La balada de Narayama. Shohei Imamura.





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Ficha de identificación:

Título original: Narayama bushikô.
País: Japón.
Año: 1983.
Duración: 133 minutos.


Dirección: Shôhei Imamura.
Guión: Shôhei Imamura, basado en la novela de  Schihirô  Fukazawa.
Dirección de Fotografía:  Hiroshi Kanazawa.
Música: Sinichirô Ikebe.
Edición: Toshihiko Kojima, Fusako Matsumoto, Hajime Okayasu...
Dirección artística: Hisao Inagaki.
Decoración del set: Senki Nakamura.
Departamento de sonido: Kenichi Benitani.

Diseño de Vestuario: Kyoto Isho.
Maquillaje: Seiko Igawa.
Estilista de peluquería: Tomoe Ookawa.

Productores: Gorô Kusakabe, Jirô Tomoda.
Diseño de producción: Gorô Kusakabe.
Compañías. Productora:  Toey Company; distribuidoras: Trigon-Film, Cinemagia, Divisa Home Video.



Intérpretes:


Ken Ogata : Tatsuhei,
Sumiko Sakamoto : Orin,
Tonpei Hidari : Risuke,
Aki Takejô : Tamayan,
Shôichi Ozawa : Katsuzô,
Fujio Tokita :  Jinsaku,
Sanshô Shinsui :   Zeniya no Tadayan,
Seiji Kurasaki :  Kesakichi,
Junko Takada : Matsuyan,
Mitsuko Baishô:  Oei,
Taiji Tonoyama :  Teruyan,
Casey Takamine: Arayashiki,
Nenji Kobayashi : Tsune,
Nijiko Kiyokawa : Okane,
Akio Yokoyama :   Amaya,
Kaoru Shimamori : Tomekichi ,
Yukie Shimura  Amaya no Nyôbô,
Más créditos en Imdb. ( en el DVD en japonés).



Sinopsis:

La primera novela de  Sichiro Fukazawa, basada en relatos y canciones del folclore popular, se publicó en  1956 y, de inmediato, fue llevada al cine por Keisuke Kinoshita con un gran éxito internacional. El 1983, cuatro años después de su arrolladora 'La venganza es mía'. Shohei Imamura realizó una nueva adaptación del libro que lo refrendó como uno de los cineastas más importantes del momento, algo que consolidaría con  sus filmes posteriores, especialmente la extraordinaria "Lluvia negra".

Narayama es la montaña desde la cual los mortales  emprenden el viaje hacia la otra vida. Un viaje que debe iniciar en el mismo instante en que celebra su 70 cumpleaños. No cumplir con la ancestral tradición representa una de las mayores ofensas que se pueden hacer hacer a los dioses.. Cumplir esta despiadada sentencia de muerte llena a las familias de aflicción. Orin, tras haber encontrado nueva esposa para su hijo viudo, considera que ha llegado el momento de partir a la morada y pide a su hijo que la acompañe para morir en la cima de Narayama.




Comentario.

Antes de entrar en otras consideraciones es justo afirmar que 'La balada de Narayama' es la historia de amor más bella jamás contada, entre un hijo y su madre en una economía de subsistencia en la que se asesina a los niños, se vende a las niñas y se entierra viva a una familia si ha realizado una acción que daña los intereses de la comunidad, sin importar las relaciones que puedan existir entre sus miembros y los de sus ejecutores, incluido el matrimonio. Todos deben ser exterminados. Shohei Imamura realizó en 1983 un film que, quien tuvo la ocasión de verlo entonces y quien lo ha hecho en cualquier soporte, desde entonces hasta ahora, puede comprobar que hasta el más mínimo detalle de la vida de Orin y su extensa familia queda impresa de forma imborrable en la memoria del espectador, no sólo por la profundización en la espiritualidad y psicología de los personajes principales, sino por las duras condiciones de vida que les imponen una relación sin mediaciones con la naturaleza, ya sea realizando sus gentes sus necesidades biológicas más urgentes en el exterior del hogar, descalzos, ateridos de frío, ya sea  arrojando los cadáveres de los recién nacidos en los arroyos, yaciendo con mujeres jóvenes o viejas en pleno bosque y a la vista de cualquiera o recurriendo a la zoofilia, al  aparearse los machos con cualquier animal indefenso,  en caso de urgencia.

