Pandora's Promise. Robert Stone.




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Ficha técnica:

Título original: Pandora's Promise.
País: Estados Unidos.
Año: 2013.
Duración: 82 minutos.

Dirección: Robert Stone.
Guión: Robert Stone.
Dirección de Fotografía: Robert Stone y Howard Shack.
Música. Score original:  Gari Lionelli.
Diseño de sonido: Coll Anderson.
Edición: Don Kleszy.

Productores: Robert Stone, Jim Swartz, Susa Swartz.
Productores ejecutivos: Dan Cogan, Paul Allen, Jody Allen, Sir Richard Branson, Aimee & Frank Batten, Eric Dobkin., Lynn, Gavin & Diana Dougan, Steve Kirsch, Ross Koningstein, Ray Rothrock.
Co-productor ejecutivo: Peter Wagner.
Apoyado por: Impact Partners, Lotus Foundaton, Steven and Michele Kirsch Fund, Small World Institute Fund, Alex C.Walker Foundation, Peter Norvig Foundation, Alfred J.Guiffrida and Pamela J.Joyner Fund, Ross Koningstein and Patrisia Spezzaferro Fund, The Franklin & Catherine Johnson Foundation, Schwab Charitable Fund.


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Intérpretes:

Documental.

Conductores del  documental: Stewart Brand, Tom Blees, Gwyneth Gravens, James Hansen, Len Koch, Charles Komanoff,Anne Lauvergeon, James Lovelock, Mark Lynas,Nathan Myhrvold, Richard Rhodes, Michael Shettenberger, Charles Titt, Stephen  Tindale.

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Sinopsis:

El antiguo crítico de energía nuclear, Robert Stone, ( cuya película en contra de la energía nuclear 'Bikini Radio' fue nominada al Oscar en la categoría de Mejor Documental, en 1988), examina algunas de las creencias más extendidas sobre los peligros de la energía nuclear  en una película que algunos consideran reveladora y fascinante y que se hizo un hueco en Sundance;  para  transmitir este mensaje recurre a material de archivo (Archival Footage y otros materiales proporcionados por la prensa, el cine y la TV),  desde que existen centrales que utilizan este tipo de energía. La primera central nuclear de Estados Unidos fue la de Sippingport , situada en el rio Ohio, en el Condado de Beaver, Pensilvania, a 40 kilómetros  de Pittsburgh, que empezó a funcionar el  2 de diciembre de 1957.


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Comentario:

La fuerza del documental reside en dar la palabra a antiguos ecologistas arrepentidos, que hoy proclaman la bonanza de la energía, que ayer demonizaban, desde sus blogs y en documentales como éste que se presentó en el Festival de Sundance, un certamen de progresistas . Sin embargo la insistencia en la idea de la limpieza de la energía nuclear, tan poco querida y denostada por la población mundial, choca frontalmente con la forma en que se ha realizado esta película, con aires paternalistas y pretensiones de neutralidad, que se realiza de una forma sucia y oscura, al convertir en detractores del activismo anti-nuclear a ex-ecologistas arrepentidos, hijos de viejos liberales y defensores del medioambiente, que militaron en los movimientos hippies, anti-nucleares y pacifistas de la década de los 60 del siglo XX,  periodistas destacados o demócratas liberales reconvertidos. Todos ellos están dispuestos a abjurar de sus antiguos principios ante las cámaras y a acusar a sus antiguos compañeros de no hacer valoraciones globales, de pertenecer a una clase de hombres y mujeres que no han visto la luz como les ha ocurrido a estos propagandistas, asesorados por científicos que trabajan para  las compañías que, en sus orígenes,  defendían un lema que asociaba la energía atómica con la paz. "Quería que la película fuera contada a través de los ojos de personas que eran antinucleares y que cambiaron de opinión", dijo el creador. "Y quería que ellos explicaran por qué eran antinucleares", agregó, cuya voz suena siempre en off, como entrevistador de estos personajes. (www.eluniversal.com).

Pertrechados tras  un falso puritanismo, estos defensores de la energía nuclear insisten de forma reiterada y redundante en que la mala fama de la energía nuclear procede de su uso como arma mortífera contra Japón en Hirosima y Nagasaki. A este desprestigio se sumó la convicción de que esta energía nació con fines criminales, de que las frecuentes pruebas que se realizaron en cualquier parte del plantea (más de 2000) eran nocivas para la salud,  la labor didáctica que corrió a cargo de películas de todo tipo. incluidas series televisivas desafectas como 'Los Simpson' y el mal ejemplo que dieron las clases pudientes de Estados Unidos al construir  refugios anti-nucleares en los patios de sus casas. Actores y actrices de Hollywood, entre ellos Jane Fonda, colaboraron en campañas anti-nucleares multitudinarias. Los que hoy se manifiestan a favor de la energía nuclear no niegan el cambio climático y el calentamiento global, entre otras razones, porque es una evidencia, pero acusan a la energía que se basa en el petróleo, los combustibles fósiles y el gas natural del deterioro medioambiental. mientras evitan nombrar el uranio y los cementerios nucleares y descartan las renovables a causa de su intermitencia (no siempre hay sol o viento). Pero no podemos perder de vista que todas estas energías forman parte de un mix que controlan las mismas empresas, por lo que acusar al gas, el carbón, el sol o el viento es señalar con el dedo siempre a los mismos, que con sus campañas de propaganda sólo buscan aplicar en cada momento lo que más les conviene.

