An Education. Lone Scherfig




Imagen propiedad de Juanma Pastor, Tanja Fushberger y Rosa Labrandero




Ficha técnica


Título original: An Education.
País: Reino Unido.
Año: 2009.
Duración: 96 minutos.
Dirección: Lone Sherfig
Guión: Nick Hornby,  basado en las memorias de Lynn Barber.
Casting: Lucy Bevan.
Dirección de Fotografía: John de Borman, B.S.C.
Música: Score original: Paul Englishby; Superior: Kle Savidge.
Edición: Barney Pilling.
Productores: Finola Dwyer y Amanda Posey.
Productor durante el rodaje: Caroline Lev.
Productores ejecutivos: James D.Stern, Douglas E. Hansen, Wendy Japhet.  David M. Thompson, Jamie Laurenson y Nick Hornby.
Diseño de producción: Andrew McAlpine.
Maquillaje y peluquería: Lizzie Yianni Georgiou.
Vestuario: Odile Dicks-Mireaux.
Sony Pictures , Finola Dwyer Productions/Wildgaze Films Production asociados con  Endgame Entertainment, BBC Films


Intérpretes:


Carey Mulligan: Jenny,
Peter Sarsgaard: David,
Olivia Williams: Señorita Stubbs,
Emma Thompson: Directora del Colegio,
Dominic Cooper: Danny ,
Rosamund Pike: Helen,
Kate Duchene: Profesora de Latín,
Alfred Molina: Jack,
Cara Seymour: Marjorie,
William Melling y Connor Catchapole: niños pequeños,
Matthew Beard: Graham,
...

Sinopsis:


Nick Hornby, el aclamado guionista de  'Un niño grande' y 'Alta Fidelidad' nos cuenta la historia de una adolescente que se convierte en mujer. Una película que la revista Rolling Stone ha calificado de 'verdadero milagro'. Jenny (Carey Mulligan) s una joven y brillante estudiante que está deseando ser adulta y conoce a David (Peter Sarsgaard), un atractivo hombre mayor. Él la presenta a su círculo de amigos sofisticados, la invita a elegantes clubs de jazz y la inicia en su despertar sexual. ¿Dejará Jenny que esta aventura arruine sus sueños y la posibilidad de estudiar en  Oxford, tal como teme la directora de su colegio, interpretada por Emma Thomson? Esta película cautivadora brilla on el ingenio, el encanto y el estilo de la Gran Bretaña de los años sesenta.


Comentario:


An Education narra  una historia muy oscura en el contexto de una eduación muy conservadora, elitista y restringida de la Inglaterra de los años 60, en vísperas de una revolución que lo iba a cambiar todo y que iba a extender la eduación obligatoria a toda la población, algo todavía no asimilado por quienes gozaron de los privilegios que denuncia el film. Por lo tanto, al juzgar una película como ésta, que muchos, por cuestión de edad, no podrán entender, hay que tener en cuenta que en la construcción de la diégesis fílmica juega un papel primordial la experiencia del espectador y es ahí precisamente donde reside su poder. Sin embargo,  uno de los vicios humanos es elevar a categoría universal, a dogma, la particular visión del mundo de cada cual,  despreciando de paso la de los demás. He tenido una extraña sensación al leer el artículo de Gregorio Belinchón acerca de  Lone Scherfig, la pulidora de la joya 'An education', que entre otros datos de escaso interés para el espectador afirma que: " ... es un rayo de luz que probablemente acabe sepultado entre los tiros de Mel Gibson, los cabreos de Harrison Ford o cualquier otro taquillazo".No parece que sea un apunte muy acertado, ya que es posible que sólo entiendan lo que nos quiere transmitir Lone Scherfig un sector de los jóvenes actuales que han recibido este tipo de educación; siempre quedará el choque generacional y la obsesión de algunos hombres, muchos de ellos casados, por las 'Lolitas', sin incidir en si se trata de un tema de pedofilia o no.

