Kosmos. Reha Erdem





Ficha técnica:

Título original: Kosmos.
País: Bulgaria/Turquía.
Año: 2010.
Duración: 122 minutos.

Dirección: Reha Erdem.
Guión: Reha Erdem.
Casting: Özlem Singur Yener
Dirección de Fotografía: Florent Herry.
Música:
Montaje: Rhea Erdem.
Sonido: Utku Insel, Herve Guyader.

Vestuario: Mehtap Tunay
Peluquería: Ahmet Cici

Productor: Ömer Atay
Compañías. Productoras: Atlantik Film, Bulgarian National Film Center, Imaj, Kaboal Pictures, Hundez Isik ;  Distribuidoras: Versus Films.


Intérpretes:

Sermet Yesil: Kosmos,
Türkü Turan: Neptün
Hakan Altuntas: Neptun'un Babasi
Korel Kubilay: Yübasinin baldizi,
Serkan Keskin : Kahveci,
Hakan Altuntas: Yahya,
Akin Anli : Ilhan,
Sencer Sagdiç : Tahir,
Korel Kubilay : Baldiz,
Cüneyt Yalaz: Yüzbasi,
Suat Oktay Senocak ,
...


Sinopsis:


Kosmos es una persona poco común. Nunca aparece para comer ni dormir. Se alimenta únicamente de azúcar granulado o bulto que consume a manos llenas. Una de sus habilidades que más llama la atención es su capacidad de escalar árboles más altos, con una agilidad poco común. También es sincero al declarar su deseo de asustar a la gente del pueblo. Anda en busca de amor y conoce a Neptun, la hermana adolescente de un joven que rescata cuando se estaba ahogando; ambos se comportan de forma rara e imitan el chillido de los pájaros en los árboles y en los techos. 

Tras la llegada de Kosmos al pueblo se produce una oleada de robos en los pequeños comercios de la ciudad que se alternan con una serie de milagros, que fomentan la creencia de que Kosmos tiene el don de curar a la gente, por lo que todos los afligidos y enfermos de la tropa van detrás de él. Mas una serie de acontecimientos desagradables le alienarán el favor de la gente, por lo que deberá emprender el vuelo desde la ciudad fronteriza, sin tiempo, y marcharse llorando cuando llegó.



Críticas:


Según Vladan Petkovic "el aspecto técnico más interesante de la película es el diseño de sonido, gracias al que Erdem ganó el Premio Especial del Jurado en Antalya, junto con la Mejor Fotografía, Mejor Director y Mejor Película. La historia tiene lugar hoy, como lo demuestran los anuncios modernos Visa y Master Card en las puertas de las tiendas, pero en la distancia se oyen sonidos de cañones, misiles y ametralladoras de audición, que permiten entender que la ciudad está bajo algún tipo de sitio, con el ejército controlando la situación. Sin embargo, dado que actualmente no existe la guerra a lo largo de las fronteras de Turquía, y no ha  la ha  habido hace mucho tiempo, llegamos a creer que la historia se desarrolla en un lugar metafísico más allá del espacio y el tiempo. El ajuste parece concebido para proporcionar a alguien como Kosmos un lugar donde existir, con elementos de Jesús, Robin Hood y Yoda;  una de las figuras más singulares, originales e interesantes que aparezcan en la pantalla en un largo tiempo. (www.cineuropa.org).

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Comentario:

Un fantasma recorre el mundo: el fantasma del escepticismo combinado con el cinismo y el nihilismo.


El film comienza con un axioma enunciado por Kosmos, triste pero veraz: "Todo nos ocurre por igual a todos. Lo mismo a los justos que a los malvados, al que se sacrifica, que al que no. Al bueno y al pecador,  al que presta juramento y al que lo teme. El mal está en todo lo que ocurre bajo el sol: lo mismo nos pasa a todos. Los corazones de los hijos de los hombres están llenos de maldad. La locura está en sus corazones mientras viven y luego va a los muertos..."

Pero lo peor de  todo es la vulgaridad, la que mata todo razonamiento antes de nacer y disfruta de los planteamientos soeces pero simples. Kosmos es todo, menos un hombre vulgar, una rara avis que se comunica con Neptuno,  la hermana de un niño al que salva de perecer ahogado, mediante el lenguaje de los pájaros, que sólo ellos comprenden. Todo lo que gira en torno a esta historia, -imagen, prototipos, ideales...-, contradice visualmente la imagen que tenemos de los turcos; su protagonista se acerca como icono al del holandés Borgman, con pelo largo, desgreñado y zamarra. Mediante la profundidad de campo, curiosamente conseguida, nos muestra un ejército muy alejado de su pueblo, en guerra permanente (más simbólica que real) por las herencias, contra las discapacidades y la diferencia basada en las diversas etnias, la religión...; planos largos, grandes angulares, aceleración y ralentización de la imagen dentro del mismo plano,  magníficas panorámicas...nos acercan a un pueblo que hace años pretende entrar a formar parte de la Unión Europea y que, en la distancia corta se asemeja bastante a quienes lo rechazan; discretos elementos dotan a la diégesis de un carácter sobrenatural, mientras algunos detalles como la música o la presencia del protagonista en una mezquita, nos recuerdan que hemos cruzado la línea que separa la linea divisoria entre la cultura cristiana y la musulmana.

