El tambor de hojalata. Volker Schlöndorf




Ficha técnica:


Título original: Die Blechtrommel
País: Ciporducción franco-alemana
Año: 1979
Duración: 162 minutos aprox.

Dirección: Volker Schlöndorf
Guión:  Jean-Claude Carrière, Franz Seitz, Volker Schlöndorf,  basado en la novela de Günter Grass; diálogos: Günter Grass
Director de fotografía: Igor Luther
Música: Maurice Jarre; supervisor: Friedrich Meyer
Tono (sonido): Walter Hellerhals, Walter Grundauer, Peter Beil
Edición: Suzanne Baron
Director artístico: Nicos Perakis
Decorador del set: Bernd Lepel
Efectos especiales: Georges Jaconelli

Vestuario: Dagmar Niefind, Inge Heer, Yoshy Yabara
Maquillaje: Rino Carboni, Alfredo Tiberi

Productor: Franz Seitz
Productores ejecutivos: Herbert Herz, Stegfried Hafbauer,  Donko Buljan, Urszula Orczykowska, André Heinrich
Dirección de producción: Eberhard Junkersdorf
Compañías.Productoras: franz Seitz Film, Bioskop Film, Artemis Film, Hallelujah-Film, GGB 14.KG, Argos Films Paris, junto con Jadran Film, -Zagreb-, Film Polski .-Warschau-; estudio: CCC Film Atelier (Berlín)



Intérpretes:



David Bennet: Oskar
Mario Adorf: Matzerath
Angela Winkler: Agnes Matzerath
Katharina Thalbach: Maria Matzerath
Daniel Olbrychski: Jan Bronski
Berta Drews: Anna Koljaiczek vieja
Tina Engel: Anna Koljaicek joven
Heinz Bennent: Greff
Ernst Jacobi: Löbsack
Andréa Ferreol: Lina Greff
Charles Aznavour: Sigismund Markus.


Premios:


  1. 1979: Palma de Oro del Festival de Cannes
  2. 1979: German Film Festival, premio a la 'Mejor Película'
  3. 1980: Academy Awards para la 'Mejor película extranjera'.
  4. 1980: Premio de la  Asociación de Críticos de Los Angeles a la 'Mejor Película Extranjeroa'.
  5. 1980: Nation Board of Review, premio a la 'Mejor Película Extranjera'
  6. 198o: Premio Sant Jordi a la 'Mejor Película Extranjera'.


Sinopsis:




El día de su tercer cumpleaños es una fecha determinante en la vida de Oskar. No sólo es el día que toma la decisión de no crecer, sino que recibe su ptimrt tambor de hojalata, objeto que habrá de convertirse en compañero inseparable para el resto de sus días.



Comentario:




'El tambor de hojalata' es una película que se ve de forma radicalmente opuesta antes y después de leer la autobiografía de Günter Grass, a la que denominó 'Pelando la cebolla', (2006), en la que confiesa su pecado capital, que ha llevado oculto en su interior durante más de seis décadas: siendo joven militó en la Waffen-SS, la Schutztaffel, unidad paramilitar a las órdenes de Himmler, que protagonizó el holocausto. Si a esto se añade que en países como España, aun después de morir el dictador, estaba activa cierta forma de censura, a la que oficialmente se puso fin en abril de 1977, aunque siguió una temporada de cierta inercia, y ahora podemos ver la película sin cortes, en versión alemana subtitulada, de secuencias relacionadas con el sexo y la brutalidad del ejército nazi, la sorpresa para algunos es supermayúscula.

