The Story of Film. An Odyssey. (serie de TV). Mark Cousins.






Ficha técnica:


Título original: The Story of Film. An Odyssey.
País: Reino Unido.
Año:2011.
Duración: 915 minutos.

Guión, dirección y producción: Mark Cousins.
Edición: Timo Langer.
Productor: John Archer.
Film 4,  Hopscotch Films; distribución video: Cameo, Avalon



Sinopsis:



Comparada históricamente a las 'Historie(s) du Cinema' de Jean-Luc Godard, Cousins  aborda visualmente la historia del cine desde su creación hasta nuestros días a través de quince episodios y cientos de fragmentos cinematográficos. En ellos encontramos decenas de entrevistas con los principales maestros de nuestro tiempo (David Lynch, Martin Scorsese, Gus Van Sant, Terence Devies, Lars  Von Trier, Wim Wenders, Tsai  Ming-liang, , Samira Makhmalbaf, Ken Loach, Baz Lhurman, Jane Campion, Jean-Michel Frodon, Claire Denis, Stanley Donen, Bernardo Bertolucci, Claudia Cardinale...


Comentario:


Con un lenguaje muy accesible, propio de un material de divulgación para el gran público, intenta acercar a los espectadores al hecho cinematogáfico, situándolo en su verdadero contexto: el cine es el arte de la luz (curiosamente entre los que sentaron las bases del nuevo modo de expresión estaban los Hermanos Lumiere, nacidos en un país que convirtió las luces en objeto de una revolución, una metáfora de la razón), un nuevo lenguaje cuya materia son las ideas, no las palabras, algo que el autor se encarga de recordar al comienzo de cada capítulo, y repetir cada vez que el cine es una arte millonario cuyo motor no es la taquilla ni el entretenimiento, sino la pasión y la innovación. Un modo de representación que se aleja del teatro no solo por el lenguaje sino por sus recursos,algunos de los cuales, como el flashback, no estaban presentes en la obra del autor que preside el canon: William Shakespeare, y otros más radicales como el 'phantom ride', predecesor del travelling, que incorporó por primera vez Jean Michel Frodom y fue emulado por Stanley Kubrick en 2001. Una odisea del espacio; los primeros planos, en los que  subyacen teorías freudianas y lacanianas, etc.

Pero además el cine es la industria de la modernidad, impulsada por aquellos colectivos que desprecia el nuevo presidente norteamericano, Donald  Trump,  lo que se encargó de recordarle en la Gala de los 'Golden Globe Awards' de este mismo año, que concede la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood, la actriz Meryl Streep: mujeres, emigrantes y judíos. No sólo un porcentaje importantísimo de guionistas eran mujeres, entre las que se encontraba Alicia Gay Bluche, sino que las compañías cinematográficas más importantes fueron creadas por emigantes: Adolph Zukor, comerciante de pieles húngaro fundó Famous Players, el germen de la Paramount; cuatro hermanos polaco-canadienses fundaron la Warner Bros. y un ruso, Louis B.Mayer, la Metro Goldwin Mayer. Algo que convendría recordar en países como el nuestro, en los que, como se encargaba de recordar Amenábar en Tesis, se mantuvieron de espaldas al nacimiento de la industria que reclama más talentos para su desarrollo, y que dan la impresión de que piensan mantenerse en sus treces ante la era tecnológica que se avecina y que es imparable. Estas compañías construyeron estudios que controlaban los jefes de producción, mientras se confiaba la realización de las películas, en buena parte, a los de ingenieros que aplicaban las nuevas técnicas que el medio iba creando e incorporaban cámaras nuevas. La creación del estilo  descansaba en los decoradores y los diseñadores de vestuario...

Tras la incorporación del sonido, el cine dejó de ser un modo de representación de los pobres y se sofisticó, mientras Wall Street comenzó a invertir en un negocio que daba suculentos beneficios; los empresarios sustituyeron las humildes salas por grandes palacios cuya decoración imitaba de forma ostentosa las grandes y milenarias culturas que nos precedieron. Una cuestión que pocos se han planteado es por qué floreció la industria precisamente en Los Ángeles. Cousins da la respuesta: por el escaso respeto a las leyes de protección, patentes y copyrights,en el lejano oeste, en el extremo opuesto del este civilizado encorsetado por las restricciones. Esta facilidad para usar todos los avances  que se iban introduciendo, sin hacerse cargo de los costes, funcionó como un imán, no sólo para los norteamericanos.

Como ocurrió en el Renacimiento con la pintura, cuando no existía la noción del 'artista', y se concertaba hasta el precio de los colores con el cliente, en el cine se estipulaba hasta las horas de descanso de sus trabajadores, que, en principio no eran considerados estrellas.Poco a poco se fue construyendo el mainstream, que concentró las innovaciones en la comedia; no sólo ganaban dinero sino que controlaban el gusto y reflejaban un momento en el que una parte importante del país no se había echado de encima las ideas esclavistas, como Griffith, mientras otros reivindicaban a los más pobres como Charlot, un vagabundo sin un céntimo son aires de gentleman, que venía de una pobreza suprema. Chaplin consiguió lo que otros intentaron: convertirse en el Dickens del cine con su película 'El chico'.

Poco a poco, y de acuerdo con la evolución económica y social el cine fue creando alternativas al cine romántico y emocional que salía de las factorías hollywoodienses: documental, representado magistralmente por directorrs como Eric Von Stroheim, el realismo de Ernest Lubitsch; el impresionismo francés, representado por Abel Gance, caracterizado por un montaje rápido que transmitía impresiones pero no permitía visualizar con claridad las imágenes; el expresionismo alemán (El gabinete del Doctor Caligari de Robert Wine), realizado con luz artificial, recreando las sombras pintándolas en el suelo y la pared; el  cine japonés; el cine del vienés Fritz  Lang y F.W.Murnau; el dadaismo francés de Picabia y René Clair; el surrealismo de Salvador Dalí y Luís Buñuel, que influyeron en cineastas muy posteriores como David  Lynch; el montaje ideológico de Eisenstein, que fue admirado por Walt Disney y cameado por Brian de Palma (secuencia de las escaleras de Odessa en 'Los intocables'), Alexnder Davzhenko; el clasicismo japonés de Yasuhiro Ozu....

A lo largo de este relato, Cousins va incorporando las innovaciones que se van introduciendo en el medio y que confirman su teoría de que la industria cinematográfica está muy relacionada con innovaciones que se producen en todas las áreas de  saber humano y que rompen con los tradicionales modo de representación como la pintura y la literatura: montaje de secuencias, el arte de cortar y pegar, que alterna  lugares y tiempos, pero también significados, mediante el montaje en paralelo de secuencias alternas; montaje de cintas ya grabadas con función poética, que dan lugar a fundidos, sobreimpresiones, planos y contraplanos, saltos de eje. En los primeros capítulos que llegan hasta los años 30 demuestra que el cine, un arte nuevo, estaba creciendo. Un trabajo que da unas cuantas ideas, interesantes, y que están en la base de muchas discusiones en torno al cine, aunque el autor caiga en más de una contradicción.


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