Adiós muchachos.




NO TODOS SON IGUALES, EXCEPTO LOS QUE SON.

ELFIN DE LA INOCENCIA

Ficha técnica:


Título original: Au revoir, les enfants.
País: Francia. Coproducción franco-alemana.
Año: 1987.
Duración: 104 minutos.

Dirección: Louis Malle.
Guión: Louis Malle.
Casting: Jeanne Biras, Iris Carriere.
Dirección de Fotografía: Renato Berta. Película Kodak.
Música: Schubbert: Momento musicalnº 2; Saint-Saens: Rondo Capricioso.
Sonido: Jean-Claude Laureux.
Montaje: Emmanuelle Castro.
Puesta en escena: Louis Malle; publicada por Ediciones Gallimard.
Decorados: Willy Holt.

Diseño de Vestuario: Corinne Jorry.
Maquillaje y peluquería: Susan Robertson.

Director de producción: Willy Holt-
Compañías productoras: Gaumont; distribución:   Acontracorriente Films. Apoyo del Centre National Du Cinéma y de Sofica Investimage, Images Investissements, Sofica Creátions y la participación de RAI UNO y los habitantes de Provins, los profesores, los padres y los alumnos de la Ibstitución Sainte-Croixy la S.N.C.F.

Premios:


1987: 2 Nominaciones al Oscar: Mejor película extranjera, guión original
1987: Globos de oro: Nominada Mejor película de habla no inglesa
1987: Premios Independent Spirit: Nominada a Mejor película extranjera
1987: Festival de Venecia: León de Oro - Mejor película
1987: Premios Cesar: 7 Premios incluyendo Mejor película. 9 nominaciones
1987: Premios David di Donatello: 3 premios, incluyendo Mejor film extranjero
1988: BAFTA: Mejor director. 4 nominaciones
1988: Premios del Cine Europeo: Mejor guión. 3 nominaciones
1988: Asociación de Críticos de Chicago: Mejor película extranjera.

Intérpretes:


Gaspard Manesse: Julien,
Rafael Fejtô: Bonnet,
Francine Racette: Señora Quentin,
Stanislas Carré de Malberg: François Quentin,
Philippe Morier-Genoud: Padre Jean.
François Berléand: Padre Michel,
François Négret: Joseph,
Peter Fitz: Muller,
Pascal Rivet: Boulanger,
Benoit Henriet: Ciron,
Richard Leboeuf: Sagard,
Xavier Legrand: Babinot,
Arnaud Henriet: Negus.
Jean-Sébastien Chauvin: Laviron,
Luc Étienne: Moreau,
Daniel Edinger: Tinchaut,
Marcel Bellot: Guibourg,
Irène Jacob: Señorita Davenne,
Jean-Paul Dubarry: Padre Hippolyte,
Jacquelinhe Staup: Enfermera,
Jacqueline Paris: Señora Perrin,


Sinopsis :


Durante la ocupación nazi de Francia, Julien es un chico a punto de entrar en la pubertad, que estudia en un internado católico. Ya empezado el curso, llega Bonnet, un nuevo estudiante con una personalidad tan carismática como misteriosa. A través de juegos, peleas y del descubrimiento de intereses comunes, crece la amistad entre ambos y se hace más cercana, sobre todo cuando Julien descubre lo que lo diferencia de Bonnet: él es ario y su amigo judío.


Comentario:


Louis Malle, a pesar de ser uno de los fundadores de la Nouvelle Vague, pocos lo integran en el grupo junto  a François Truffaut y Jean-Luc Goddard, un hecho que algunos atribuyen a su dominio de la lengua inglesa. cuando la formación de las élites europeas era francófona, (aún hoy día hay quien cree que educar a sus hijos en colegios franceses los acerca a la nobleza rusa de la época de Tolstoi), cuando ya hacía mucho tiempo que el eje de la ciencia, la tecnología y las artes se había desplazado a la costa Este de Estados Unidos. Esta circunstancia lo convirtió en un extranjero en ambos mundos, cosechando el desprecio de los críticos de los dos lados del Atlántico, en especial tras el estreno de un film aciago para él, Alamo Bay (1985),que le produjo una gran frustración y lo empujó a volver a su país con el objetivo de realizar un proyecto que tenía in mente desde antiguo, 'Adiós, muchachos'. Una historia que se beneficiaba de su trayectoria como camarógrafo y documentalista (trabajó con Jacques Cousteau), y de sus experiencias infantiles en el fin de la gran contienda que desangró Europa entre 1939 y 1945, que, a escasos meses del fin de la guerra, dejó tras de sí amargos sucesos como el que relata este film. Como legado de su paso por Norteamérica se cuentan películas como 'La pequeña', (1978), o  Atlantic City (1980), y enormes pedazos de su corazón.

