Insidious 3. Comentario




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Comentario.

Lo primero que queremos dejar bien sentado es que esta franquicia lleva la impronta de su autor, que no es solo quien figura como director, el guionista Leigh Whannell, creador de los personajes, sino junto a él el productor ejecutivo que se puso al frente de la primera película de la franquicia, James Wan, que pone su firma en la entrega con un cameo en el que aparece como el seleccionador de los aspirantes a ingresar en una escuela de arte dramático de New York. Esta entrega que se separa definitivamente de los dos capítulos anteriores ha sido calificada por algunos como precuela, aunque el personaje de Elise Rainier, interpretado por Lin Shaye, que muere en una de las entregas anteriores, es en esta una mujer mayor, cuyo marido ya ha fallecido y ella espera el momento de reunirse con él. Tampoco es una secuela, porque los personajes afectados ya no son una familia, los Lambert, sino una joven, cuya madre acaba de morir y ella quiere comunicarse con su progenitora ya difunta. La consecuencia es que un fantasma se le adhiere e intenta arrastrarla con él al más allá. Wan y Whannell han desarrollado el personaje de Elise que va a protagonizar, junto con Espec, interpretado por el propio Whannell,  y Tucker un spin-off televisivo, del que esta película se podría considerar el prólogo. Lo que queda de la familia, un padre y dos hijos, ya no viven en una casa exenta, sino en un edificio singular de pisos, tomado generalmente en contrapicado.

Tanto Wan como Whannell dominan el género de terror, en el que  tienen un buen curriculum, una gran experiencia ejercitada en Paranormal Activity y  Saw, y en esta ocasión han decidido dar un giro importante en su historia y orientarla hacia un público adolescente y joven, del que se encuentran muy cerca por su edad (38 años Wan y Whannell), y conocen a la perfección sus hobbys, sus tics y sus fantasías. A Quinn Brenner le encanta escribir en su diario, lleva un blog sobre sus costumbres y fotografía cualquier plato, ya sea el desayuno, la comida o la cena, que se ha preparado para incorporarla en su página; Spec y Tucker no son unos psícólogos paranormales al uso, sino un par de chiflados que se arrugan a la más mínima alteración de la normalidad, pero que se jactan de enfrentarse a los fantasmas y cazarlos en su sitio web. Estos dos personajes, que ponen la nota de humor, son la réplica 'adulta' y peterpanesca de los adolescentes y provocan en ellos abiertas carcajadas.

No cabe la menor duda de que han alcanzado sus objetivos y han contactado con un público adolescente entregado que ríe, grita, se desmelena y se lo pasa super-bien durante toda la película; es una gozada comprobar cómo se empiezan a tapar la cara a agruparse unos contra otros, cuando las cámaras, el sonido o la música, les indica que algo está a punto de suceder, e importa poco que sea una chica que se arrastra por el suelo sin rostro, unas huellas extrañas, la cabeza de un cadáver o una simple sombra. Insidious 3 se aleja de este modo  definitivamente de sus predecesoras. Los cameos de películas de terror de culto, como 'El resplandor' de Stanley Kubrick, con aquellos pasillos del hotel cubiertos por una alfombra de estampado geométrico y colores chillones, y la existencia de un apartamento maldito, son frecuentes.

Pero esta nueva entrega supone un serio revés para el público adulto que espera algo más que una serie de sustos, tan manidos que apenas le alteran un tanto, salvo en una o dos ocasiones, especialmente por lo inesperado de la resolución del conflicto que se plantea. Un subtexto muy flojo, sin ninguna simbología o alguna que otra metáfora interesante que sitúe al espectador en un ámbito más estimulante que la simple posibilidad de conectarse con los muertos a través de una medium, un millón de veces objeto de películas del género de la más diversa valía puede llegar a aburrir a quien acude arrastrado por  mejores expectativas. Wan y Whannell dominan el género como pocos, conocen la prosa y la poesía del terror mejor que nadie hasta este momento, sólo les falta llenar de contenido sus películas, lo que no  es incompatible con divertir a la chiquillería.



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