St.Vincent. Theodore Melfi




Ficha técnica, sinopsis, críicas (Pinchad aquí).

Comentario:


Ciertos críticos que desprecian el contexto en el que se ubican las historias llegan a despistes tan grandes como asociar 'Así nos va' ,que es una agradable comedia de Rob Reiner, con la opera prima de Theodore Melfi, basándose en el hecho de que en ambas un viejo gruñón se humaniza y se redime gracias a la cercanía de un infante puro de corazón. Pero este plantamiento también coincide con el de 'Gran  Torino' de Clint Eastwood, una referencia que se ha evitado por el pretigio de su director, a pesar de haber muchas más coincidencias entre el protagonista de Eastwood y Melfi que entre éstos y el de Reiner.

Los personajes  de St. Vincent son un grupo muy heterogéneo de seres que rozan la marginación, cercanos a la white trash americana,  a los que la vida ha endurecido la piel y tienen apariencia de macarras, misántropos y hedonistas y a los que representa Vim (Bill Murray), un veterano de la guerra de Vietnam, que peleó en el Valle de la Drang, que convive con gente trabajadora, que ha acabado en zonas degradadas al reducirse su sueldos y sus condiciones laborales como consecuencia de las nuevas condiciones laborales que impone la crisis,  y  emigrantes extranjeras que se dedican a la prostitución, como Daka Parimova (Naomi Watts). Nada que ver con el mundo exquisito en el que brillan, Diane Keaton y Michael Douglas. Tanto Kowalski como Vim enferman gravemente, el primero de cáncer el segundo de un ictus producido por una enfermedad cardiovascular, lo que no lo aparta del tabaco ni el alcohol.

Pero en ambos casos la máscara de dureza e indiferencia detrás de la que se refugian estos personajes se esconden hombres y mujeres sensibles, buenos amantes de sus seres queridos: Vim cuida de una esposa con Alzheimer, invierte en ella todos sus recursos, obtenidos de la forma más variopinta e incluso discutible, como apostar en las carreras o someter su vivienda a una hipoteca-inversa, un sistema para expropiar a los más débiles en los primeros momentos de dificultad, y,al mismo tiempo, respeta a la prostituta embarazada con la que comparte un día a la semana. Oliver, un vecino, al que cuida cada vez que  su madre tiene trabajo, sabe ver la bondad que oculta la horrible careta y en su fuero interno lo considera su santo laico muy particular y malhablado. Un emigrante de origen irlandés al que definen el valor, el sacrificio, la compasión y la humanidad, que le enseñó a pelear, a defender su postura y ser valiente y a hablar más alto y sin miedo, a aceptar riesgos y a echar un órdago.

El niño-Oliver en el concurso de su colegio religioso, católico, que reúne a niños de todas las creencias, postula a Vincent McKenan como San Vicente de Sheepshead Bay, algo que resulta cursí en un mundo cínico que ha perdido toda la inocencia. Un film que retrata una sociedad y recoge una sensibilidad multirracial, presente en un grupo de personas que vive en la precariedad pero que encuentra la forma de hacerlo en armonía. Theodore Melfi, apoyado en actores de la talla de Bill Murray, que sigue disfrutando del aplauso de un público joven por su capacidad de mostrar al niño travieso que sigue llevando dentro, gamberro  e irrespetuoso con las normas, y Naomi Watts, fantástica dentro de su papel de 'dama de la noche' tosca y bizarra, han conseguido el aplauso de público y crítica, gracias a un trabajo que hace que no pesen los 104 minutos de duración. La música country nos recuerda permanentemente que estamos en Norteamérica.





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