Mi madre. Nanni Moretti. Crítica.






Cartel, ficha técnica, sinopsis, críticas, trailer. (Pinchad aquí)



Crítica:



He seleccionado un fragmento de la crítica de Luís Martínez que se corresponde por diferentes razones con lo que he sentido al ver el film del que podríamos llamar el 'Woody Allen europeo' que " retrata el momento justo que precede a la muerte de una madre. Y lo hace como sólo Moretti es capaz. El director italiano es dueño de un mundo tan personal como perfectamente compartido por todos. Eso quizá es lo que distingue a un autor con talento: convertir sus más íntimas obsesiones en la imagen de lo que somos." Nos ha llegado a lo más hondo el pensamiento que cruza por la mente de Margheriitta, cuando piensa qué será de los libros de latín de su madre, antigua profesora de instituto, que ocupan una pared entera de su casa. ¿ Qué será de los años de estudio, de trabajo ? ¿De esas horas consumidas trabajando, día tras día?  Una mujer, Ada, que lucha por conservar el raciocinio que tanto ha cultivadp, algo a lo que no puede renunciar como persona, mientras le quede un hálito de vida. La pérdida de la razón, la desorientación previa a la muerte causa un profundo dolor a los suyos.




Un  'viejo' alumno al que dio clase hace treinta años acude por azar a ver a su profesora el día de su muerte, como tenía por costumbre cada vez que pasaba por Roma, para tomar un café con ella., porque " siempre fue una referencia, una persona con la que hablaba de todo, -del trabajo, de los hijos, de política...-; siempre estaba para ellos; era curiosa, preguntaba acerca de todo, les hacía sentirse importantes. Para ella eran importantes, una razón por la que fue y sigue siendo una madre, que les enseñó sobre la vida mucho más que sobre otras asignaturas. Por eso, quienes recibieron sus lecciones la llevan dentro". Nanni Moretti hace, de esta manera, el mejor homenaje que  un hombre puede realizar a quien le ha dado la vida, libre en esta ocasión de la ironía y el sarcasmo que lo caracterizan. La hija, muerta la madre, pasa las manos acariciando los libros y los diccionarios que se distribuyen ordenadamente sobre la mesa y empuja con delicadeza la silla que Ada ya no volverá a ocupar, poniendo de esta forma fin a una etapa de su vida en el momento  más delicado para una mujer en su menopausia, que ha perdido a la vez el amor, en la acepción más amplia del término, y el sostén de su madre, cuando su hija adolescente se está preparando para abandonar el nido. La noche que la abuela muere, Livia, la nieta, acompañada por su padre, nos ofrece desde una plataforma elevada sobre las colinas de la ciudad eterna, una visión plomiza y triste de Roma. Mamá ¿En qué estás pensando? le pregunta la hija a Ada en una de sus ensoñaciones, y ella, con su mejor sonrisa le responde: ¡En mañana!.



No deja de llamarnos la atención el miedo que tienen algunos a la vida, que quieren ver en el italiano 'una fábula sobre la carcajada y la desolación tan cálida como irresistible' (opus cit). Puede que quien acuda al cine en busca de esas risotadas quede decepcionado, porque, por otra parte, tanto el llanto como la alegría son percepciones que pertenecen a cada individuo en cada momento de su vida. Muchos se habrán quedado sorprendidos cuando he comparado  a Nanni Moretti con Woody Allen. El segundo es un hipocondríaco y un neurótico y el primero también, pero entre ellos existe un no man's land, una tierra de nadie, la que separa a un europeo, más pegado a la tierra, y un norteamericano que, a pesar de su propia tragedia busca siempre el lado mágico de la vida, algo propio de un pueblo joven. Incluso cuando Margherita escapa de sí misma, a través de sus ensoñaciones y sus pesadillas, éstas son más crípticas, más oscuras, como aquella en la que pasa por la puerta de un cine romano  que se llama 'Capranichetta', de cuya ventanilla de venta de entradas parte una inmensa cola de espectadores, una visión onírica en la que participa  la cimeasta que va recorriendo con  la vista a todos ellos, entre los que se encuentra su madre, su hermano, el propio Nanni Moretti, e incluso ella misma, incapaz de deprenderse todo aquello que la atosiga.

Para Carlos Boyero Nanni Moretti "está demasiado contenido intentando reflejar la vida sin adornos, pretendiendo no convertir los sentimientos más íntimos en un espectáculo." (2), aunque alguna anécdota como la de Margherita estampando el coche de su madre contra la pared, cuando descubre que ésta ha cogido el automóvil con el carnet de conducir caducado hace tiempo es una de esas salidas de tono que se producen en momentos de tensión como el que embarga a la hija, tan grande que la lleva a abandonar su casa y alojarse en la de la madre ante la inundación de que es objeto su piso, un pequeño problema que es incapaz de abordar.



Pero es el propio director el que mejor informa acerca de su película, cuando confiesa que “Mi madre es la historia de una lucha emocional, y también una reflexión sobre mi trabajo como director y la imagen pública que de ese trabajo se tiene”, Porque otra historia paralela a la de la crisis existencial de los dos hermanos ante la pérdida de la madre es la mirada que el cineasta proyecta sobre su propio cine, una historia de unos obreros que temen perder su  trabajo en una época de crisis, y cuyo destino depende de la decisión de un empresario norteamericano, interpretado por John Tuturro, que en la ficción compartida entre ambos relatos representa a un actor con déficit de memoria. Moretti nos muestra el corporativismo que existe en los equipos  técnicos y de producción que funcionan como la plantilla de la fábrica en la que se realiza la película. Una representación dentro de la representación, una simulación basada en el metalenguaje cinematográfico en el que cineasta se autodefine como un director que es visto desde fuera como un hombre que apela a la conciencia del país para satisfacer a un público que pide películas que no solo sirvan para el entretenimiento, sino que incidan sobre la realidad y contribuyan a cambiarla, aunque desencantado reflexiona acerca del aburrimiento que le produce contestar a estas preguntas año tras año, película tras película, cuando apenas es capaz de interpretar su propia realidad ante unos críticos empeñados en encasillar a los realizadores. Un hombre que, señalado como un autor de cine social, trae de Norteamérica un payaso que proporciona los momentos más amables e irónicos del film y que nos regala una pequeña muestra de su flexibilidad corporal. John Turturro.



Una buena película sobre la muerte de una madre y su influencia, no sólo en los procesos creativos, sino en cualquier otra actividad humana. Concluidas ambas historias, la 'real' y la 'ficticia', Margherita cierra este capítulo de su vida acariciando lo único tangible que le queda de su madre: sus libros, sus diccionarios y sus cuadernos, dispuestos sobre la mesa sobre la que ella se encorvó, año tras año, dando a la  sociedad y a su familia lo mejor de sí misma. Si lo que nos cuenta Moretti es en alguna medida autobiográfico, es un hombre afortunado que debe afrontar la pérdida de un ser que supo querer y que a la vez fue querido.

(1) León de Aranoa y el pez plátano. Diario 'El  Mundo', 16 de mayo de 2015.
(2) Gus van Sant irrita a sus fans y Nanni Moretti no conmueve, diario 'El País', 17 de mayo de 2015.




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