Aunque el mundo occidental se proclama seguidor de Cristo, el film de Reha Erdem es una buena muestra de lo que le esperaría a un personaje como Jesús si reapareciera en este mundo que ya no cree en nada, algo que se encarga de poner de manifiesto el realizador mediante la edición que combina sin solución de continuidad las imágenes de animales nobles como los caballos, reproducidos en bronce, elevados en pedestales llevando en sus grupas a hombres célebres, como la escultura ecuestre que preside la plaza de la ciudad, con otras en las que los irracionales, que se arrastran a ras de tierra, como los llamaba Shakespeare son abatidos y conducidos al sacrificio; una vez muertos, son descuartizados. La imagen de un coche que transporta en su baca un humilde féretro de madera, ocupado por unos individuos, que se enfrentan hasta la muerte por una herencia, constituye un elemento de cohesión del relato que atraviesa toda  la narración con el objetivo de recordar al espectador la naturaleza del hombre.

Dios no ama a los perezosos, le dice la gente corriente que no entiende su filosofía. Pero Kosmos no entiende que la vida haya que dedicarla a un esfuerzo continuado para prosperar, como fiel seguidor de Cristo:  "Mi corazón dio un vuelco cuando vi todo el trabajo ¿De qué le sirve al hombre tanto esfuerzo en su corazón? No pude encontrar la respuesta, porque todos sus días son tristes y el trabajo doloroso". El protagonista de 'Yo serví al rey de Inglaterra' de Jiri Menzel (2006) mantiene esa misma creencia que hace explícita desde una perspectiva irónica: "La idea de que el trabajo ennoblece la debió haber formulado por primera vez un hombre que no había trabajado nunca "; Kosmos se conforma con un lugar para guarecerse y una mujer a quien amar, una mujer como Neptuno que habla su mismo lenguaje.

Dos son mejor que uno, le dice Kosmos al padre de Neptuno,  mientras al fondo del plano unos hombres descuartizan a unos animales, "porque si caen, -continúa- uno levanta al otro; cuando mi alma no me escucha, salgo y digo a mi esqueleto: No te precipites con tus palabras y no dejes que tu corazón se precipite. Dios que está en los cielos y tú en la Tierra..." Claramente, nuestro personaje es el sosias de Jesús, animado por el mismo espíritu de compasión que Yoda, vagando constantemente en un  exilio permanente, y de Robin Hood cada vez que roba a los ricos para suplir las necesidades de los pobres, acrecentadas por los recortes de la que llaman crisis, pero es en realidad una estafa inhumana, que suministra medicamentos a los poseedores de una Visa o una Master Cad,  en un contexto en el que al extranjero se le considera una amenaza para el sistema y la permanencia de los valores patrios, salvaguardados por el ejército. La edición agresiva que combina el sonido de las armas, el lenguaje de los pájaros de Kosmos y Neptuno y las imágenes de animales muertos y descuartizados, nos hace plantearnos nuestra rutinaria e irreflexiva vida.

Pero la mirada de las cámaras de Erdem no son más complaciente con un pueblo adocenado, dividido entre ricos y pobres, jóvenes y viejos, sanos y enfermos, nacionales y extranjeros, fácilmente manipulable por las proclamas de unos ejércitos que se caracterizan por su alejamiento de los pueblos y que empiezan a confiar en un extranjero sabio, al que atribuyen poderes sobrenaturales que no son tales, sino un conocimiento que remedia los males de la ignorancia y la vulgaridad, no siempre culpable.  Pero Kosmos y Neptuno no sólo se comunican como las aves y se pintan inocentes patas en sus humanas extremidades, sino que son tan libres como los pájaros, cuyas alas les permiten evitar la suerte de los animales que sólo pueden caminar a ras de suelo que los dirigen dóciles al matadero, una realidad que convertirá al forastero en un personaje incómodo.

Un film que concluye con una tristísima reflexión: la sabiduría no siempre es buena ni tiene buenas consecuencias. La gente espera milagros que no le obligan a nada, excepto a un eterno agradecimiento y el sabio  se ve obligado a una continua trashumancia , a un vagar de exilio en exilio cargado con la incomprensión. Erdem no es tolerante con la ignorancia y la violencia que genera y se pone del lado del ser humano que usa como arma la reflexión y el discurso, dotado de un aura fantástica . Un personaje al que vemos alejarse llorando como llegó a la localidad, perdiéndose en la lejanía, mientras un planeta, que puede ser identificado con la Luna, se aleja en paralelo a él hasta que, de pronto, acelera su marcha como una estrella fugaz, de difícil simbología.



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