La dama de oro



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Ficha técnica:

Título original: Woman in Gold.
País: Estados Unidos.
Año: 2015.
Duración: 107 minutos.

Dirección: Simon Curtis.
Guión: Alexi Kaye Campbell, basado en las biografías de Maria Altmann y E. Randol Schoenberg
Dirección de Fotografía: Ross Emery, a.c.s.
Música: Martin Phipps & Hans Zimmer.
Montaje : Peter Lambert.

Productores: David M. Thompson y Kris Thikier.
Productores ejecutivos: Christine Langan, Harvey Weinstein, Bob Weinstein, Len Blavatnik, Negee Yazoi, Robert Walak, Ed Wethered, Alan Yentob, Ed Rubin, Simon Curtis, Tim Jackson.
Compañías. Productoras: The Weinstein Company, Origin Pictures, BBC Films.

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Intérpretes:

Helen Mirre: Maria Altmann,
Ryan Reynolds:  E. Randol Schoenberg,
Katie Holmes: Pam,
Tatiana Maslany: María, joven,
Max Irons: Fritz,
Charles Dance: Sherman,
Moritz Bleibtreu: Klimt,
Henry Goodman: Ferdinand,
Tom Schilling: Heinrich,
Daniel Brühl: Hubertus Czernin,
Elizabeth McGovern,
Jonathan Pryce, Frances Fisher.


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Sinopsis:

Simon Curtis vuelve a la gran pantalla con un drama inspirado en hechos reales. 'Woman in Gold' es el nuevo trabajo del director de 'Mi semana con Marilyn'. La cinta se centra en la histora de Maria Altmann, una mujer que luchó durante años por recuperar las pinturas de Gustav Klimt que durante generaciones pertenecieron a su familia. Esta octagenaria refugiada judía contará con la ayuda de un joven abogado, al que interpreta Ryan Reynolds, para combatir lo que se convertirá en su cruzada personal.

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Críticas:

Se queja Tomas Fernández Valentí de una estructura fílmica que alterna imágenes de un pasado festivo, alegre y repleto de vida, la historia de una familia"descrita con una "felicidad" harto estereotipada", y el horror del nazismo, "contemplado asimismo desde el punto de vista del estereotipo"(...) " de cara a establecer un agudo contraste con la descripción de hechos dramáticamente perturbadores- ese nazismo expuesto a base, cómo no, de amenazadores desfiles militares y pinceladas de brutalidad dirigidas contra los judíos-, presentados con la finalidad  de conmover al respetable y estimular sus glándulas lacrimales " (¿Piensa acaso que los acontecimientos se produjeron de otra manera?). Este argumento le sirve de base para acusar al director de realizador televisivo, (se entiende sin la formación necesaria), que aplica el esquema de forma mecánica, y a la vez para denostar a Maria Altmann, que tras recuperar los cuadros de su familia, los vendió, una oscura recriminación que se torna en un abierto ataque cuando concluye afirmando que 'La dama de oro' acaba siendo la enésima exhibición fílmica del poderío cinematográfico del loby judío estadounidense (Harvey Weinstein está detrás de la producción), con todo lo que tiene de partidista y unilateral..." Concluye con un chiste de Woody Allen sobre el sentido de la tragedia de su propio pueblo, una autocrítica que él se puede permitir, y no tanto cualquier otro y menos a modo de justificación, cuando hubiera quedado mejor llamar al pan pan y al vino vino. (La Dama de oro.Recuerdos de Viena. Dirigido por..., abril 2015)

Javier ocaña, mantiene una posición parecida, cuando, al atacar a los Hermanos Weinstein, se auto-erige en historiador, olvidando que desde las diferentes compañías que han dirigido han producido tanto películas que se podrían encuadrar dentro de lo que cierta burguesía no muy ilustrada considera buen gusto, como también proyectos de vanguardia, en su día, que todavía no han conseguido el reconocimiento de la crítica más conservadora (Reservoir Dogs, (1992), Amor a quemarropa (1993), Los otros (2001), Gangs of New York, (2002)...; en resumidas cuentas: la mayor parte del cine de Tarantino, desde la primera a la última de sus películas; Alejandro Amenabar, Martín Scorsese, Robert Rodriguez, y otros realizadores nada ortodoxos). Concluye su crítica afirmando  que: "  La dama de oro acude a la pintura como mcguffin, como lujosa excusa para hablar de nostalgia, raíces, justicia, tolerancia y redención. Todo ello con un guion tramposo en el que se introduce el típico personaje que todo lo sabe y todo lo explica (¡un periodista!), perfecto para no complicarse una narración en la que, sello de estilo, se pasa por encima de los temas problemáticos. Aquí, el primero de ellos, el dinero. " (Demasiado buen gusto. Diario 'El País, 10 de abril de 2015). ¿Se refiere también a que la dama vendió las pinturas tras recuperar la propiedad de las mismas?

Jordy Batlle lo ve de una forma más neutral y da quizá una clave de esta polémica, el hecho de que el cuadro que permanecía en Viena, ahora cuelgue de una de las paredes de u museo de Nueva York, agravio que no puede justificar  ningún tipo de expolio: " Si hoy Adele Bloch-Bauer, el famoso cuadro de Klimt de 1907, está en Nueva York es gracias a la batalla legal emprendida por Maria Altmann, judía austriaca emigrada y superviviente de la persecución nazi, sentimentalmente implicada en la obra, que permanecía en Viena. El filme reconstruye la causa escrupulosa, académicamente, alternando flashbacks ambientados en los tensos años del nazismo... (La dama de oro. La gran batalla legal. Diario 'La Vanguardia', 10 de abril de 2015).

Nuria Vidal se alinea con los críticos más condencendientes: "Todo lo que sucede en la actualidad tiene una fuerza que se pierde por completo cuando María recuerda su infancia y su juventud en la Viena de los terribles años de la guerra. La frescura de las secuencias de María ya anciana no encuentran eco en las que evocan el pasado demasiado cargadas del estilo de las series históricas de la BBC. Pero aunque solo sea para disfrutar con Helen Mirren, y conocer los pormenores de un caso como éste, 'La dama de oro' vale la pena de ser vista." (La Dama de Oro. Fotogramas).

Películas como éstas sirven para hacer saltar las contradicciones de quienes presumen de hacer análisis en los que sólo se tiene en cuenta la relación entre cada film y sus responsables, y no dar rrelevancia a la temática o la relación entre la obra y la sociedad que la ha generado, hasta que les tocan su corazoncito. La brecha entre la crítica y el público se hace cada vez más evidente en encuestas como la de Rotten Tomatoes, que da un resultado de un 53% de aceptación de la crítica, frente a un 89% del público.



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