El último show. Robert Altman.





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Ficha técnica:

Título original: A Prairie Home Companion.
País:  Estados Unidos.
Año: 2006.
Duración: 105 minutos.

Dirección: Robert Altman.
Guión: Garrison Keyllor, basado en una historia propia.
Casting:  Pam Dixon.
Dirección de fotografía: Edward Lachman.
Música: Angelo Baladamenti.
Edición: Jacob Craycroft..
Director artístico: Jeffrey Schoen.
Decorador del set: Tora Peterson, Tamara Melloy.

Jefede Departamento de maquillaje: Kimberly Greene.
Jefe de Departamento de peluquería: Brisget Cook


Productores: Robert Altman, Wren Arthur, Tony Judge, David Levy. Joshua Astrachan.
Productor asociado: Lowell Dubrisnsky.
Productores ejecutivos: John Penotti, Bill Pohlad, George Sheanshang, Fisher Stevens.,
Diseño de producción: Dina Goldman.
Compañías. Productoras: Picturehouse, GreeneStreet Films, River Road Entertainment, Sandcastle 5 Productions, Prairie Home Productions; distribución: Medusa Distribuzione.
Todos los créditos en Imdb.


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Intérpretes:


MaryLouise Burke
Woody Harrelson: Dusty
L.Q.Jones: Chuck Akers.
Tomnmy Lee Jones: El liquidador.
Garrison Keillor: GK,
Lindsay Lohan: Lola Johnson,
Kevin Kline: Guy Noir,
Virignia Madsen: mujer peligrosa.
John C.Reilly: Lefty,
Maya Rudolph: Molly,
Tim Russell: Stage Manager,
Mery Streep: Yolanda Johnson.
Lily Tomlin: Rhonda Johnson.
Maquillaje; Sue Scott.


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Sinopsis:


Un espectáculo radiofónico lucha por sobrevivir en la era de la televisión. Este programa es el punto de encuentro de una serie de personajes a cual más singular. "A Prairie Home Companion", conducido por el humorista Garrison Keillor, GK, es un espectáculo de variedades, en el que los artistas graban y actúan en directo frente de una audiencia en un teatro en St. Paul, Minnesota. Un espectáculo de otra época, que ha sido cancelado.La última noche trabajan, como siempre, los cantantes habituales, entre ellos Dusty y Lefty, un  cantante y un  guitarrista disfrazados de vaqueros, cuyas canciones utilizan un sentido del humor subido de tono, y las chicas de Johnson, dos hermana, Rhonda y Yolanda, y la hija sombría de la segunda que construye poemas sobre el suicidio y a la que convencen entre todos para que cante una de estas tristes melodía plagadas de terribles versos, En medio de estos personajes se introduce una misteriosa mujer, vestida con una gabardina blanca muy sugerente, que tiene una tenebrosa misión.

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Comentario:


Desde hace tiempo el cine nos advierte de que  hay algo que se acaba, que retrocede ante el avance de la ciencia y la tecnología, -el film de Altman es de 2006-;  entre  otras cosas, el desarrollo arrasa con la diferencia entre cultura de masas, (lowhbrow), y cultura superior, (highbrows), que distinguían teóricos del siglo pasado como MacLuhan, entendiendo que quien despreciaba la cultura de masas despreciaba a la masa misma, pero dejando abierta la puerta a otras interpretaciones como la de Dwight McDonald, para quien la desconfianza hacia la cultura de masas es en realidad una desconfianza hacia una forma de poder intelectual capaz de conducir a los ciudadanos a un estado de sujeción gregaria, terreno fértil para cualquier aventura autoritaria.(1).  Hoy da la impresión de que estas fronteras se han diluido y 'todos', ( cuando hablamos de todos queremos que quede claro que nos referimos a mayorías más o menos amplias), militan en la cultura de masas. Un personaje interpretado por Tommy Lee Jones, 'el liquidador', se acerca al último programa de radio para dejar bien claro que ahora el medio es el discurso, y que la radio es un soporte obsoleto que le hace sentirse como un antropólogo en una sociedad primitiva en la que los viejos cuentan historias en torno al fuego.