 Lone Scherfig es la única mujer representante del movimiento Dogma 95, expresión artística ya abandonada por sus iniciadores Lars Von Trier y Thomas Vinterberg, en el que por lo menos militaba cuando en el año 2000 hizo Italiano para principiantes, película ñoña cuyo único mérito parece ser haber sido rodada cámara en mano (muy bien sujeta por cierto) y con luz 'natural'. Fríos daneses (ese es el vínculo entre todos ellos), sin calidez ni altibajos, cuya vía de escape consiste en aprender italiano y hacer un viaje a Venecia. Nada que ver con la mejor producción de este intento de renovación anticapitalista del cine danés, Celebración de Vinterberg. Cada cual puede verse motivado para lanzarse a la calle a vivir, ir a buenos restaurantes, viajar, vivir, saborear la sensualidad, etc., pero probablemente, a la hora de interpretar, la perspectiva de un hombre y una mujer es distinta. Desde el momento en que aparece en escena David (Peter Sarsgaard) algo huele a podrido en Dinamarca, sensación que te acompaña hasta un final más que nunca previsible.

Todos los personajes son en cierta medida miserables, desde los padres que aspiran a que su retoña Jenny (Carey Mulligan) vaya a estudiar a la Universidad de Oxford, pero cuando ven en el horizonte a un futuro yerno rico  ablandan sus sentimientos,  ( no preguntes de donde viene el dinero, ¡es dinero!), hasta la niña  vive con mucho más entusiasmo sus salidas a conciertos, restaurantes caros, clubes, viajes a Paris...que el pasar horas aburridas estudiando latín, y a la vez no le importa que él obtenga sus enormes réditos extorsionando a pobres viejas, a las que les mete emigrantes en sus casas para obligarlas a vender barato, cobrándose, cuando son insolventes, sustrayéndoles por la fuerza  obras de arte . Con estos beneficios pagará los caprichos de la niña que se convierte en una heroína para sus desempoderadas compañeras, a las que trae regalos caros de París.

 Las mujeres, especialmente las profesoras, aparecen como Cruelas de Vil, amargadas, con su alter ego desagradable que le recuerdan que sólo una mujer es independiente si tiene el futuro asegurado; la madre, la pobre, invita a un joven compañero para compensar la balanza y queda capitidisminuido con su modesto regalo adolescente  de un diccionario de latin,  frente al rey mago cargado de elegantes cajas.  Al contrario de lo que le ocurre a Belinchón, en ningún momento he sentido el más mínimo amor o simpatía por el protagonista, que juega con ventaja, empoderado, deslumbrando a una adolescente y escondiendo, a luces vistas, un oscuro secreto. Al final ella reconocerá que las 'malas' estaban en lo cierto, que no vivían tan mal y que habían logrado una vida acomodada con su solo esfuerzo. Estudiará en Oxford.

 La novia del socio de David es la mujer 'florero' sin concesiones: guapa, elegante, con savoir faire, los conocimientos suficientes para moverse en un mundo artificial y muy paternalista con Jenny, pero ignorante y paleta como ella sola. Un cliché, dotado de sermiradaidad de la que carece la protagonista, sencillamente porque es una niña, francamente monstruosa cuando adopta formas de mujer. Si lo que quería la directora era dar caña a los hombres (incluido el acomodaticio y amoral  padre) lo ha conseguido, sin pulir la joya sino presentando el diamante en bruto. Es una chica corriente con los problemas corrientes de una adolescente abordada por una asaltacunas sin escrúpulos, como al final se verá. Happy end, en una Inglaterra de los años 60, sin escuelas mixtas, en las que a las 'señoritas' se las educaba para andar derechas, (mirando al cielo), cocinar, tocar un instrumento y formarse bien para cazar a un buen marido. Vivimos en una época de revisionismo de valores y superficialidad, y, tras ver las entrevistas con la directora no acabamos de ver qué quiere comunicar, pero nuestro poder como espectadores reside en mirar, reflexionar y sacar nuestras conclusiones.

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