En el valle espléndido en el que vive Orin con su familia, unas cuantas casas albergan a unas pocas familias que padecen una economía de subsistencia, en la que robar un saco de patatas o guisantes puede acarrear la pena de muerte para unos, aplicada tras un acuerdo de los pobladores o administrada por los elementos de la naturaleza, (el frío, el granizo, la lluvia, la sequía...) para otros. Pero esta economía, dominada por un comunismo primitivo, en el que todo es de todos, robar está castigado con la pena capital, y se genera una superestructura ideológica de carácter religioso  con el objetivo de imponer la sumisión a un dios que decide que los viejos, al cumplir los 70 años, sean llevados al Narayama, donde se reunirán al fin con su  Dios. Los viejos cantan una canción que dice que : "Si nieva es más fácil " para quien debe realizar su transición a la muerte; Orin  tiene suerte, pues el día que va a la montaña nieva y de esta forma su muerte será dulce. Todo el mundo entiende esto, que si se produce este hecho al anochecer, un viejo no podrá resistir y morirá, algo que 'huelen' los cuervos, que acompañan al anciano en su ascenso.

El que una comunidad sea primitiva y crea estas historias, no implica que entre sus miembros existan algunos que no sean creyentes, y a los que sus hijos asesinan directamente para deshacerse de ellos y reducir una boca a la que alimentar. Orin es piadosa y desea que llegue el momento  de abandonar sus miserias y alcanzar la gloria eterna, a pesar de que todavía es útil para su familia y sus condiciones físicas son más que aceptables. Tatsuhei, su hijo, que mató a su violento padre, no quiere deshacerse de su madre, pero debe iniciar el penoso ascenso ante la insistencia de su progenitora, calzado con unas primitivas sandalias de esparto, de las que lleva varios repuestos, perdiendo en el camino las uñas. Cumplido su deber observa con dolor que la ración de su madre es aprovechada por la nueva esposa de su hermano, a pesar de que Orin, una fiel creyente, muere feliz, porque cree firmemente una norma impuesta por la necesidad de sobrevivir a los fríos inviernos, equiparable a matar a los niños, vender a las niñas o enterrar vivas a las esposas, cuyas familias han robado un saco de patatas para dar de comer a sus hijos, en una comunidad en la que un tubérculo vale más que un caballo para un vaquero del oeste americano, cuyo robo también implica la muerte del ladrón por ahorcamiento.

Un bello y crudelísimo romance, una historia de amor fraternal, en el que la madre, no sólo por un sentido de abnegación sino por una fe inquebrantable en los dioses de sus mayores, sabe que a los 70 años se debe quitar del medio para que sus hijos y su descendencia puedan salir vivos del duro invierno. Una película que presenta una sociedad en la que las relaciones sexuales no son un pecado, porque el asesinato de la descendencia tampoco lo es, y enviar a los mayores a un osario para acabar su vida es el acto más importantes de su vida. El único pecado que conocen es robar el pan nuestro de cada día a sus legítimos propietarios; el resultado de la cosecha se reparte entre todos por igual, pero si un vecino tiene más hijos que los demás y no los asesina, debe morir de hambre o a manos de los demás pobladores de este miserable conjunto de humildísimas casas, en las que se celebra cada muerte como una nueva posibilidad de supervivencia. ¿La Balada del Narayama es un poema? Sí, un canto de dolor surgido de una economía que tiene lo suficiente para no morir de hambre cada año, obtenida en unas condiciones tan duras como las que muestra Shohei Imamura.



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