5Brujas. Warren P.Sonoda.





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Una panorámica ochentera del exterior de un colegio, cuya orientación religiosa e ideológica a nadie se le escapa gracias a la enorme cruz que cuelga de la pared más próxima al espectadora, al lado izquierdo de la pantalla y la posterior entrada de la cámara en un aula en la que una jovencita, uniformada con la clásica minifalda de cuadros escoceses y los calcetines hasta la rodilla, enseñando la mayor parte de sus muslos, confiere a esta adolescente de larga melena rubia un toque de sensualidad muy aprovechado por producciones audiovisuales de todo tipo y condición, promete que, al menos, vamos a asistir a la proyección de un film satánico de  cierta envergadura, en el que el sexo, la religión, lo lúbrico y lo sagrado, van a dar como resultado un cóctel explosivo. Pronto se verá que las pocas ideas que tiene el canadiense Warren P.Snoda se han concentrado en estos escasos minutos que preceden a los créditos iniciales y  que nos informan de quienes han osado invertir su dinero y su esfuerzo en este subproducto, ignorando la razón de por qué lo han hecho.

Warren P.Sonoda


Warren P.Somoda es un realizador del que se conoce muy poco, excepto que tiene la nacionalidad canadiense y su familia es de origen asiático. Que ha sido conocido por unas pocas películas, - 'Jamón y queso', (2004),  5 Brujas' (2006) y 'Sin Igual' (2010)-. Sorprende leer que su estilo se caracteriza por 'una edición marcada por cortes entrecortados (¿?), un don para el timing cómico y el uso de una amplia gama de cobertura'. O no entiende nada el que dice ésto o el que lo traduce, algo que también ha ocurrido con el propio título, que en inglés señala a '5 chicas', pero en España a alguien le debieron parecer cinco brujas, sencillamente porque se defienden en una situación extrema, con los poderes que estas 'vírgenes' al parecer tienen (sanadoras, vulcanas, capacidad de atravesar objetos, que de hecho no les sirven para nada) .Desde que el film comienza su andadura da la impresión de que todo el presupuesto que tenía Sonoda se lo gastó en contratar a  Ron Perlman, con el objetivo de que interpretara a un profesor de lenguas muertas (¿? no dice cuáles, aunque sí que desconoce el arameo que dominan algunas de sus alumnas), y de este modo atraer público a las salas de proyección, porque Warren P.Sonoda no sólo desconoce la religión católica, sino que no tiene ninguna capacidad para generar tensión en el público al desconocer también las mínimas características del subgénero satánico; cuando, por fin, se manifiesta el diablo, algo absolutamente innecesario, el 'bicho' con forma de esqueleto enrarecido, da más risa que otra cosa. La moda del cine independiente de echar las cámaras encima de los actores y de perseguirlos de cerca hasta el water, acaba 'merendándose' todo el contexto, que hubiera dado mucho juego a un maestro del terror que hubiera concebido un inmenso caserón, un antiguo aulario en el que desapareció una joven, ocupado por cinco 'alumnas', un profesor,  la directora, Miss Pearce (Ami Lalonde), y un personaje ambiguo, que puede ser un conserje, por ejemplo. La secuencia que cierra el film es verdaderamente sorprendente, aunque, si se piensa un poco, justo cuando el espectador ha perdido todo el interés, tiene sentido en una historia que carece de él.

Si ya desde el título, pasando por la torpeza en el uso del lenguaje audiovisual, la carencia de ideas o la incapacidad de generar sorpresa y como consecuencia tensión, es grave, el subtexto provoca un enfado profundo. Ya vale que los poderosos desamorticen y expropien a los más débiles en este mundo, algo que nadie ignora, lo comparta o no, pero que creen un más allá. eterno para mayor inri, y persigan a todos hasta allí, maniobrando y manipulando para que los desgraciados paguen las culpas de los que tienen influencia con dios y con el diablo, es ya demasiado. Cinco pelanduscas a cambio de una virtuosa que Satanás se ha llevado al infierno, pero no puede con ella de buena que es, es un intercambio razonable. Estas chicas manejan navajas, enseñan las bragas a la más mínima ocasión, se besan en la boca entre ellas y si se apura mucho les gusta tentar a los demonios con juegos adolescentes; en realidad son cinco chicas rebeldes que sus padres, no se sabe por qué recluyen en esta institución. Pero de ahí a que sean brujas hay una gran distancia. Y no sólo eso: hay gente más mala para el disfrute del ángel caído, y eso que son muy pocos, dentro de los gruesos muros de la caduca institución. Pocas veces el espectador podrá asistir a la proyección de una historia tan disparatada, pero si no puede evitar la tentación puede 'disfrutar de ella' en el videoclub de ONO. Ignoro si se incluyó en la cartelera de algún cine o si pasó directamente a la pequeña pantalla, pero es un buen ejemplo de que un grupo de chicas guapas, vestidas de forma provocativa, un buen actor como Ron Perlman y la combinación de sexo y religión no siempre dan el resultado que se espera.


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