Taxi Teherán. Jafar Panahi.




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Ficha técnica:

Título original: Taxi.
País: Irán.
Año:  2014.
Duración: 82 minutos.

Dirección y guión y producción: Jafar Panahi.
Dirección de Fotografía: Jafar Panahi.
Montaje: Jafar Panahi.

Compañía: Jafar Panahi Film Productions.

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Intérpretes:

Jafar Panahi: el taxista.


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Sinopsis:

Un taxi recorre las calles de Teherán y va recogiendo pasajeros de diferentes medios y procedencias, con los que va entablando conversaciones, que expresan abiertamente sus opiniones sobre el país, entrevistados por el taxista, que es el propio Jafar Panahi, cuya cámara, colocada en el salpicadero del vehículo, se convierte en un auténtico 'gran hermano' que pulsa lo que siente el país. Undocudrama en el que el propio realizador decide saltarse la ley y hacer un film 'ilegal' en su país, tomando como escenario ambulante su propio vehículo.

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Comentario:

Nunca llueve a gusto de todos, entre otras cosas porque conseguir un consenso en ciertas cuestiones es prácticamente imposible. Generalmente se contrasta el cine que procede de 'Hollywood' (compañías instaladas en el Sur de California), una etiqueta que apenas responde ya a un pequeño sector de las realizaciones que se producena escala mundial, que ha buscado y busca un lenguaje 'universal' una representación de la estandarización del comportamiento humano, (real), que selecciona aquello que nos une, desechando lo que nos diferencia, con el objetivo de que sus productos penetren en todos los mercados. Es lo que se llama 'mainstream' o 'blockbuster'. Frente a esta tendencia a fabricar productos que pueda adquirir cualquier mercado mundial, emerge con fuerza en los festivales un cine más arraigado en los países de origen del cineasta y que tiende a darnos una visión más cercana y en ocasiones cargada de un exotismo que atrae a los amantes de universos diferentes y particulares, muy alejados del propio. Panahi pretende contar, (con puestas en escena  en las que los protagonistas, en contra de lo que el cineasta pretende transmitir, son actores), cómo es Irán hoy, un cine documentalista que tiene vocación de cinéma verité. Cuando los españoles salíamos del franquismo e iniciábamos la penosa vía de la transición que ha dejado un cine que hoy nos avergüenza, buscábamos valores universales, porque no teníamos la más mínima intención de conservar aquellos con los que habíamos sido educados, un rechazo de lo propio que sigue funcionando hoy día. Cabría preguntarse qué piensa el espectador iraní de este film, en el que Jafar Panahi funciona como una especie de 'Juan Palomo' (Yo me lo guiso, yo me lo como).

Aurélien Le Genissel nos da alguna clave interpretativa: " Encerrado en su país y con la prohibición de rodar y conceder entrevistas, Jafar Panahi vuelve a las pantallas con 'Taxi Teherán', una nueva propuesta en la que el director iraní juega a zafarse de la censura para seguir con su denuncia de un régimen antidemocrático y absurdo." Un mensaje con los españoles podemos entender muy bien, ya que en los momentos más duros, siempre hay quien pide al realizador que muestre 'una buena imagen del país', como hace la profesora de la sobrina de Panahi. Más adelante el crítico se hace una pregunta: ¿son necesarias y suficientes las condiciones de realización de una obra, es decir el contexto en el que se rueda la película o las condiciones en las que trabaja un cineasta, para justificar un film? ¿Y para justificar que éste sea una buena película? Con estas preguntas retóricas, Aurélien Le Genissel está resolviendo parte de nuestras dudas: "obras como ésta, rodadas con la inteligencia suficiente para esquivar las innumerables prohibiciones que pesan sobre el realizador (arresto domiciliario, prohibición de rodar, prohibición de salir del país...) siempre son necesarias para recordar que la libertad de expresión no es un lujo compartido por todos." (Necesario, pero quizá insuficiente. Dirigido por...Octubre, 2015).

Esto nos mete de lleno en el dilema de si es cine lo que hace Panahi o responde a una necesidad de lanzar al mundo un testimonio, dejando de lado la construcción de una obra creativa que responsa al lema de la MGM : "Ars artis gratia", es decir a la necesidad de hacer una obra estimable por sí misma, sin perder nunca de vista, para no sufrir decepciones, que el verdadero sujeto de la enunciación, el que llena de sentido la obra, es la edición. Y esa no se hace en el taxi, lo que según Le Gennissel tiene un efecto contraproductivo, ya que convierte una presunta realización de cinéma-verit en un discurso sobre un país, de sobra conocido.

Luís Martínez completa el análisis de la película que califica de instrumento de resistencia, más que de satisfacción de las necesidades de creación de un artista que se debate entre la ficción y la realidad y el modo de representarla: "Con una cámara empotrada junto al volante y con el propio director en labores de taxista, Panahi compone una extraña ficción con aire de documental a medio camino entre la comedia, la tragedia y lo que viene después. Se trata de convertir al propio cine en materia cinematográfica, en herramienta de liberación, en el único motivo para resistir y, llegado el caso, para vivir. Hemos llegado." (Festival de Berlín. Diario 'El Mundo', 6 de febrero de 2015).

Jordi Costa incide también en el carácter reivindicativo del film: " Panahi se convierte en taxista en Taxi Teherán, su tercer trabajo de resistencia después de que el gobierno iraní le arrebatase la condición de director. Como Esto no es una película, Taxi Teherán es un descomunal juego de ingenio, algo que, a primera vista, parece desnudísimo para ir, poco a poco, revelándose como una intrincada y sibilina construcción." (Insumiso al volante.Diario 'El País, 8 de octubre de 2015)


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