Money Monster. Jodie Foster. Crítica.





Ficha técnica, sinopsis, fotografías, trailer (Pinchad aquí)



Crítica:



Se atribuye a Jean-Luc Godard, el gurú de la Nouvelle Vague que nació en torno a Bazin y Cahiers du Cinema,- otros se la adjudican a Pier Paolo Passolini-, un axioma que busca la aceptación de que hablar de cine americano es una redundancia,y que según más de uno se refiere, no tanto a la capacidad de la industria estadounidense, sino al sistema formal de hacer películas, diseñado en buena parte en Hollywood. Y es justamente ahí donde la frase adquiere sentido: prácticamente todo el cine del mundo se hace de la misma manera y posee similares características de lenguaje. (1) Se ha acusado a Jodi Foster de desinformación, entre otros creadores de opinión, por Sergi Sánchez, quien parece 'vengarse' de la actitud del trío formado por George Clooney, Julia Roberts y Jodi Foster, unos actores cuya orientación ideológica es bien conocida fuera incluso de su país, muy críticos con Donald Trump, empresario y personalidad televisiva, que se auto-define con una frase que se atribuye a Dalí: " Que hablen de mí, aunque sea bien", y  lamentan la situación que  ha generado un clima de podredumbre en su país a causa de la deriva de los programas de debate político, una dura crítica que se hace muy explícita en la primera secuencia en la que se expone de forma fehaciente, en relación con estos programas, que "«Hemos llegado al punto peligroso en que ya no sirven para informar sino sólo para entretener» (2)



Sergi Sánchez usa con soltura el término 'comercial', un hábito que los lectores de la crítica pro-autoral saben interpretar con precisión, pero habría que matizar que si el film de Jodi Foster es 'comercial' ¿no será porque la realizadora ha sabido interpretar el mundo que la rodea (diferente, desde luego al que forma parte de las vivencias de Jany Abu-Assad o Pan Nalin, por poner algún ejemplo), que  todavía no ha salido de una crisis de la que se culpó a quienes ocupaban ciertos gobiernos, como el español, una acusación que divulgaron las televisiones y que amplios sectores asimilaron con rapidez, algo sobre lo que ironizó Oliver Stone en la segunda entrega de su saga sobre 'Wall Street". Su película convierte en protagonista al medio de comunicación por excelencia, la televisión, que penetra en lo más profundo de los hogares de todo el mundo, como lo prueba el hecho de que el secuestro del famoso presentador de 'Money Monster', Lee Gates, interpretado por George Clooney, esté siendo seguido casi simultáneamente (si restamos los desfases horarios), en todas las latitudes del mundo casi a la vez; terminada la tragedia, el cámara deja su máquina en el suelo, en lo alto de una escalinata, una perspectiva privilegiada desde la que sigue controlando los movimientos de todos los sectores sociales, implicados en la historia o no. Como en este mismo momento afirma un colaborador de un reality show, que cuanbdo su cara desparezca del encuadre televisivo él ya no será nada.



"McLuhan decía que cada generación vive en el mundo creado por sus antepasados treinta años antes, por lo que apenas es capaz ce percibir su propio entorno, del mismo modo que un pez no sabe que vive en un medio acuático" (3), por lo que "son muchos los que desprecian las nuevas tecnologías, incluso a pesar de que las usen a diario. Este no es el caso de Jodi Foster que se lanza sin temor al universo de la narrativa multiforme, que "según Murray es una obra escrita o dramática que presenta una situación o argumento en múltiples versiones, versiones que serían mutuamente excluyentes en nuestra experiencia común; ahora exige un esfuerzo mayor al espectador, el de convertirse en hiperlector, capaz de leer simultáneamente lenguajes diferentes :cine, televisión, imágenes de ordenador, monitores; desde la cabina, la directora del programa ordena continuos movimientos de aparatos de televisión, entradas en escena de unas imágenes y salidas de otras, anuncios luminosos y de foto fija, e incluso pequeños iphones o smartphones, que cumplen las diferentes funciones del lenguaje audiovisual, ya sean sustantivas o adjetivas, verbales o adverbiales, según interesa en cada momento a quien construye el hipertexto. Y en esto la cineasta se muestra muy capaz de combinar la modernidad con los referentes del cine de todos los tiempos, desde Alfred Hitchcok y películas como 'La Soga'/'Rope' (1948), Blow- Up (Antonioni, 1966), o John Q. de Nick Casavettes (2002).





