La madre del novio. Robert Luketic.
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Ficha técnica:
Título original: Monster in law.
País: Estados Unidos.
Año: 2005.
Duración: 95 minutos.
Dirección: Robert Luketic.
Guión:Richard LaGravenesse y Anya Kochoff.
Casting: Ronna Kress
Dirección de Fotografía: Russell Carpenter.
Música: David Newman.
Edición: Scott Hill, Kevin Tent.
Dirección artísticaJames F. Truesdale.
Decorador del set: Susan Mina.
Diseño de Vestuario: Kym Barrett.
Peluquería: Jerry Baker.
Maquillaje: Margot Boccia.
Producción: JC Spink, Chris Bender, Paula Weinstein.
Diseño de producción: Missy Stewart.
Compañías. Productoras: New Line Cinema.
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Intérpretes:
Jennifer Lopez : Charlotte 'Charlie' Cantilini,
Jane Fonda: Viola Fields
Michael Vartan: Dr. Kevin Fields,
Wanda Syk: Ruby ,
Adam Scott: Remy,
Monet Mazur: Fiona,
Annie Parisse: Morgan,
Máas títulos en Imdb.
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Sinopsis:
Tras años buscando al chico perfecto, Charlotte "Charlie" Cantilini (Lopez) cree que por fin ha encontrado al hombre de sus sueños, Kevin Fields (Vartan), sólo para descubrir que su madre, Viola (Fonda), es una auténtica pesadilla. Acaban de despedir a Viola de su trabajo como presentadora en la televisión y teme perder a su hijo además de su carrera. Así, Viola decide convertirse en la peor suegra del mundo con el fin de deshacerse de la prometida de Kevin. Mientras su ayudante Ruby (Sykes) colabora con ella en sus conspiraciones enloquecidas, Charlie decide pararles los pies y se enfrentarán en una batalla feroz para demostrar quién es la más fuerte.
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Comentario:
Más que una feel good movie europeizante, con clase y glamour, 'La madre del novio' es la típica comedia de exhibición del lujo californiano hortera y pretencioso, que contrasta seriamente con la película que sigue la tradición de los padres del novio, los padres de la novia, la madre del novio, la madre de la novia..., con un estilo Apatow, P.J.Hogan o Paul Feig (la boda de mi mejor amigo, la boda de mi mejor amiga) y que dista años luz del film que comentábamos hace dos dias 'Una casa en el fin del mundo', en la que Michael Ayer, partiendo de un texto de Michael Cunningham, nos demuestra que vivir es mucho más sencillo de lo que puede parecer a simple vista y afirmaba que generalmente el hombre acababa derrotado por las convenciones, imponiéndose el deber ser al ser, la regla a la espontaneidad, cuya víctima es la relación entre tres personas que se quieren.
Robert Luketic no da ninguna oportunidad a reflexiones de este tipo, sino que nos ofrece, desde el principio dos arquetipos enfrentados: la treintañera inmadura que no ha logrado un puesto satisfactorio en el mundo, ni se encuentra a gusto consigo misma y frente a ella la bruja de su suegra, una mujer que se mantiene joven, es elegante, tiene una carrera profesional importante, pero acaban de despedirla de un programa de la TV y decide dedicar su vida a cuidar de un hijo que se va a casar. Todos los tópicos imaginables están presentes, y cuando se fuma la pipa de la paz se llega a una reglamentación de los sentimientos que más parece una 'ley mordaza': la madre puede llamar a su hijo por teléfono, como mucho, una vez al día, verlo una vez a la semana, y, eso sí, puede estar presente en las fiestas navideñas, el día de acción de gracias y todas las fiestas oficiales. En la última secuencia la madre inicia la retirada del campo de batalla discreta y en silencio, pero el hijo va hacia ella, la coge del brazo y le pregunta si pensaba acaso que no se iba a despedir de ella. Fastuoso.
Antes de llegar a esta reglamentación de las relaciones afectivas las dos mujeres se han pegado, insultado, humillado, vigilado, espiado, etc. Ninguna de las dos se queda corta, pero como afirman algunos críticos si la película deja algo es un poso de tristeza, de incapacidad del ser humano de relacionarse con normalidad y de luchas por el poder a cualquier precio. Nada que ver con la película de Ayer, en la que se partía de un verdadero cariño entre las personas, que, era, al fin y al cabo donde se ubicaba el hogar. Aquí no hay familia, no hay hogar, sino un combate que deja cicatrices irreversibles. Si Luketic quería hacer una comedia ha conseguido hacer la más triste de la historia, un título que recuerda que todavía hay sectores que no han evolucionado, y a las que ni siquiera el lujo y el glamour hace felices.
Más que una feel good movie europeizante, con clase y glamour, 'La madre del novio' es la típica comedia de exhibición del lujo californiano hortera y pretencioso, que contrasta seriamente con la película que sigue la tradición de los padres del novio, los padres de la novia, la madre del novio, la madre de la novia..., con un estilo Apatow, P.J.Hogan o Paul Feig (la boda de mi mejor amigo, la boda de mi mejor amiga) y que dista años luz del film que comentábamos hace dos dias 'Una casa en el fin del mundo', en la que Michael Ayer, partiendo de un texto de Michael Cunningham, nos demuestra que vivir es mucho más sencillo de lo que puede parecer a simple vista y afirmaba que generalmente el hombre acababa derrotado por las convenciones, imponiéndose el deber ser al ser, la regla a la espontaneidad, cuya víctima es la relación entre tres personas que se quieren.
Robert Luketic no da ninguna oportunidad a reflexiones de este tipo, sino que nos ofrece, desde el principio dos arquetipos enfrentados: la treintañera inmadura que no ha logrado un puesto satisfactorio en el mundo, ni se encuentra a gusto consigo misma y frente a ella la bruja de su suegra, una mujer que se mantiene joven, es elegante, tiene una carrera profesional importante, pero acaban de despedirla de un programa de la TV y decide dedicar su vida a cuidar de un hijo que se va a casar. Todos los tópicos imaginables están presentes, y cuando se fuma la pipa de la paz se llega a una reglamentación de los sentimientos que más parece una 'ley mordaza': la madre puede llamar a su hijo por teléfono, como mucho, una vez al día, verlo una vez a la semana, y, eso sí, puede estar presente en las fiestas navideñas, el día de acción de gracias y todas las fiestas oficiales. En la última secuencia la madre inicia la retirada del campo de batalla discreta y en silencio, pero el hijo va hacia ella, la coge del brazo y le pregunta si pensaba acaso que no se iba a despedir de ella. Fastuoso.
Antes de llegar a esta reglamentación de las relaciones afectivas las dos mujeres se han pegado, insultado, humillado, vigilado, espiado, etc. Ninguna de las dos se queda corta, pero como afirman algunos críticos si la película deja algo es un poso de tristeza, de incapacidad del ser humano de relacionarse con normalidad y de luchas por el poder a cualquier precio. Nada que ver con la película de Ayer, en la que se partía de un verdadero cariño entre las personas, que, era, al fin y al cabo donde se ubicaba el hogar. Aquí no hay familia, no hay hogar, sino un combate que deja cicatrices irreversibles. Si Luketic quería hacer una comedia ha conseguido hacer la más triste de la historia, un título que recuerda que todavía hay sectores que no han evolucionado, y a las que ni siquiera el lujo y el glamour hace felices.
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