Unos días para recordar.




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Ficha técnica:

Título original: Bon Rétablissement!
País: Francia.
Año: 2014.
Duración: 81 minutos.

Dirección: Jean Becker.
Guión: adaptación: Jean Becker: adaptación y diálogos: Jean-Loup Dabadie. Basado en la novela de Marie-Sabine Roger.
Casting: Silvya Chiflet-Allegre.
Director de Fotografía: Jean-Claude Larrieu.
Música: Nathaniel Méchaly.
Edición: Jacques Wita.

Diseño de Vestuario: Annie Périer.

Productores: Louis Becker y Jean Becker.
Diseño de producción: Thérèse Ripaud.
Compañías: ICE3

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Intérpretes:

Gérard Lanvin : Pierre,
Jean-Pierre Darroussin : Hervé,
Fred Testot : Maxime,
Swann Arlaud : Camille,
Daniel Guichard : Serge,
Anne-Sophie Lapix :Florence,
Claudia Tagbo : Myriam,
Philippe Rebbot : Thierry,
Isabelle Candelier : Claudine,
Louis-Do de Lencquesaing : el cirujano,
Mona Jabeur : Maëva,
Maurane : Françoise.


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Sinopsis:

Pierre es un hombre que no tiene mucha suerte en la vida. Después de sufrir un accidente, el hombre de sesenta años, solitario y tranquilo, se encontrará postrado en la cama con una pierna escayolada. Con un carácter bastante peculiar y con una multitud de sueños de silencio y de soledad, su mundo se reduce a lo que tiene en la cama. Durante su estancia en el hospital, Pierre verá como su día a día se encuentra entre pastillas, enfermeras y personal del hospital, además de la visita de su familia. Al final, Pierre encontrará en su internamiento, una nueva manera de nacer.

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Críticas:

Ciertos sectores de la crítica española, muy apegados al gran movimiento europeo que revolucionó las formas de hacer cinematográficas, en la década de los 60 del siglo XX, la Nouvelle Vague, se mantienen fieles a algunos de sus principios, tales como la simplicidad técnica, los bajos presupuestos, la mayor libertad narrativa, los rodajes con mayor presencia de escenarios naturales, los sonidos, luz y música emanados de la misma historia, la omnipresencia del autor en cualquier parte del proceso de realización. Cualquier espectador interesado por el cine puede encontrar en muchas críticas, no sólo europeas, estas orientaciones, si sabe leer entre líneas, sin embargo se echa mucho de menos otro de los principios de esta nueva ola, bautizada de esta manera por Truffaut: realizar sólo críticas constructivas, para lo que es imprescindible escribir sólo de las películas que nos gustan. Pero aquellos que escriben desde publicaciones con orientaciones estilísticas e ideológicas claras forman parte de la maquinaria del mercado y la obligación de pagar las facturas al final de cada mes, empuja a los críticos a escribir sobre cada estreno y antes del estreno, por lo que sus críticas no sólo adolecen de objetividad por la inmediatez con que son realizadas, sino que son en su mayoría destructivas . Esto no ocurre con la misma agresividad con este film de un francés, muy valorado, de forma menos agresiva que otros movimientos, como el de los cineastas que firmaron el manifiesto Dogma 95 (Lars Von Trier, Thomas Vinterberg o Susanne Bier, entre otros),porque se ajusta a las directrices de los críticos agrupados en torno a Bazin en Cahiers du Cinema. No obstante, me gustaría destacar, como hago siempre que tengo ocasión, que Truffaut asumió un papel secundario de cierta relevancia en 'Encuentros en la tercer fase' de Steven Spielberg en 1977.

Según Javier Ocaña "la obra del director francés Jean Becker siempre ha estado marcada por el humanismo, por la exaltación de las cualidades inherentes del ser humano, por la comprensión del mundo a través de una ética del comportamiento inspirada en la belleza del arte y de la naturaleza atemperando así el desconcertante y siempre agitado mundo que nos devora. La mayoría de sus películas son combates donde una persona a la deriva, normalmente elevada intelectual o profesionalmente, se enfrenta a un elemento exterior, en principio alejado de su estatus, que acaba aportándole calma, inspirándose en un cierto sentido común (...)Como si no se fiasen del todo del escenario único, Becker y sus coguionistas añaden unos cuantos flashbacks (...) Lo que, unido a la más bien idiota explicación final de las razones por las que un hombre puede acabar en el río como si acabara de salir de la cama, lleva a la película, a pesar del enorme carisma de Gérard Lanvin, hasta un territorio intermedio entre sus trabajos perdurables en la memoria y aquellos olvidables por sus azucaradas lecciones de vida." (Lecciones de vida. Diario 'El País).



"Como viene siendo costumbre, a Becker le interesa ese humanismo de estar por casa surgido de las relaciones entre los individuos, con impecable corrección formal y un tono naturalista, en el que sobresalen siempre los actores, como aquí el solvente Gérard Lanvin. El ambiente hospitalario, repleto de reconocibles lugares comunes, es simplemente el decorado por el que desfilan los escasos amigos y familiares del protagonista y los pintorescos desconocidos, con los que aprende a confraternizar." (Alberto Bermejo. Una convalecencia. Diario 'El Mundo', 30 de julio de 2015).

Fausto Fernández hace alusión en su crítica para Fotogramas a la fascinación que Truffaut sintió por aquel al que consideraba un maestro, Alfred Hitchcock, cuando afirma que : "esas cosas trata Unos días para recordar: de saber hallar lo mejor de las personas, de encender en ellas el espíritu de ayuda y de observarlos con humildad y una cierta nostalgia, de cuando las ciudades eran como los pueblos y a nadie se le negaba el saludo. Como si se tratara de un (irónico) guiño a la fgura de su progenitor y a la de Alfred Hitchcock, a quien este admiraba (y viceversa), Jean Becker inmoviliza y convierte a Gérard Lanvin en el James Stewart de una hospitalaria y amable ventana indiscreta." (Para esos que todavía desconfían del ser humano. Fotogramas). Título curiosamente infantil.



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