La cura del bienestar. Gore Verbinski.





Ficha técnica, sinopsis, críticas, cartel y trailer. (Pinchad aquí)



Comentario:


Quizá sin pretenderlo, Oti Rodriguez Marchante centra el debate y explica el por qué algunas personas han abandonado una de las pocas salas de proyecciones en las que se exhibe un film, producido por Regency Enterprises, y distribuido, ni más ni menos que por 20th Century Fox. Dice el crítico: " El argumento tiene acaso la virtud de una progresión constante, aunque a peor, y consigue irse trasladando desde el delirio al disparate, aunque sin acabar de perder un cierto aroma como de cine moderno, y que puede satisfacer a las miradas más snob, que no es difícil que vean radicalidad y riesgo en su crítica (tan naïf, tan vulgar) a la sociedad, al dinero, al poder…, muy en ese estilo bobalicón del podemismo."  Es cierto que el relato es objeto de una progresión constante bastante complicada, como difícil es sentar las bases de la alienación mental que sufre la población en sus diversos estratos sociales, que beneficia a aquellos que piensan extraer los excedentes tanto del más misero de los campesinos como del más tontorrón de Wall Street, Es innegable que el protagonista, cuando llega al sanatorio en el que se aplica la 'cura del bienestar', una clínica que más que el castillo de Drácula, por mucho que el célebre noble chupe la sangre de aquellos desgraciados que caen bajo sus garras, recuerda más los sanatorios a los que hizo célebres Thomas Mann  en 'La montaña mágica', en uno de los cuales estaba recluida su esposa afectada por la tuberculosis. El viaje del joven brocker le irá formando y dando las fuerzas necesarias para enfrentarse a las fuerzas del mal que dominan tan inigualable lugar, en medio de los Alpes, y a la vez tan sombrío.





Mas los referentes de Gore Verbinski son mucho más actuales y tienen mucho más que ver con 'Sutter Island' de Martin Scorsese, aunque aquí se haya invertido la historia como un calcetín al que se le ha dado la vuelta, que adopta un mayor dramatismo en la elección de un país que fue refugio de nazis, y en la forma con el cine del griego Yorgos Lanthimos en películas como Canino, Alpes o Langosta. Al fin Lockart (Dane De Haan Lockart) encontrará el castillo de Kafka y, si bien de momento los rectores del sanatorio, las fuerzas vivas del pueblo que los apoyan con el argumento de que los habitantes de la localidad viven del mismo, así como los empleados,  han llegado a convencerlo de que en la sumisión está la felicidad, y que el hospital es un lugar en el que se está tan bien que nadie quiere abandonarlo, finalmente optará por romper las reglas del juego usando la violencia necesaria para salvar, no solo a Hannah, sino a todos los demás.




Cuando el joven entra en el recinto del balneario, que cura todos los males con sus aguas, recuerda tanto las imágenes de la entrada de Leonardo DiCaprio  en el Psiquiátrico de Sutter Island, mas algún que otro detalle significativo, que el director logra despistarnos e incluso hacernos creer que estamos repitiendo la misma historia. Pero el público no tardará en entender que, en este caso, todo es una gran metáfora, no una enorme simulación, una forma de hacer entender a la sociedad que en un momento en el que las masas ya no creen en nada, ni en dios ni en el diablo, los poderosos siguen inventando formas de extraer el excedente de las masas generándoles necesidades y, como el protagonista de 'El Perfume' de Patrick Suskind, con el jugo que extrae a sus víctimas confecciona los tarritos de esencia humana que, no soló alargará la vida de unos cuantos, sino que la mejorará ostensiblemente.  Y no es que  sea interpretable que Gore Verbinski haya querido satisfacer de forma subliminal a algunos bobalicones podemitas, como los llama Oti Rodriguez, sino que el propio rector del establecimiento 'sanitario', interpretado por Jason Isaac, en estas declaraciones que los verdugos hacen a sus víctimas in extremis, cuando creen que van a morir, reconoce que no hay mejor manera de forrarse que generando enfermedades e hipocondrías entre los más adinerados para traspasar el dinero de bolsillo. (Este es el momento en el que se radicaliza un discurso que, unido a imágenes más o menos truculentas, -menos que mas -, algunos abandonan la sala). Ayer mismo, una cadena generalista emitía un documental que demostraba que la pobreza ha impuesto una rebaja en la calidad de vida de los ciudadanos y se centraba en la ropa low cost, precisamente cuando la gente no puede adquirir ropa de un precio justo, acorde con unos salarios dignos y compraba otro tipo de producto elaborado por ejércitos de parias de la tierra. Lo que han hecho los creadores de opinión, para seguir enriqueciéndose, es hacer de la necesidad virtud e introducir en el imaginario colectivo que es más guay y 'mola más' comprar muy a menudo ropa muy barata, de usar y tirar como los clinex y , debido a su bajo precio, sustituirla por otra en un breve lapsus de tiempo. Es exactamente lo que hacen los gestores 'sanitarios' con los clientes ricos que llegan a su lujoso sanatorio en las cumbres de los Alpes. Gore Verbinski sabe sacar provecho de la imagen digital y de las oportunidades que le da el argumento de este film inhumano para hacer brillar su ironía.





Una buena metáfora de los tiempos que corren que representa las formas de generar temor a las masas para desheredarlas y desahuciarlas , ya sea convirtiéndolas en perros, langostas, u otros animales, si no logran convivir en pareja, tras pasar un breve examen, ideado por instituciones dedicadas a buscar la persona complementaria a cada candidato o candidata, o mediante la invención de mil recetas para hacer frente a cualquier problema con libros o programas de auto-ayuda, o cualquier otro ejercicio de trilero. Una historia contada con la frialdad y la ausencia de humanidad propias de cineastas modernos como Yorgos Lanthimos.




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