Robert Stone confiesa que lo que le empujó a cambiar de postura fue el cinismo, el fatalismo y el pensamiento apocalíptico de los ecologistas, que, a pesar de ser conscientes de que sus soluciones no iban a adoptarse nunca, condenaban a todos al fracaso y él no estaba dispuesto a esto. Mas, al menos desde una perspectiva decente y no proselitista, de captación de antiguos compañeros para sentirse mejor, hubiera sido más creíble poner al frente del documental a los defensores de la energía nuclear de toda la vida, empresarios y científicos convencidos, y no ecologistas 'arrepentidos', una estrategia que sugiere el juego sucio y muy oscuro que, en lugar de convencer, irrita al contrario. Los argumentos que utilizan, obviando que la energía de cualquier clase es un negocio en cualquier parte de la Tierra, hacen responsable de la pobreza de Africa a la ausencia de centrales nucleares, y a la que llaman de forma redundante energía limpia, lo que resulta ofensivo; ¿son los pobres habitantes del Nuevo Continente, con sus calle llenas de cables los que contaminan el mundo y provocan el calentamiento global?

Pero en los Estados Unidos hay grandes movimientos, organizaciones en pro de los derechos civiles importantes que gozan del apoyo de figuras del cine y la literatura (Leonardo DiCaprio, Matt Damon...), muy informados, en el que participan personajes de la categoría del Vice-Presidente Al Gore, que  cuentan  con científicos que mantienen posiciones contrarias a las que se exponen en el documental, que niega todo tipo de consecuencias en los accidentes  (incendio y explosión) de Chernobil y Fukushima. Los protagonistas de esta historia reaccionan afirmando que los demócratas adoptan una posición contraria a la proliferación de la energía nuclear sólo para enfrentarse al entusiasmo republicano, cosa que, de ser cierta, dice bastante poco de unos y otros.  El 'filántropo' (como le gusta llamarse a sí mismo), Bill Gates, venerado en Davos, y Francia se convierten en los adalides, las estrellas polares del progreso; si bien es cierto que el país galo tiene más centrales nucleares que cualquier otro país europeo, también es verdad que hay un compromiso con la sociedad francesa de  no volver a construir ninguna nueva, cuando las que están activas se vayan cerrando.

Así pues, este documental, como demuestra el escaso eco que ha tenido,  es a todas luces innecesario, ya que los movimientos ecologistas, a pesar de  su beligerancia, no tiene ningún poder para impedir la construcción de centrales nucleares, como ponen de manifiesto los activistas al principio del film, que acusan a Obama de no haber cerrado todas las centrales desde que llegó al poder.  A diferencia de estos movimientos los ecologistas arrepentidos denuncian tanto a los detractores del calentamiento global, como a los de la energía nuclear por servirse de propaganda política, más que de informes serios; se atreven a afirmar que el público no tiene derecho a decidir, el mismo público que aumenta sus cuentas de resultados. Y si sus razonamientos son ciertos, la cuestión de los residuos no les preocupa demasiado porque los cementerios los sitúan muy lejos de sus domicilios, a pesar de su 'inocuidad'.

"Podemos tener un mundo maravilloso, concluye la voz en off de Robert Stone, con una disposición ilimitada de energía nuclear limpia, y eso es emocionante". El agua contaminada se recicla (dice uno de estos personajes riéndose abiertamente de los espectadores) en centrales de menor importancia  y esto es emocionante, el principio de algo muy bonito, mientras en la pantalla se amontonan un grupo de niños negros africanos, rodeados de miseria; Un globo terráqueo con todo el mundo iluminado durante la noche, como afectado por un horror vacui de bombillas, cierra este relato de la felicidad que nos espera. "Tengo la sensación de que esto es el principio de un movimiento". Sólo tiene un fallo: ¿Por qué no llevar también la iluminación a las altas montañas, las únicas zonas oscuras del planeta cuando ha desaparecido el sol, para poder disfrutar de una vista fantástica del Everest, el Montblanch o el Aneto por las noches? En esta ocasión Rotten Tomatoes coincide en valoración con su público: 64 % de aceptación de la crítica frente a l 69 % del público.


Se puede ver el documental completo, en inglés en Youtube.


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