Es cierto que no emite juicios de valor sobre sus personajes, que construye ambivalentes en apariencia, y paradójicos, según alguno de sus colaboradores, porque todos parecen haber participado de alguna manera en las atrocidades que caracterizaron la guerra que, posteriormente, fue calificada como un 'holocausto', bien de forma activa, denunciando a los proscritos, ya fueran judíos, comunistas o sindicalistas, ya porque coquetearon superficialmente con el monstruo en sus diversas manifestaciones. El propio Malle se recuerda a sí mismo haciendo algo terrible: volver la cabeza hacia su amigo Bonnet cuando el miembro de la gestapo intentaba encontrarlo entre los rostros impasibles de los compañeros de clase. Entre Julien/Malle y Bonnet  se establece una relación amor-odio con momentos de fraternidad, seguidos de otros menos nobles, conectados entre sí por las típicas peleas de pre-púberes. Más, junto a ellos, hay personajes que encarnan meridianamente el mal, como el oficial de la Gestapo o la monja que denuncia a un pequeño asustado y los jóvenes soldados de la policía secreta alemana, que disfrutan con el descubrimiento de estos seres indefensos que no tienen donde esconderse. Frente a ellos los religiosos y profesores que se juegan la vida por proteger a los pequeños y salvarlos de una muerte atroz, por mucho que el Padre Jean cometa la pequeña injusticia de despedir al joven cocinero por traficar con alimentos, al igual que hacen algunos alumnos, a cambio de tabaco. Hablar de 'pérdida de la inocencia' en este caso me parece sencillamente brutal; la inocencia se puede perder de muchas maneras, no todas desagradables. Denunciar a un camarada o un compañero, además sin necesidad, para que lo lleven a un campo de exterminio, es para no perdonárselo uno a sí mismo en toda la vida, como ocurre con Malle/Julien, a pesar de que haya biógrafos del cineasta que hayan negado que los hechos se produjeran tal y como el realizador ha decidido plasmarlo en el celuloide. "He tardado toda mi vida en trabajar con la libertad de un niño", decía constantemente Louis Malle emulando a Picasso.

Su trayectoria difusa se materializa en una imagen sobria y auténtica, una herencia del documental, que, a medida que avanza el film, se va tornando intensa y emocionante, una evolución que descansa en la introducción paulatina de elementos que van dotando de dramatismo a la historia. Primero con la negativa del Padre Jean de dar la comunión a Bonnet, un acto reflejo que denota la contradicción entre su fe y sus sentimientos acerca de lo que es justo  lo delata como cómplice del niño; más tarde, cuando los niños ríen con los gags de Chaplin en 'Charlot emigrante', no profundizan en el significado de unas imágenes que nos muestran a un puñado de desarrapados que se dirigen hacia un país más próspero que el suyo y son atados con una cuerda, como un haz de leña,cuando llegan a su destino, mientras son fusilados por las miradas amenazantes de algunos alemanes. O la confesión que le hace Bonnet a Julien de que siempre tiene miedo. Cada uno de estos detalles que jalonan la estancia de unos niños en un colegio para gente acomodada, que debe salir de la institución para lavarse en unos baños públicos, en los que unos gozan de bañera y otros no, discriminando a los pequeños con total naturalidad y con aparente falta de malicia, o la homilía del cursa advirtiendo a los ricos  acerca de sus responsabilidades con los más pobres, con párrafos extraídos de textos bíblicos, van envolviendo con una capa de humanidad un relato extraído de la vida real. La estremecedora secuencia final,inolvidable para todos los que participaron en el relato y las imágenes que se suceden antes de que 'caiga el telón' nos hacen estremecer, e incluso conmovió al propio Michael Focault. Una tosca pared en la que se adivina una puerta por la que han salido el sacerdote y los tres niños introduce una voz en off que reproduce una reflexión de Julien: " Cuarenta años después de estos acontecimientos...-Bonnet, Negus y Dupré murieron en Auschwitz; el padre Jean en el campo de Mauthausen- El colegio reabrió sus puertas en octubre de 1944 - (en mayo de 1945 se firmó la paz). Han pasado más de 40 años, pero, hasta mi muerte, recordaré cada segundo de aquella mañana de enero."


Francia le recompensó con  7 Premios Cesar, incluyendo Mejor película. La Academia Americana le negó el preciado Oscar. Cuando las trompetas del Apocalipsis suenan de nuevo, el film de Malle se convierte en imprescindible. Es posible que la película sea hija del resentimiento, pero quien ha conocido un régimen dictatorial y ha estado del lado de aquellos a los que les conviene callar, ha aprendido a guardar silencio como Bonnet.




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