El puente de los espías. Críticas estadounidenses.



El pase de prensa del último film de Steven Spielberg se ha realizado en España hoy, día 18 de Noviembre de 2015. En consecuencia, previo al estreno, previsto para el 4 de diciembre, tendremos una primera aproximación de los críticos españoles. El título responde a la ubicación local de la historia, el puente sobre el río Havel, al Sur del Lago Jungfernsee, que forma parte de la autopista Bundesstrasse, que jugó un papel muy importante durante los primeros años de guerra fría se uso por los aliados como enlace entre Berlín Occidental y Postdam. Alemania Oriental cerró el puente a Berlin Occidental y los ciudadanos de Alemania Occidental en 1952, y en 1961 a los ciudadanos de Alemania Oriental tras la construcción del emblemático muro de Berlín. Durante la guerra fría fue utilizado por rusos y norteamericanos para intercambiar agentes secretos, por lo que los periodistas lo comenzaron a llamar 'el Puente de los Espías'. 

 Por primera vez desde hace mucho tiempo Rotten Tomatoes refleja una aceptación del film muy similar entre la prensa (91%) y el público (90%), recibiendo un supertomate fresco como recompensa. Todd MacCarthy contempla el film de Steven Spielberg "como una pieza cinematográfica que consigue realizar un melodrama sobre la guerra fría que te hace sentir bien, un absorbente cuento de espías de la vida real, muy bien manejado por viejos profesionales que saben lo que están haciendo (algo que parece querer llevarse por delante lo que algunos llaman 'nueva política'). El primer largometraje del director desde Lincoln, realizado hace tres años,  se une a la lista de media docena de cintas bélicas del realizador, que en esta ocasión rinde homenaje a un civil estadounidense que logró un intercambio de prisioneros generoso entre el Este y el Oeste durante un periodo muy tenso. El crítico siente que la película genera nostalgia de unos tiempos en los que el conflicto mundial parecía más claro y manejable que ahora, (...), especialmente "para las personas de la generación de Spielberg que vivieron los primeros años de la era nuclear y el enfrentamiento entre los Estados Unidos y la Unión Soviética, en los que transcurrió la mayor parte de su infancia. El paso del tiempo permite contar estas historias sin contaminarlas con intenciones propagandísticas..."(Puente de los espías: reseña NYFF (New York Film Festival. The Hollywood Reporter).

Robbie Collin contempla el puente Glienicke sobre el río Havel como un enlace metafórico que Donovan tiene que construir a partir de una combinación precaria de compromiso, un farol y la retórica, mientras negocia con varios intermediarios, a menudo con pretextos que ambas partes saben que son falsos en aras de salvar la cara. Hanks desempeña perfectamente su papel - aunque, tal vez, a veces se siente demasiado perfecto, y el guión de Matt Charman, pulido con un brillo de caoba por Joel y Ethan Coen, se desliza tan suavemente que apenas parece tocar los lados.( reseña de 'El puente de los espías'. : ricamente entretenida. (The Telegraph).

El resto de la crítica se mueve en estos parámetros. Filmaffinity incorpora a su página un extracto de Manohla Darguis (THe New York Times), para quien Spielberg construye un thriler melancólico y dirigido a la perfección, un consumado entretenimiento que te arrastra al cine puro. No obstante hay que esperar la crítica de la prensa española de la que supone un adelanto algún periódico argentino, que por cuestiones geopolíticas que todo el mundo entiende  acusa al cineasta de maniqueismo y patriotismo excesivo (Pablo O.Scholz. Diario Clarín), o , a pesar de aceptar que el film entretiene le acusa  de ostentar un carácter manipulador que incluye un mensaje: ahí está nuestro sempiterno salvador: Estado Unidos . (Lucero Solórzano, Diario Excelsior de México).


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Comentario del blog a cargo de Juanma Pastor:


La vuelta de Steven Spielberg al thriller político es más que satisfactoria. Cinco películas después de la magnífica Munich, consigue ahondar en uno de los asuntos más peliagudos de la política del siglo.XX: el telón de acero. A James Donovan (Tom Hanks), un abogado de prestigio dedicado a asuntos menores, se le encomienda la defensa de un espía soviético que ha sido arrestado por el gobierno norteamericano. Por medio de la relación entre abogado y espía, Spielberg introduce ejemplarmente aspectos políticos como el de la caza de brujas, que impregnó la política americana en la década de los 50, o el propagandismo de la paranoia; genial escena en la que el hijo del abogado, con panfletos anticomunistas que le han dado en el colegio, acusa a su padre de ayudar a los soviéticos.

A lo largo de la cinta se gesta una amistad entre los dos personajes, James Donovan y el agente soviético, estupendamente interpretados por Tom Hanks y Mark Relyance, que servirá de catalizador para la concienciación del abogado acerca de cómo la ideología antisoviética se ha convertido en el motor de las instituciones americanas. La historia culmina (spoiler alert) con el canje del espía a cargo de James por otro americano que los rusos han capturado a lo largo del film. La película mantiene el suspense en todo momento y los asuntos políticos y personales son tratados sin ningún tipo de maniqueísmo (el final de la película dará carnaza al crítico superficial de magazine y reseña, pero es mucho más sofisticado de lo que soporta una pose displicente; el bueno vuelve a casa, sí... pero nunca nada es tan fácil en las imágenes de Spielberg).

Lo realmente magnífico de El Puente de los Espías es la libertad que emana de su cinematografía. Es un cine de pulsión y semiótica. No busca la sinécdoque en historias retorcidas o personajes psicológicamente hipertrofiados. Las imágenes, y cómo fluyen, son las que dotan de peculiaridad a la cinta. Al igual que en Munich, las convenciones del género, de las que parte este thriller político, son desvirtuadas por el autor y convertidas en complejos momentos que nos llevan como audiencia a cuestionar nuestros prejuicios (las cazas de brujas siempre han sido un fantasma que ha pesado en la conciencia de los americanos, presente desde la literatura de Nathaniel Hawthorne con las brujas de Salem, impregnada de esa mala conciencia: el cine americano tiene una imaginería estética rica, mal que nos pese). La película tiene momentos tan brillantes que provocarán que quieras volver a verla para disfrutar de cine de verdad (y esta vez no se la puede acusar de la virtud o el defecto de ir acompañada de una banda sonora de John Williams).



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