The Company Men. John Wells.





Ficha técnica:


Título original: The Company Men.
País: Estados Unidos.
Año: 2011.
Duración: 104 minutos.

Dirección: John Wells.
Guión:John Wells.
Casting: Laura Rosenthal, C.S.A.,
Dirección de Fotografía: Roger Deakins, A.S.C., B.S.C.
Música:Aaron Zugman.
Edición: Robert Frazen, A.C.E.
Director artístico: John R.Jensen.
Decorador del set: Kyra Friedman Curcio.

Diseño de Vestuario: Lyn Paolo.
Jefe de Departamento de Peluquería: Brenda McNally.
Jefe de Departamento de maquillaje: Trish Seeney.

Productores : Claire Rudnick Polstein, Paula Weinstein, John Wells.
Productor ejecutivo: Barbara A.Hall.
Diseño de producción: David J.Bomba.
Compsñías. Productoras: IM Global, The Weinstein Company, Battle Mountain Film Production, asociado con Spring Creek Productions.


Intérpretes:


Ben Affleck: Robby Walker,
Chris Cooper: Phil Woodward.
Suzanne Rico: Gail,
Adrianne Krstansky: Carol,
Celeste Oliva: Jane,
Kevin Costner: Jacvk.
TommyLee Jones: Gene McClary,
María Bello: Sally,
Rosemarie Dewitt: Maggie,
Craig T.Nelson: Salinger.


Sinopsis:


UNA TRAMPA MALDITA



Boddy Walker (Ben Affleck) vive el sueño americano, una hermosa familia y un deslumbrante Porsche en el garaje. Cuando la política de reducción de personal le deja a él y a sus compañeros Phil Woodwar (Chris Cooper) y Gene McClary (Tomy Lee Jones) sin trabajo, los tres hombres se ven obligados a redefinir sus vidas como hombres, como maridos y como padres de familia. Bobby pronto se ve en la situación de tener que soportar sesiones de coaching, un trabajo como constructor de viviendas en la empresa de su cuñado (Kevin Costner) donde no utiliza sus habilidades ejecutivas y, tal vez, al darse cuenta de que la vida es algo más que perseguir al prójimo y el mejor negocio. Con gran dosis de humor, de sensibilidad y de observación,el escritor y director John Wells ("Urgencias", "El ala oeste de la Casa Blanca" y "Southland") nos presenta las nuevas realidades  en la vida de los Estados Unidos.

Comentario:



En mayo de 2011, cuando nuestro blog comenzaba su andadura y el mundo empezaba a darse cuenta de que lo que estaba viviendo no era una pesadilla, sino la cruda realidad, John Wells, (un director discreto), entró en el juego de entretener formando e informando al público americano, poco después de que lo hicieran Oliver Stone (Wall Street: el dinero nunca duerme,  [2010},  una película de tal calado que la prensa salmón ha llegado a llamar Gordon Gekko a su especulador arquetípico e imaginario); Charles Ferguson (In Side Job, 2010), Malas noticias (TV) (Curtis Hanson, 2011), etc., nacidas con el intento respetuoso de señalar a los auténticos responsables de la crisis, que a veces coinciden con los políticos y la mayor parte de las veces no. En nuestro país existe la costumbre de tomar el pelo a los espectadores y desnaturalizar el contenido discursivo de un film cada vez que el responsable de desviar la atención entiende que la población debe ser protegida, es decir desinformada. Un buen ejemplo lo constituye la película recién estrenada, dirigida por David F.Sandberg, Lights out (Apagad las luces), que han tenido a bien traducir por 'No enciendas la luz', un cambio que aparta al espectador del verdadero discurso del film.

Antes de seguir adelante, queremos comprobar hasta qué punto nos pudimos desviar de la cuestión en mayo de 2011, cuando escribimos sobre el film de Wells:

The Company Men, opera prima de John Wells, nos muestra la otra cara de la moneda de Inside job: los damnificados a causa de los delirios de grandeza de unos farsantes que han materializado una pesadilla que ha tomado vida para el común de los mortales: el paro y el desempleo. El ciudadano americano ha despertado de su plácido sueño en el que todo era posible, había igualdad de oportunidades y se podía llegar a presidente del país comenzando como simple vendedor de periódicos. Ahora se sienten fracasados a los 37 años y deben replantearse de nuevo su vida y realizar trabajos más sencillos, los que hay disponibles, como les sucede a Bobby Walker (Ben Affleck), Phil Woodward (Chris Cooper ) o Gene McClary (Tommy Lee Jones), que han sido despedidos de sus empleos, que hasta ese momento les habían proporcionado buenos coches y bonitas casas. 

