bajo (270000 dólares), pero con un gran dosis de inteligencia, que tuvo la virud de conectar con una juventud treintañera que se educó en la cultura del cómic  y de las trilogías cinematográficas de George Lucas y Steven Spielberg y que buscaban en el cine la interpretación de sus problemas cotidianos, como la situación de los trabajadores y de los pequeños autónomos en la discusión  sobre  su utilización y explotación  en la construcción de la Estrella de la Muerte por las fuerzas del Imperio, y la implicación en unas guerras que no les concernían.

El retrato que hace de unos jóvenes sin futuro, que constrastan con la venta oficial del país de las oportunidades conectó con  millones de ellos   de la época. El relato abarca un día de dos  dependientes treintañeros  del Quick Stop, uno de  la sección de tabacos, bebidas y comidas-basura (Groceries), y otro  del viedo-club, periodo  en el que no está el jefe, y en el que por el pequeño establecimiento pasan los tipos más variopintos, mientras el gato hace sus necesidades encima del mostrador y a la vista de clientes muy tolerantes, Dante hace el amor con su novia, o un predicador anti-tabaco monta su pequeña rebelión entre los consumidores. En la puerta, Bob el Silencioso, el propio Kevin Smith, y Jay venden drogas a los que se acercan al local.

Muestra jóvenes sin futuro pero  no exentos de espíritu crítico y caústico. Son frikis que se expresan con mordacidad, políticamente incorrectos, deslenguados, conscientes de una  marginalidad que los condena a expender tonterías, sin ninguna oportunidad para  ingresar en el mundo de los adultos. Hoy se podría hacer una película que recogiera las frustraciones de jóvenes que,en muchas ocasiones, no han decidido manenerse al margen de la economía capitalista que los  oprime, sino que han sido expulsados de un sistema al que habían accedido con grandes esfuerzos y a  la primera crisis global  han sido arrastrados a la marginalidad, sin la conciencia, el escepticismo y la capacidad de cuestionarse a sí mismos que tenían los personajes de Kevin Smith. Las consecuencias pueden ser más dramáticas, por su falta de sonciencia sobre su propia situación  Los primeros eran hijos de la crisis de los año 90 del siglo pasado, los de ahora lo son de una situación que carece de horizontes de esperanza. No se puede acertar a ver qué haría un Kevin Smith actual.

El director divide su película, filmada en blanco y negro, en capítulos precedidos de un título alusivo al contenido de los gags: Vilificatión, Vagari, en el que se ridiculiza el inútil trabajo de los orientadors escolares,  Purgation, Malaise, Bamenttion..., y ante la fachada cuelga una pancarta que avida de que están abiertos, a pesar de tener las persianas del video-club bajadas (I assure you we're open). En su vida íntima muestran  el mismo descuido de las formas: Dante vive en una pequeña casa con su perro, en medio de un revoltijo de ropa en la que rebusca lo que va a ponerse cada día, mostrándonos la cámara las nuevas y relucientes botas, el signo de distinción de muchos jóvenes que llevan ropas raídas artificialmente ( antes de su venta), pero zapatillas de marca reconocibles por el grupo; las del dependiente son de look militar. Nuestros dos dependientes no son ignorantes, sino perfectamente conocedores de su situación, imbuidos de las nuevas manifestaciones culturales, lectores y consumidores de cine, que se resisten a integrarse en el sistema. Su rebeldía los hace atractivos, sobre todo cuando disfrutan provocando a los dóciles ciudadanos.


Los escenarios son reducidos, la pequeña tienda  o el video-club  y la fachada decorada con Bob el Silente y el provocativo Jay, o el cuarto de Dante y el guión recoge las irreverentes conversaciones entre clientes y  dependientes. El mayor acierto del jven director  residió en el diseño de unos personajes que le representaban a él y a toda su generación con tal cinismo y causticidad que siguen siendo vigentes entre muchos jóvenes actuales que se ven retratados; si  el director supo hacer una buena semblanza de la que se llamó generación X u Olvidada, parece que sirve para la que ahora se denomina Perdida.  Las crisis son cíclicas y la ruina de las expectativas de muchos jóvenes también. Cuando salgamos de ésta, volveremos a caer en otras, cada  vez más frecuentes en el tiempo y harán falta nuevos Kevin Smith que vayan reflejando en el cine sus concecuencias.



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