La tumba de Ligeia



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Ficha técnica:

Título original: The Tomb of Ligeia.
País:Reino Unido.
Año: 1964.
Duración: 78 minutos.

Dirección: Roger Corman.
Guión: Robert Towne,  basado en un relato de Edgar Allan Poe.
Dirección de Fotografía: Arthur Grant.
Música, compuesta y dirigida por Kenneth V.Jones, interpretada por la Orquesta Filarmónica de Londres.
Edición: Alfred Cox.
Director artístico: Colin Southcott.
Efectos especiales: Ted Samuels.

Diseño de Vestuario:
Maquillaje: George Blackler.
Diseño de peluquería: Pearl Orton.
Encargada de Vestuario: Mary Gibson.

Productor: Roger Corman, Pat Green
Compañías.  Alta Vista Film Production/  American International Pictures (AIP).

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Intérpretes:

Vincent Price: Verden Fell,
Elizabeth Shepherd: Lady Ligeia/Lady Rowena.
John Westbrook.: Christopher Gough.
Derek Francis: Lord Trevanion.
Oliver Johnston: Kenrick.
RichardVernon: Médico.
Frank Thornton
Roland Adam
Denis Gilmore
Penelope Lee

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Sinopsis:

Verden Fell (Vincent Price)se ha despedido de su esposa Ligeia (Elizabeth Shepherd),la cual yace en una tumba en una abadía en ruinas. Pero la presencia de ésta parece continuar sobre su nueva pareja, Lady Rowena (Elizabeth Shepherd).

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Comentario:

La última película en la que colaboraron Roger Cornam y Vincent Price para poner en escena un relato de Edgar Allan Poe, un film de bajo presupuesto, de serie B, no gozó de una aceptación tan general como la que habían disfrutado otros trabajos anteriores en que ambos habían unido su gran capacidad para ocupar el lugar más destacado en el género. En la primera secuencia, previa a los títulos de crédito, Roger Corman reune todos los elementos del relato gótico de terror que daban carácter a los cuentos de Poe: Un pequeño cementerio encerrado en las ruinas de un antiguo y floreciente castillo que tenía incorporada una gran abadía de la que restaba una impresionante puerta abocinada. Unas construcciones que albergaban en el interior de sus muros a poderosos señores a juzgar por las amenazantes ruinas, hoy deslucidas por la decadencia moral y económica de sus dueños, que carecían de los medios necesarios para mantener en pie estos enclaves majestuosos cuyos muros habían perdido su revestimiento y aparecían desnudos mostrando las heridas del tiempo. Un testigo de otra época en la Inglaterra pre-victoriana,  perdido en medio de un inmenso y desolado páramo; cuatro hombres vestidos con levitas negras trasportan con respeto un féretro, sujetándolo por las asas colocadas a tal efecto, seguidos de cerca por el viudo, mientras las campanas suenan a muerto. Llegados al sepulcro y cuando van a proceder a la ceremonia del entierro que garantice el eterno descanso de Ligeia, llega, casi al mismo tiempo, un representante de la iglesia anglicana que intenta impedir que se de sepultura a la mujer en tierra sagrada con el argumento de que no era cristiana, un motivo de inquietud en ese contexto. Mas las tierras son de Verden y el funcionario no  puede impedir que se realice el ritual, algo que le recuerda el noble, al tiempo que le recita las palabras de la difunta: "El hombre no precisa arrodillarse ante los ángeles, ni yacer en la muerte eternamente, a no ser por la flaqueza de su débil voluntad."  ¿De qué nos habla en realidad Poe? Al parecer de una cualidad necesaria para mantener lo poco que quedaba de aquellos tiempos en los que los hombres hacían las cosas con un propósito, piedra a piedra, como el templo de Stonehenge  o las pirámides de Egipto.