Norteamérica contempla sin prejuicios todas las caras del prisma de la crisis económica que ha golpeado a la economía globalizada. Deberíamos tomar ejemplo. Esto era lo que escribía en mi post al presentar el avance. Esta tarde he asistido a la sala de proyecciones con mi amiga la economista, a la que 'odio profundamente' porque se niega a ayudarnos a interpretar ese lenguaje enmarañado de sus compañeros de profesión escribiendo en nuestros blogs (no le aceptaré que estoy equivocada). No obstante algo le voy sonsacando, como eso de los costes variables, ni más ni menos que los salarios y las materias primas, que si se reducen fluye el capital; otra gran sorpresa es el término externalidades, que significa que unos se dan la vida padre y otros pagamos la factura. Y como dice Phil Woodward lo peor de su desgracia es que, una vez acontecida, el mundo sigue igual: las persianas de los establecimientos se abren cada día y los autobuses llevan a los trabajadores a sus puestos. En este punto enlazamos con Duncan Jones y con él debíamos denunciar que es 'irrelevante' el sufrimiento de tantos miles de trabajadores, víctimas de fusiones empresariales, si aumenta la cuenta de resultados y se refleja en las cotizaciones en bolsa. 

Los cineastas americanos van construyendo el puzzle poniendo cada uno su tesela, se llamen Jason Reitman, Charles Ferguson, Oiver Stone, Duncan Jones o John Wells. The company men pone el foco en el aspecto humano de los ejecutivos de las grandes compañías que han perdido su empleo a causa de la primera crisis global de la que han salido de rositas los culpables, aumentando incluso sus beneficios. Aborda la cuestión desde distintos puntos de vista: el del joven de 37 años que ha escalado, a pesar de haberse formado en una Universidad pública, lo que estos insensatos americanos republicanos consideran una formación de segundo orden. Creen que pagan su formación, pero no hay dinero en el mundo para poder comprar las horas de trabajo de tanto intelectual abnegado, que por supuesto no se las van a regalar; el segundo es Phil, un hombre formado en el 'trabajo directo', el de verdad, que ha ido ascendiendo y que a sus sesenta años no tiene ahorros suficientes para mantener a su familia, mal acostumbrada, ni posibilidad de acceder a un empleo; el último es Gene McClary, que posee multimillonarias acciones y la posibilidad de reemprender un negocio. Frente a ellos un pequeño empresario, que unas veces pierde y otras gana, pero que al final equlibra sus cuentas, algo normal en la era pre-avaricia. 

La situación de estas personas es angustiosa, y como espectador te sientes más o menos reflejado según tu actitud vital (alguno ha abandonado la sala antes de terminar la proyección): escuelas privadas, universidades privadas, golf, casas y coches de lujo, cenas, tintorerías... A Phil su mujer le prohibe volver a casa antes de la hora en que terminaba su trabajo habitual, para que los vecinos no se enteren de su nueva situación. Pero la solución a este conflicto es aparentemente sencilla: hay que ir quitando pieles a la cebolla, abandonando las pesadas mochilas, como afirma el protagonista de Up in the air (Jason Raitman), Ryan Bongham, prescindir de todas esas necesidades impuestas por la sociedad insostenible del despilfarro y disfrutar de un almuerzo sencillo con compañeros parados, la mayor parte muy cualificados. Hay que volver a las empresas que producían cosas tangibles, cuyo tamaño se podía controlar y en las que el ser humano no era un coste variable (¡gracias Ángela!).

Hoy le tocaba el turno a los ejecutivos intermedios, a esos que sus padres habían educado pensando que todo estaba controlado, como supo ver el veterano Lumet en Antes que el diablo sepa que has muerto. Casey Affleck (hermano de Ben, protagonista del film) y Joaquim Phoenix nos dan otra perspectiva: los espectáculos-basura, actual opio del pueblo. Las mujeres del film están estupendas, cada una en su papel. Incluso en este terreno Phil es el gran perdedor. Los programas de auto-ayuda, infantiles, cínicos e incluso sórdidos, con esas amables 'directoras', cuya capacitación se desconoce, que te tiran al Hades como el funcionario de La vida de Brian de los Monty Python  y que te pregunta amablemente si lo tuyo es la crucifixión, son ofensivos y humillantes para cualquier ser humano, sea o no ex-alto ejecutivo. No podemos dejar de ver estos filmes que, aunque duros, nos dan una perspectiva muy diferente de los decadentes medios de comunicación. Como señala Carlos F. Heredero, director de Cahiers du Cinema, los cineastas no pueden estar al pie de la noticia, sus obras son más costosas de realizar, pero sus reflexiones más permanentes. Film imprescindible.