Combina elementos muy peligrosos, como no podía ser de otra manera en una mujer feminista, progresista, homosexual y casada con otra mujer, que entiende muy bien a la sociedad patriarcal que padece cada día, una de cuyas víctimas es un loser de 24 años, que pierde a su madre y le estafan su herencia los piratas de la bolsa. Uno entre tantos, señalado por la policía como un perdedor porque vive con su madre, y cuya sentencia de muerte la firma su propia novia, una macarra que espera un hijo de él y que cuando la llaman para que interceda lo desarma ante millones de espectadores, lo humilla y le arrebata la poca autoestima que le quedaba ( no debemos olvidar que la película la dirige una mujer comprometida). Un golpe que hace entender al millonario presentador del show financiero el tipo de hombre que tiene delante y que le ha colocado un cinturón de explosivos. En la otra orilla están los periodistas y los financieros, que no dudan en escudarse en logaritmos para que se adapten a sus intereses, hundiendo a los accionistas,  a los que se encarga de advertir el organizador de una estafa de 800 millones de dólares,que los que invierten no son ciudadanos corrientes, sino accionistas que exigen a sus brokers  que obtengan el máximo beneficio de sus inversiones, algo que también denunciaba J.C. Chandor en 'Margin Call'. Pero esta película no es la que realizó Chandor, que describía cómo se hundió  por los responsables de la empresa en un solo día Lehman Brothers, un hecho que supuso el pistoletazo de salida de la crisis y extendió la ruina a todo el planeta. Aquí la estafa está más controlada, aunque afecta a un gran número de accionistas, pero es algo de lo que la empresa se puede recuperar, sin que nadie exija responsabilidades a los ejecutivos. Jodi Foster nos cuenta otra historia: la pérdida de honestidad de la prensa, que ha dejado de ser una referencia para su público y se ha convertido en un espectáculo más con el objetivo de entretener a las masas.




El ojo de la cámara se convierte en el observador de la actitud de todos los actores de la tragedia y de la respuesta de las masas, a las que se implica en el momento en que quienes están recluidos en un plató de televisión salen a las calles y continúan su representación en vivo y en directo, convirtiendo a policías, periodistas y simples transeúntes que han acudido al lugar para vivir el show más real que alguien pueda concebir, un sueño del que despiertan, volviendo de nuevo a la realidad, cuando suena el primer disparo. Gates decide que sea el pueblo soberano el que juzgue, una actitud muy similar a la del profesor de 'La soga' quien, descubierto el crimen de sus alumnos, abre la ventana y dispara al aire alertando a la gente de que en esa casa ocurre algo grave y que es al pueblo a quien le compete juzgar el hecho. Lo mismo ocurre con John Q., cuando necesita un corazón para su hijo y secuestra a todos los  pacientes. que han acudido a urgencias de un Hospital. En el fondo los proyectos de Kyle Budwell (Jack O'Connor)  y John Q., no son tan diferentes.



¿Hacía falta que alguien añadiera una reflexión más a una depresión de la que nadie sabe salir? Parece que así lo han decidido la mayoria de los críticos, con algunos matices, y apenas una o dos críticas negativas. La película, por otra parte, consigue entretener a su público porque está bien narrada y cuenta con actores que no sólo saben interpretar sus papeles, sino que además se los creen. Muy recomendable, porque si la prensa no nos informa, sino que intenta manipularnos, algunos cineastas se esfuerzan por ayudarnos a entender algo de lo que nos está pasando.


(1) Media cine.
(2) George Clooney: "América no se mueve por el miedo." Diario 'La Razón'.
(3) El guión del siglo XXI, Daniel Tubau.Alba, colección  Fuera de campo, 2011.




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