La puesta en escena del cierre de una empresa adopta la forma de una tragedia clásica, en la que el destino ha marcado las reglas inexorables del juego. La cámara entra en el despacho del director, Guy Noir, interpretado por Kevin Kline,  y observa, entre los elementos que se conservan en este espacio reservado a la gestión del medio radiofónico,  una cabeza de bronce de Scott Fitzgerald , que en este contexto es contemplada como un elemento nostálgico para unos y  un ninot de falla caduco y sin sentido para otros; el liquidador pretende grabar el último programa de radio para enviarlo a un museo. Una nueva generación que no bebe ni fuma, que consume agua sin lima y que pretende erradicar cualquier reminiscencia del pasado, cuya veneración y estudio divide a los hombres entre cultos e ignorantes, busca un igualitarismo que sólo rompe la posesión de riqueza, que se alcanza sin esfuerzo, - o bien a través de una herencia, por medio del tráfico de sustancias ilícitas o en juegos de azar aleatorios -. La mayoría de la gente vive confiando en que mientras unas puertas se cierran otras se abren, un hecho que promete asegurar su existencia, algo que no está garantizado para todos por el simple hecho de nacer. "Ese escenario está lleno de buenas personas que dan la vida por esto", dice el director de la radio. Una aseveración que no conmueve al liquidador, que responde con frialdad: "Pues que la den por otra cosa, siempre hay alternativas. Hay que perder la vida  antes de encontrarla. como dicen las escrituras ." El gestor de la desgracia ajena representa a personas de fe.(un tabique de la cabina desde la que se observa el espectáculo separa a ambos hombres: el que ha conducido un espectáculo radiofónico durante cincuenta años y quien llega a cerrarlo). La conversación entre los dos hombres deriva hacia el pragmatismo asfixiante de la sociedad actual: cuando era joven, dice el representante de los empresarios, tenía un grupo de música: "Los dueños del ritmo', pero éramos muy malos y nos salvó la simple comprensión de la verdad. Nos despidieron.

Un extraño personaje, un  especie de ángel  exterminador y vengativo, oscuro y difícil de interpretar , una mujer que sugiere mucho por medio de un botón desabrochado de su gabardina blanca, viene a llevarse a los elementos caducos del antiguo régimen que pone de manifiesto que las masas son cada vez más soberanas, Pocas películas, con una narrativa tradicional y apta para personas muy sensibles a las bandas sonoras actuales muy estridentes (que a mí, he de reconocerlo, consiguen envolverme e introducirme en el clima emocional del film), demuestran de forma tan sencilla y poco pretenciosa cómo el  medio se adapta al discurso. El liquidador, tomado en la cabina, de perfil y compartiendo estancia con Scott Fizgerald. observa el espectáculo de la radio de una zona rural de los Estados Unidos.  Todas y cada una de sus actuaciones están pegadas al terruño, al área  a la que son capaces de llegar con su emisiones, por lo que, aunque el radioyente no pueda ver, intuye a unos 'actores' vestidos de acuerdo con las tradiciones locales y dejándose arrastrar por la música popular, al  ritmo del banjo y las guitarras acústicas y que amenizan su actuación con historias atrevidas y disparatadas, y chistes malos, adaptados al ritmo de la música country. En esta ocasión, conocedores de que éste es su último programa, perdido todo el miedo inútil, provocan la exaltación de su público desmadrándose más de lo habitual. Un  último gesto heroico que no puede frenar el avance de otros medios como la TV que incorpora imágenes que la pequeña pantalla convertirá en  modelos de comportamiento standard, vitales y culturales, muy marcados por la incorporación de ingredientes sexuales para vender más y más los productos que aportan los que financian los nuevos soportes..

Se acabaron las sagas familiares cantando ante el hogar, sustituidas por individuos manejados por expertos en marketing, que acabarán devorando al propio liquidador, aunque eso no cambie nada, ya que las empresas han puesto en marcha sus apisonadoras que acabarán arrastrando todo lo viejo, hasta que no quede piedra sobre piedra. Como aprendimos en el colegio,reflexiona el director frente a la  cabeza de Scott Fitzgerald-  "recoge las flores mientras puedas. El tiempo pasa volando. La misma flor que sonríe hoy, mañana podría morir."



(1) Umberto Eco. Apocalípticos e integrados. Cultura de masas  y "niveles" de cultura. 1968.



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