El sábado, dia 20 de agosto, saltó a la palestra, en el único canal televisivo que mantiene durante el verano un debate político de varias horas de duración, y al que no vamos a hacer publicidad gratuita, el director saliente del 'Círculo de Economía', Antón Costas para denunciar que hay ejecutivos que cobran sueldos injustificados, y que cuando se adopta una política económica que se sabe de antemano que tiene damnificados, hay que indemnizarlos tan pronto como la economía empieza a recuperarse. Claro que decepciona cuando no tiene respuesta para cómo se debe llevar a cabo este acto de justicia, porque decir que se va a indemnizar al que sufre ofreciéndole cursos de formación es tan simple y tan poco madurado, que no calcula ni cómo va a pagar el desplazamiento  al lugar donde éstos se celebren quien no gana nada. ¿Con la manta al coll i el cabasset/ con la manta al cuello y el capazo con la comida, es decir el bocata de chorizo, como reza la canción popular valenciana?.Con esta oferta-trampa reclama el concurso de la oposición mayoritaria, para después cargarle el muerto. Y lo hace con mucha educación y altas cuotas de cinismo.

Quien comenta el film en la carátula del DVD de esta película afirma, como hemos señalado en la sinopsis, que Wells trata el tema con grandes dosis de humor, de sensibilidad y de observación, al tiempo que nos presenta las nuevas realidades  en la vida de los Estados Unidos. ¿Donde le encuentra la gracia? ¿En empezar desde cero y acumular problemas que van mucho más allá de la vida laboral? ¿En el suicidio (lo siento si alguien ve aquí un spoiler ) de uno de los tres personajes que se convierten en prototipo de los afectados, incapaz de enfrentarse a su familia y a sus antiguos 'amigos'? Hay más de uno que este verano se ha expuesto en exceso, imprudente, rodeándose de todo tipo de lujos en unas 'merecidas' vacaciones, con un país sin gobierno,  que otros aprovechan para preparar su 'agosto' a costa de quienes se vuelven vulnerables confiados en que su círculo está blindado;  otros, como los orcos de H.G.Wells, en su 'Máquina del tiempo (cada cual espera el suyo) para ganar algunos eurillos que les permita aguantar malamente hasta las próximas vacaciones. Como dice Paul Lafargue en su pequeño librito 'El derecho a la pereza' no sólo está mal repartida la riqueza, sino el ocio. Las masas se equivocaron al reivindicar su derecho al trabajo, un error que las ha traído hasta aquí. Películas como 'El jardinero fiel' nos muestra el daño que la 'civilización' ha hecho a los pueblos africanos que estaban en el neolítico, que ya no viven en chozas en la selva, sino en chabolas rodeadas de desperdicios de materiales no degradables, que producen un terrible impacto ambiental, convirtiendo el bello paisaje en un lugar demoníaco y haciendo de conejos de indias de las compañías farmacéuticas.

No deja de sorprender que el presidente de un círculo empresarial, que, desde luego habla claro, haga un relato sobre la pobreza y la riqueza que desvela la enfermedad que padecemos en nuestro país y que los norteamericanos vieron desde el principio y supieron ponerle remedio: " España es actualmente uno de los países más desiguales de Europa. Sorprende, pero los datos son innegables. El número de veces que la renta del 20% más rico es mayor que la del 20% más pobre es casi siete veces, la más elevada de la Unión. Y no para de crecer desde el 2008. La media de la UE-15 es cinco, con la ventaja de que en la mayoría de los países ese múltiplo se ha reducido, especialmente a partir del 2011 (...) De hecho, como señaló el gran historiador Tony Judt, la pobreza es una abstracción hasta para los mismos que la padecen. La riqueza se exhibe, pero, por dignidad, la pobreza se esconde detrás de las puertas y se transforma así en una enfermedad social asintomática. Al menos durante un tiempo/ Pero no deberíamos esperar a que las patologías sociales de la pobreza se conviertan en enfermedades sociales crónicas. Para ello, lo primero es medir, medir y medir la pobreza. Lo que no se mide empeora; lo que se mide puede mejorar. Lo segundo es que las clases medias y acomodadas tomen conciencia del problema, lo hagan suyo y presten su voz a los más débiles. Sólo a partir de ese momento la política emprenderá acciones eficaces." (1)