La irrupción repentina de Lady Rowena en este 'santuario',  cayendo como un rayo destructor sobre las flores rojas de la muerte que cubren la tumba de Ligeia, a las que la joven, arrogante, altiva y caprichosa, resta toda la importancia, e incluso desprecia arrancando una de ellas que se coloca en el pecho y poco después tira al suelo con cierto descuido y desprecio, son elementos que ponen en guardia al espectador y lo alertan de un rápido descenso  de la joven poco avisada a los abismos de la psique humana donde reside la locura que representa el atormentado Verden. Con ella y su séquito Corman introduce al espectador en la cultura de la muerte, que reinaba en el antiguo Egipto, en el que sus faraones competían por hacer de su última morada el pasaporte a la vida eterna, y lo hace a través de una montería en la que un grupo de cazadores a caballo, vestidos de forma elegante para la ocasión y rodeados de perros adiestrados para acorralar a la fiera, persiguen y matan a un zorro muy peculiar, -vulpes pallida, procedente del alto Egipto y el desierto nubio que acompaña a Ashtophet, diosa de los matrimonio desafortunados que era propiedad de Ligeia -, una excusa que permite a Poe entrar en el juego de las contradicciones entre los hombres más oscuros y los más superficiales, el mundo consciente y el subconsciente y sus disfunciones que emergen por las grietas de los muros desde las profundidades  del alma de la vieja nobleza, que comparte su espacio con los recién llegados a su mundo de privilegios acompañados de una actitud displicente y apática, entre ellos Lord Trevinon y su hija Lady Rowena, una joven educada en  y para el ocio, que presume de espabilada y de coger todo al vuelo, repitiendo constantemente el latiguillo 'ya veo', aunque su visión y la de los suyos, ciegos de altivez y arrogancia, es más limitada de lo que creen, resultando absolutamente trasparentes para Verden, un hombre que se protege del exceso de luz que daña sus ojos.

El capricho de esta joven y su empeño en conquistar al maduro y oscuro personaje precipitará su descenso, libremente elegido, a las profundidades de esta alma humana atormentada, allí donde las arañas tejen sus telas con los restos del pasado glorioso del hombre en forma de atávicos recuerdos y profundas vivencias. El padre, Lord Trevanion,  entra en cualquier casa como 'un elefante en cacharrería', sin fijarse en las personas como hace con esos seres objetivados que son sus esclavos. La diferencia entre Lady Ligeia y Lady Rowena, la primera de cabello negro profundo, la segunda la típica mujer británica, es de tal naturaleza que la primera ganará la partida incluso después de muerta. Una mujer que había empapado con su ser todos los muros de la abadía y la psique de su amante, en una prolongación de ella misma hasta hacerlo enloquecer y que hundía sus raíces en lo más profundo de su mente. ¿Si no era cristiana, qué era? ¿Por qué la Iglesia no quería que fuera enterrada en tierra sagrada? ¿ Es acaso sólo una metáfora, el alter ego de la mujer elegida que necesita el hombre para su propia supervivencia? ¿Un fetiche que atrapa al hombre y lo enloquece?

Poe introduce por otro lado ese personaje de la nobleza inglesa que se subió al carro de la revolución industrial y abandonó la vida de parásito de sus congéneres, dedicándose al ejercicio de defensa de las leyes, lo cual era visto por Lady Rowena como una limitación, aunque en realidad era un elemento más que definía, desde otra perspectiva el contexto en el que Poe inscribe su historia, que sitúa en 1821, un dato que conocemos gracias a la  fecha de la muerte de Ligeia escrita en su estela funeraria,  una inscripción que misteriosamente desaparecerá, un hecho más que cruza el límite de lo real o que nos hace dudar de la existencia de esta mujer. Tras las incursiones napoleónicas por África del Norte y las posteriores correrías de los británicos que produjeron un verdadero expolio en el nuevo continente,objeto de exploración, el afán de coleccionar piezas antiguas impulsó el desarrollo de la arqueología una afición que practica Verden, que, contrario al latrocinio salvaje de que estaban siendo víctimas los pueblos africanos, especialmente a manos de los colonizadores británicos, reproduce de manera perfecta, en cera, las piezas que más lo impresionan, un habilidad que le será útil en el desarrollo de su propia historia  . Se ha contemplado a Poe como un romántico, narrador de amores imposibles, un escritor que refleja la decadencia de la nobleza, y especialmente como un precursor de Freud, en cuyas obras está ya presente el psicoanálisis, que en el film se practica en dos ocasiones. A lo largo de la película Lady Rowena luchará contra una quimera, una sombra que la perseguirá sin descanso, movida por ¿la voluntad, el capricho, la obsesión? pero no logrará entender "los límites que separan la vida de la muerte,  tenebrosos e imprecisos." "¿Quién podría decir donde acaba una y dónde empieza la otra? " se pregunta  Edgar Allan Poe.  Cuando por fin despierte en brazos de Christopher nadie podrá entender qué la arrastró a decidir casarse con un hombre como Verden el primer día que lo vio, arrastrada por un reto personal con su propio destino, más que por una amor romántico y apasionado.





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