La familia Savages. Tamara Jenkins.




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Ficha técnica:

Título original: The Savages.
País: Estados Unisoa.
Año: 2007.
Duración: 113 minutos

Dirección: Tamara Jenkins.
Guión: Tamara Jenkins.
Casting: Jeanne McCarthy
Dirección de Fotografía: Mott Hupfel.
Música: Stephen Trask; supervisor: Randall Poster.
Edición: Brian A.Kates, a.c.e.
Coordinador de especialistas: Mike Russo.
Directores especialistas: Suttirat Larlarb y Mario Ventenilla.
Coordinador Departamento de arte: Vanessa Merrill
Decorador del set: Carrie Stewart.
Diseñadores del set:  Steve Caterelli, Karning Poryazian, Kyle Salvatore.

Diseño de Vestuario: David Robinson.
Responsable del maquillaje: Stacey Panepinto; maquilladores: Casandra Keating, Dionne Pitaikoulis.
Responsable de peluquería: Jason Hayes; estilista adicional: Shannon Harrington.


Productores: Ted Hope y Anne Carey; Erika Westheimer.
Productores ejecutivos: Alexander Payne, Jim Taylor, Jim Burke; Anthony Bregman, Fred Westheimer.
Co-Productor: Lori Keith Douglas.
Diseño de producción: Jane Ann Stewart.
20thCentury Fox, Fox Searchlight Pictures asociado con  Lone Star Film Group, Ad Hominem Enterprises y Cooper's Town Productions

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Intérpretes: 

Laura Linney: Wendy Savage,
Philip Seymour Hoffman: Jon Savage,
Philip Bosco: Lenny Savage,
Peter Friedman: Larry,
Gbenga Akinnagbe: Jimmy,
Cara Seymour: Kasia,
Debra Monk: Nancy Lachman,
David Zayas: Eduardo,
Margo Martindale: Roz,
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Sinopsis:

Llega un momento en la vida en el que todos dejamos de comportarnos como niños para empezar a actuar como adultos. Ese momento ha llegado para Jon (Philip Seymour  Hoffman, ganador de un Oscar). Estos egocéntricos hermanos tendrán que dejar de lado la vida corriente a la que están acostumbrados para cuidar de su anciano  padre,  de quien han estado distanciados. Lo que constituye una visión irreverente de la vida, el amor y la muerte que se proyecta a través de una de las situaciones más surrealistas que experimentan las familias hoy en día.

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Premios:

2007: 2 nominaciones al Oscar: actriz (Laura Linney), guión original
2007: Nominación al Globo de Oro: Mejor actor de comedia o musical (Hoffman)
2007: Asociación de Críticos de Los Angeles: Mejor guión
2007: American Film Institute (AFI): Top 10 - Mejores películas del año
2007: Asociación de Críticos de Chicago: 2 Nominaciones .
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Comentario:

Antes de pasar al análisis de la película de Tamara Jenkins nos sentimos en la obligación de decir que es una obra tan bella como imprescindible, que se enfrenta  no sólo al destino universal del hombre y de todos los seres que habitan nuestro planeta, sino que trata de una de las decisiones más difíciles que ha de tomar cualquier persona en su vida: ¿Qué hacer cuando un padre o una madre que han cuidado de nosotros, necesita que nosotros cuidemos de él o de ella? La organización social actual  y los recursos económicos disponibles no permiten, con frecuencia, cuidar de los ancianos en casa, y  muchos optan por instituciones como las que aparecen en  la película, con nombres sugerentes como 'Greenhill Manor, una comunidad para ellos', que asume el compromiso de proporcionarles la más alta calidad de cuidados, paraiso que se vende con canciones como Cheeck to Cheeck (mejilla contra mejilla) de Irving Berlin, que junto a fotografías y documentales llenos de familias felices en torno a sus mayores, nos hacen olvidar que quien ingresa en estas instituciones sale de ellas en caja de pino, razón por la que se negocian hasta los funerales; los residentes prefieren los hospitales, donde todavía queda margen para la esperanza.

