Rogue One. Una historia de Star Wars. Comentario.





Ficha técnica, sinopsis, crítica, cartel y trailer. (Pinchad aquí)


Crítica:


Cuenta Giorgio Vasari que Andrea Verrocchio  tiró los pinceles y abandonó la pintura que estaba realizando, el 'Bautismo de Jesús', cuando comprendió que su discípulo, Leonardo da Vinci, lo había superado. Del mismo modo, muchos cineastas humildes y con capacidad de entender la revolución que se estaba llevando a cabo,  supieron ver que la era en la que habían realizado su trabajo llegaba a su fin, cuando se estrenó el primer capítulo de la saga de 'La Guerra de las Galaxias', y acertaron cuando pusieron de manifiesto que el cine no iba a ser nunca lo que era antes después de la irrupción de la obra de Lucas. El cineasta de Modesto ya debía haber conmovido al mundo con su película TXH 1138, (1969) , un film vanguardista que experimenta una nueva forma de representación fílmica al servicio de una película de ciencia-ficción que se adentraba en la plasmación de un  futuro distópico en el que se habían liquidado las libertades de los ciudadanos estadounidenses. Pero THX fue una obra de difusión minoritaria, como ocurrió con 'Amarican Graffitti' (1973), por lo que su influencia fue menor.

'La Guarra de las Galaxias', por el contrario, si bien sufrió un  auténtico via crucis hasta que el hijo de Alan Lad, a la sazón director de 20th Fox, decidió apostar por el proyecto de Lucas, que regaló su trabajo, pero se reservó los derechos de autor y merchandising, alcanzó, sin ninguna duda, la gloria. La película no sólo fue un éxito, sino que marcó a una o dos generaciones en las que dejó una honda huella de nostalgia, un recuerdo perenne de la infancia perdida y una evocación proustiana del tiempo que ya pasó, que los empuja, como ocurre en muy pocas ocasiones, a acudir al cine el primer día de estreno de cualquiera de los capítulos que se van incorporando a la franquicia, reaccionando con enfado si alguien hace amago de un pequeño spoiler. Son amantes del cine y quieren disfrutar, como niños, de cualquier nueva incorporación a la historia que marcó sus vidas. Junto a ellos grupos numerosos de adolescentes que han recibido la influencia de la pasión de sus padres que han sabido trasladarles el amor por Darth Vader, la Princesa Leia, o el Gran Moff Tarkin, interpretado por Peter Cuhing, el capitán que se hunde con su barco y mira como muere horriblemente su tripulación, se incorporan al espectáculo.

Pero desde que se estrenó en 1977 'Star Wars episodio IV: Una nueva esperanza' ha crecido exponencialmente el número de realizadores que se ha jugado el tipo con una película del género de ciencia-ficción, desde Ridley Scott (Alien, El octavo pasajero, 1979; Blade Runner, 1982; Prometheus, 2012 o Alien, Covenant, en proyecto), Steven Spielberg (encuentros en la  tercera fase, también de 1977,  E.T., 1982), y otras muchas, hasta la última de Dennis Villeneuve, 'La llegada', 2016, a las que se añade la mochila del propio director (Monsters, 2010, o Godzilla (2014). Y este desarrollo del género, que favorece, como pocos, el avance de las nuevas tecnologías de las diferentes áreas que competen al modo de representación cinematográfico, que evoluciona constantemente tiene como como consecuencia, tanto para el episodio que realizó J.J.Abrams como para el de Gareth Edwards  el que se constituyen en receptáculos de todas las influencias de aquellos que lo han hecho evolucionar, y el resultado son obras eclécticas en las que se pueden rastrear sus referentes. Nuevas películas que se abren a nuevas generaciones, complacen a medias a quienes crecieron en ellas y hacen avanzar la mitología de lo siglos XX y XXI, ya se trate de secuelas, precuelas o spin offs, y se van incorporando nuevos actores que van entrando en el panteón que creó Lucas.

Al final del film, que incorpora novedades importantes que vamos a omitir para evitar los dichosos spoilers, se hacen guiños, totalmente prescindibles, a los fans sea cual sea su edad, ya que desde los niños hasta los adultos han incorporado en su imaginario ciertos iconos cuya  aparición en pantalla provocan la emoción. Malick, Blomkamp, Lucas, Villeneuve, Scott, del Toro  y otros muchos desfilan ante nuestros ojos y contribuyen a crear un nuevo modo de representación del futuro que Rogue One representa, un film en el que Edwards hace un nuevo ejercicio de estilo que no defraudará totalmente y que contribuyen a perpetuar en el tiempo la obra de un cineasta que supo plasmar el universo que surgió de las revoluciones de los años 60 y 70 del siglo XX.




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