La película cargada de símbolos tiene como protagonista a un niño que no quiere crecer, y se supone que se queda atascado físicamente en los tres años, aunque es imposible hacer una ficción con un niño de esa edad, y el protagonista debe alcanzar al menos los nueve; no obstante intelectualmente sigue progresando, se enriquece con lecturas de Goethe y fomenta su mentalidad calenturienta con dibujos de Rasputin disfrutando del sexo placentero con mujeres. Es monstruoso ver a un niño en determinadas situaciones propias de un joven de dieciséis años, la edad que Grass tenía cuando entró en las SS. Este personaje le viene al dedo para autojustificarse y hacer las paces con su biografía (Juan Gómez). "Había una vez un tamborilero que se llamaba Oskar, que perdió a su pobre mamá que comió demasiado pescado (se atragantó a pesar de que sabía que era carroñero y se alimentaba de carnaza); había una vez un pueblo crédulo que creía en Papá Noel, pero esta figura mítica era en realidad un ogro, dice una voz en off, seguida de un corte directo que nos traslada desde estas reflexiones al pogromo o detención y muerte de polacos y judíos, robo de sus propiedades y quema de sus iglesias. De nuevo vuelve a su monólogo interior :" había una vez un vendedor de juguetes que se llamaba Sigismund Markus, que tenía tambores pintados de blanco y rojo; había una vez un  tamborilero, que se llamaba Oskar; había una vez un vendedor de juguetes, se llamaba Markus y se llevó consigo todos los juguetes de este mundo ." Afortunadamente fue inteligente y  se mató antes de darles el gusto de asesinarle. Hitler aprovechó el asesinato de Ernst Von Rath, el secretario de la embajada alemana en París el  7 de Noviembre de 1938, hecho luctuoso al que el régimen llamó 'provocación polaca'  que tuvo una respuesta  cruenta tres días después, en lo que se ha denominado "La Noche de los cristales rotos" (Kristallnacht o Novemberpogrome) llevado a cabo por las tropas de asalto de las SA conjuntamente con la población civil, mientras las autoridades alemanas observaban sin intervenir, (Wikipedia);  los pogromos fueron ordenados en realidad por el canciller del Reich, Adolf Hitler, organizados por Joseph Goebbels y cometidos por miembros de la Sturmabteilung (SA), la Schutzstaffel (SS) y las Juventudes Hitlerianas, apoyadas por el Sicherheitsdienst (SD), la Gestapo y otras fuerzas de la policía. El pequeño protagonista de Schlöndorf tiene la cualidad de romper cristales (de hecho lo hace destrozando todos los del centro de su ciudad) con el sonido que emiten sus cuerdas vocales. Otro símbolo.

Pero el escritor no ha conseguido el perdón que buscaba, y menos el intento de extender la culpa a toda la población alemana, la primera que sufrió el odio de Hitler que se materializó en la matanza de políticos de izquierdas, filósofos y profesores de Universidad, cineastas, sindicalistas, judíos, polacos y todos los hombres de bien del país, que no pudieron escapar. Juan Jómez (Berlín Blog) lo ataca con dureza:  "Bien es verdad que no le ha valido persecuciones ni cámaras de gas, pero sí (lamenta en su poema) lo ha obligado a callarse y a mentir (...) Grass interpreta la culpa de los crímenes nazis como un estigma racial o genético que lo equipara moralmente (supongo que también al resto de los alemanes, pero a él, que rompe el silencio, un poquito más), con las verdaderas víctimas. Schirrmacher habla, con Nietzsche, de una "venganza imaginaria". Que le permite "hacer las paces con su propia biografía". pero terminó en el brazo militar de la SS, la organización responsable del enorme esfuerzo logístico invertido en matar a tanta gente. Grass tardó seis décadas en admitir su militancia en la Waffen-SS. En Pelando la Cebolla."

Hay una secuencia sólo igualada en tremendismo y ferocidad visual por Ingmar Bergman en 'El huevo de la serpiente' (1977), en la que los vecinos de una calle bajan armados con sus cuchillos de cocina a coger una porción de caballo muerto, reventado por la edad y agotado por el trabajo; Volker Schlöndorf recurre a una imagen igual de repugnante, en la que, estando un día la familia Matzerath en la playa, un pescador logra una buena pieza: una cabeza de carnero, cuyo cuerpo había sido devorado por los inquilinos del mar, y en cuyo interior se retuercen un gran número de anguilas, que compra el marido y cocina para su mujer. La esposa le hace ascos, de momento, pero más tarde se hincha a comer todo tipo de pescados, incluso crudos, otra metáfora cruel de a dónde condujo Hitler a la raza superior, alguno de cuyos miembros destacados, como Günter Grass, ha pasado la mayor parte de su vida ocultando sus años de 'vanagloria'.

Un film desagradable y estremecedor, que lleva a la pantalla la novela de Grass quien, al final de su vida, confiesa que militó en las SS, en un poema, 'Lo que hay que decir', que comienza reconociendo lo que le ha costado sin embargo tanto decir:

 Por qué guardo silencio, demasiado tiempo,
 sobre lo que es manifiesto y se utilizaba
 en juegos de guerra a cuyo final, supervivientes,
 solo acabamos como notas a pie de página.

No menos desagradable es la imagen de una serie de enanos de circo, vestidos ceremoniosamente de oficiales nazis. Metáfora tras metáfora, símbolo tras símbolo, van construyendo el relato oscuro de un escritor que se ha estado escondiendo en una nota de página, y que ha tenido engañada a media humanidad hasta que publicó su autobiografía y se quitó un peso de encima contando su verdadera historia. Quizás pensó que los tiempos ahora son más propicios y los pueblos más indulgentes.



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