Wendy Savages (Laura Linney) y Jon  Savages  (Philip Seymour Hoffman), dos hijos no muy bien tratados por su padre (en el cine indie nada es demasiado radical), se ven en esta situación y adoptan la única solución posible para dos jóvenes treintañeros que se están abriendo camino en el mundo del teatro y la literatura comparada y que viven de becas o desempeñando trabajos de profesor asociado en la Universidad, lo que implica ingresos bajos. Wendy se martiriza por haber ingresado a su padre en una de estas instituciones, pero Jon le aclara con crudeza y sin una pizca de realismo mágico la verdadera coyuntura que atraviesan: " No hay nada malo en el entorno de papá, pero nunca se adaptará si seguimos sacándolo de un sitio y llevándolo a otro; esa fijación que tienes con mejorar su situación es contraproducente y francamente egoísta, por tu complejo de culpabilidad; eres la clase de consumidor  que busca en el grupo de los culpables; estos paisajes no son para los residentes, sino para gente como nosotros que no queremos admitir lo que pasa aquí, que la gente muere; ahí, dentro de ese bonito edificio, hay un jodido espectáculo horroroso y esa falsa propaganda y este paisaje están ahí para ocultar el miserable hecho de que la gente muere, y la muerte es horrible, es asquerosa, está llena de mierda, de pis y de peste a podrido."

Y todavía hay quien se atreve a negar la evidencia, como Carina Chocano de 'Los Angeles Times', y decir a su público lector que  la historia está contada con una humanidad, un ingenio y un sentido del humor poco común (extracto en Filmaffinity). De nuevo nos sorprenden estos juicios : ¿dónde ve el sentido del humor? ¿en la demencia senil de unos ancianos, que con frecuencia la viven con dolor? Quien ha pasado por ese trance, cuidando de un familiar en fase terminal, capta la dureza de esas barandillas que se acoplan a las camas con el objeto de que no caigan los enfermos,  ante las que se detiene la cámara y filma un plano de detalle que obliga al espectador a mirar y ser consciente de lo que ve, y  sólo quien tiene reducidas sus facultades aguanta la podredumbre que destila el ambiente.

Algunos estudiosos han creido ver el origen del cine indie, en la gran depresión, no la que padecemos ahora, sino la que provocó el crack de Wall Street en 1929, que forzó a los estudios a presentar dobles programaciones, que se han mantenido hasta hace poco en países como España y que, ahora, con la primera crisis global resucitan de nuevo, pero, como en cualquier relato circular, por medio se han producido una serie  acontecimientos que dan un valor diferente a situaciones aparentemente iguales. El cine independiente, que, en algunos casos derivó en el género 'indie', producía películas con presupuesto  muy reducido, un elenco de actores desconocidos, y una duración que no solía rebasar los 90 minutos. 'La familia Savages' cumple algunos requisitos, especialmente en lo que se refiere al presupuestos, -6.610.326-,  y trata un tema más propio de lo que en otros tiempos se llamó 'cine de ensayo', una reflexión demasiado dura sobre el proceso de la muerte, cuando no es repentina, que Michael Haneke trató con intensidad en Amour, aunque en este caso no implicaba a los jóvenes obligados a cuidar de sus padres, sino al marido que dispensa una buena muerte a su esposa por compasión.

De este modo La familia Savages se puede integrar en el género 'indie' por la inversión reducida, el escaso número de actores y el tema 'tabú' para el gran público, sin llegar a cebarse ni buscar el morbo  como Haneke. Sin embargo, la duración de la película, 113 minutos, y  la notoriedad de los actores principales, Philip Seymour Hoffman y Laura Linney, muy versada en papeles tiernos y compasivos con familiares débiles, suponen cierto contrapunto y dificultan un análisis sin reflexión sobre ciertas contradicciones.

La extensión emporal del fílm, 113 minutos, y la identidad de sus protagonistas provocan que algunos críticos alineen la película de Jenkins con las grandes superproducciones. Sin embargo el discurso audiovisual lo aleja del blockbuster  y, especialmente en la primera secuencia construye unas imágenes naïf, en las que los ancianos se reparten los roles que se atribuyeron a los que forman parte de la generación que protagonizan esta historia, ellas como animadoras, ellos como líderes de la actividad, y la cámara se desplaza mostrando casas y jardines propios de las ilustraciones de los cuentos, sencillos, de colores vivos y vegetación sorprendente. El escaso presupuesto que se destinó a la película, redundó en el riesgo que asumió  la directora y la osadía con la que dio forma a su obra, en la que dos hermanos, no muy unidos, criados en el seno de una familia oscura y opresora, como tantas, se unen para realizar la obra más importante de su vida, una mezcla de naturalismo  y realismo mágico, como lo define Jon: ayudar a su padre en el tránsito definitivo hacia la muerte. Cuando el hecho se produce, tras muchos hitos de sufrimiento, y, al ver morir al padre, plácidamente, sin resistirse, como todos los que se van, el hijo se pregunta: ¿Y eso era todo? Pues sí, así es, la gente abandona estemundosinluchar.


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