Mandarinas. Zaza Urushazde.




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Ficha técnica:

Título original: Mandariinid.
País: Estonia.
Año: 2013.
Duración: 87 minutos.

Dirección: Zaza Urushazde.
Guión:  Zaza Urushazde.
Dirección de Fotografía: Rein Kotov.
Música: Niazd Diasamidze.

Compañías: Allfilm/Giorgia Film.

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Intérpretes:


Lembit Ulfsak  : Ivo,
Elmo Nüganen : Margus,
Giorgi Nakashidze : Ahmed,
Misha Meskhi : Niko,
Raivo Trass : Juhan.

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Sinopsis:

Zaza Urushadze se pone detrás de las cámaras para dirigir este drama de guerra, y una de las posibles ganadores del Globo de Oro a mejor película extranjera de 2015. 'Tangerines' nos traslada 24 años atrás, a la Guerra en Georgia de 1990. Ivo es un hombre de Estonia que se dedica a cosechar cultivos de mandarinas. Este señor vive tranquilo, hasta que por la guerra llama a su puerta en forma de un herido que es abandonado en su casa, con este panorama tan desolador, Ivo se ve obligado a cuidar del herido.

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Premios:

2014: Premios Oscar: Nominada a Mejor película de habla no inglesa
2014: Globos de Oro: Nominada a Mejor película de habla no inglesa
2014: Satellite Awards: Mejor película de habla no inglesa

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Críticas: 

Una película sobre la guerra, realizada de tal forma que ha concitado el interés de diferentes sensibilidades y formas de hacer, como a O.Scott del New York Times (Reseña: 'Tangerines' Is a Tale of War and honor), para el que es una película modesta pero clara en sus intenciones; pequeña pero conmovedora y accesible para Dennys Harvey (Reseña del film: 'Tangerines'. Variety), adjetivos en los que inciden la mayor parte de los críticos.

La historia europea del siglo XX  ha consistido en una forcejeo constante entre las fuerzas centrífugas y las centrípetas, entre el afán por crear una unidad de intereses económicos, sociales y culturales amplia y la resistencia de los nacionalismos a perder su particularidad histórica y cultura; estos conflictos están  la base del pangermanismo de Hitler   y la resistencia de los países que invadió para unir a los territorios que él consideraba alemanes (un conflicto que constituye el background de una película tan blanda como 'Sonrisas y lágrimas', pero que recoge la sensibilidad austriaca totalmente opuesta a integrarse en Alemania), el expansionismo soviético y la revuelta de las repúblicas socialistas soviéticas, resistencias que se han seguido dando tras el intento de fortalecer la Unión Europea con una moneda única, el euro, y una constitución y un presidente de todos, discutidos por todos. A la par que se reclaman referendums en distintos países europeos por los derechos de los pueblos a decidir su independencia, se está poniendo de moda comparar cualquier fricción con algo que nada tiene que ver con la tradición europea como los duelos que mantenían forajidos y defensores de la ley en la colonización del oeste americano, una forma, como otra cualquiera de escapar de la realidad que nos circunda.

Javier Ocaña  valora en la película de Zaza Urushazde el que haya puesto su foco en el  conflicto que asoló Georgia " surgido a principios de los años noventa en las regiones secesionistas de Osetia del Sur y Abjasia, y que acabó afectando también a los estonios residentes en la zona, ( ... ) una oda al humanismo, al entendimiento, al sentido común y a la razón por encima de los ideales y, por supuesto, de la violencia, con más virtudes en el apartado de las pretensiones morales y de paz que en el puramente cinematográfico, a pesar de haber competido al Oscar a la mejor película de habla no ingllesa.  Con la casa de un agricultor estonio como metonimia de toda una región, como microcosmos que en realidad revela un macrocosmos difícil de resolver, la película es una pequeña obra de cámara con apenas un escenario, un hogar y sus aledaños más cercanos, en el que un estonio y dos soldados heridos de bandos enemigos, un georgiano y un checheno, van a experimentar la llamada del compañerismo más allá de la cerrazón mientras la violencia les rodea ": “Nadie mata a nadie bajo mi techo a no ser que yo lo diga”. (El avispero exsoviético. Diario 'El País' 1 de mayo de 2015).

A Oti Rodríguez Marchante también le ha gustado el film que mantiene una postura que es compatible con la ideología que defiende su periódico: "Es una película abierta e inteligentemente pacifista, que propone un perfecto nudo argumental, una sinfonía de conciliación, con apenas un cuarteto de cuerda. La situación es clara, un anciano estonio alberga en su casa, en plena guerra civil, a dos contendientes heridos y enfrentados, un georgiano y un checheno, que acuerdan una tenue tregua hasta que se recuperen de las heridas y puedan salir de ese terreno neutral que es la casa del anciano; ya tendrán tiempo luego de matarse." (Crítica de "Mandarinas": Cómo quitarle el mango al hacha de guerra. Diario 'ABC' 4 de mayo de 2015).

Jordi Batlle Caminal muestra un optimismo un poco más moderado, por razones que también son obvias y que se expresan en el propio título del artículo:"  Hay quizás un exceso de demostración en su discurso humanista, muy pronunciado en su tramo final, pero salvando este leve escollo Mandarinas es una gran película, modesta y acogedora, noble y civilizada. Mandarinas nos trae el recuerdo de Tierra de todos (1961), la estupenda película de Antonio Isasi Isasmedi con guión de Jordi Feliu y Josep Maria Font-Espina que, en plena dictadura, se atrevió a formular una historia de amistad entre un soldado republicano y uno franquista..." (Mandarinas: Amigos a la fuerza. Diario 'La Vanguardia').

Un film triste  y muy adecuado para quien desee hacerse preguntas a las que quiere dar respuesta el  guionista y director georgiano.


 

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