Mas este análisis tiene sus agujeros negros, que los ve incluso alguien que no es economista: los precios de los suministros suben, un alza que afecta a todos, aunque con mayor severidad  a los de abajo. Costas utilizó un metáfora terrible: los más depauperados sufren el doble  tajo de una tijera: con la hoja de abajo se recortan sus sueldos, y, cuando se cierra, se lleva más de la mitad de sus ganancias con el coste de los suministros, lanzando a los más depauperados a la pobreza energética, mientras los desahuciados ven como sus hogares o cualquier objeto de valor heredado de sus antepasados son embargados y  se adquieren por los millonarios de cualquier latitud a precio de saldo (recordemos la película dirigida por John Turturro, 'Aprendiz de Gigoló',2013, en la que el personaje que representa el octogenario Woody Allen cierra una librería que abrió su abuelo).. Pero la tijera, como en el giallo italiano, sigue enhiesta, buscando sus próximas víctimas. El presidente saliente del Círculo de Economía apunta en una dirección: los hombres "The Company Men", los que no son propietarios de los medios de producción, ni son decisivos en un consejo de administración, que según el catedrático ganan sueldos injustificables. Un colectivo que hasta este momento se sentía invulnerable. Eso supondría la vuelta a la Edad Media, dice mi amiga la economista, Ángela Navarro Mataix, (entiendo que quiere decir que sería dramático si afecta a los mismos hombres de la película, los que son dependientes de un salario, como los de abajo, aunque es inimaginable que el propietario se despida a sí mismo, por muy responsable de la crisis y el desfalco que la provoó que sea). Pero una se pregunta a qué obedece tanta presión sobre el partido mayoritario de la oposición. Lo veremos.

Solo señalar la naturalidad con la que los norteamericanos ubican su historia en el momento del inicio de la crisis, recurriendo al hipertexto, mezclando todo tipo de lenguajes (prensa escrita, televisión, paneles bursátiles...), y recordando al desmemoriado quién gobernaba en Estados Unidos cuando cayó Lehman Brothers, mostrando su imagen sin problemas (a la sazón George Bush). Es lo que separa a un pueblo con hábitos democráticos de otros en los que impera la ley del silencio para las voces de los que circulan por los márgenes de las varreteras, no sólo del cine . John Wells hace un alarde de inteligencia en la presentación de los tres hombres que se visten de ejecutivos y realizan las mismas acciones ante el espejo o sentados en un taburete (enfundarse en una camisa, ceñirse la corbata, abrochar su  reloj, introducir sus pies cubiertos con calcetines diplomáticos en zapatos con cordones...), mediante secuencias que se alternan y nos informan de cómo se preparan para una jornada laboral en un empleo de calidad, ignorantes de  que están a punto de perderlo. Como ocurre ahora en España, fueron las familias las que soportaron el primer impacto, y las que apoyaron a quienes sufrían, ya fueran trabajadores sin cualificar o estos ejecutivos asustados constantemente por los informes trimestrales, por la competencia de los más jóvenes, por los trepas... Finalmente quien tiene el dinero ha conseguido su objetivo: contratar a dos o tres donde antes había solo uno. Un film imprescindible que si bien no explica hacia dónde vamos, si nos informa de dónde venimos y que añora los tiempos en los que el hombre podía ganarse la vida produciendo y no especulando. Pero hay algo que no hemos de pasar por alto y es la pregunta que hace  Robbie Walker, el personaje interpretado por Ben Affleck:   ¿Qué nos puede pasar? ¿Que nos despidan? ¿Significa ésto que muchos han desacralizado el desempleo y están dispuestos a resistir como sea? El año pasado muchos jóvenes españoles no hicieron nada, ni estudiaron, ni trabajaron. La economía, ni la macro, ni la micro, se resintió ¿?

(1) Aumento de la desigualdad por abajo. Diario 'La Vanguardia',  23 de marzode 2016.




Comentarios

  1. Soy consciente de que me arriesgo al rebote con un post tan largo, pero creo que necesitaba transmitir mis preocupaciones sobre el momento actual y rememorar el esfuerzo pedagógico que está haciendo el cine norteamericano, que en Europa ha tenido su correlato con 'El capital' de Costa Gavras, que , siendo un film estupendo, ha llegado tarde, cuando una serie de cineastas americanos se habían esforzado en explicarnos casi todo. No es divertido, pero ayuda a salir del agujero en el que estamos.

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