Desmadre a la americana. John Landis.




Ficha técnica:


Título original: Animal House.
País: Estados Unidos.
Año: 1978.
Duración:

Dirección: John Landys.
Guión: Harold Ramis, Douglas Kenney G.Chris Miller.
Casting: Michael Chining, Don Phillips.
Dirección de Fotografía: Charles Correll.
Música: Elmer Bernstein; tema "Animal House", compuesto y adaptado por Stephen Bishop.
Edición: George Folsey, Jr.
Dirección de artística: John J.Lloyd.
Decorador del set: Hal Gausman.

Diseño de Vestuario: Deborah Nadoolman.
Maquillaje: Linne Brooks,
Estilista de peluquería: Marilyn Patricia Phillips.

Productores; Matty Simons, Ivan Reitman
Compañías: Universal Pictures,

Intérpretes:


John Belushi; John Blutarssky,
Tim Matheson: Eric Stratton,
John Vernon: Decano Wormer,
Verna Bloom: Marion Wormer,
Thomas Hulce: Larry Kroger,
Stephen Furst: Kent Dorfman,
Mark Metcalf: Doug Neidermeyer,
James Daughton: Greg Marmalad,
Kevin Bacon: Chip Diller,
Peter Riegert: Donald Schoenstein,
Donald Sutherland...


Sinopsis:


Esta desternillante película elevó las peleas con comidas a una forma de arte e hizo de John Belushi una estrella. La destartalada y estrafalaria parodia de la vida universitaria en los años setenta, nos muestra a Bluto (John Relushi), Nutria (Tim Matheson), Pinto (Tom Hulce) y Rodaballo (Stephen Furst) marcando, extravagante conducta, el rumbo de la definitiva comedia universitaria.


Comentario:


Estamos tan acostumbrados a la manipulación que ejercen los grupos de presión a través de sus medios de comunicación vs. manipulación, que somos incapaces de detectar la crítica de un cineasta, a través del cine, el último baluarte de los inconformistas, y la mirada crítica que proyectan sobre grupos sociales, que al dejar de lado los parámetros más destacados de los mensajes más conservadores, que muchos confunden con burdas moralinas, nos venden el discurso que les interesa sin que nos percatemos de ello.

John Landis  recurre al subgénero denominado 'College Comedy' e inicia con esta película uno nuevo llamado 'Gross Out', basado en el humor escatológico.  hHce una crítica mordaz y muy cáustica de los diferentes grupos en que se dividen los residentes universitarios de una universidad privada, el Faber College, fundado por Emily Faber, que se albergan en residencias universitarias,y se dividen en fraternidades cuyos rasgos caracterizadores están muy exagerados con el objetivo de convertir a sus integrantes en auténticos estereotipos al servicio de su ideario: los de la Casa Omega, proto-fascistas, militaristas, conservadores y estirados, capitaneados por un alumno que se apellida Neidermeyer, interpretado por  Mark Metcalf; frente a ellos los de la Casa Delta, rebeldes, anárquicos, sagaces, individualistas y dotados de un gran talento y un ingenio ágil. Ambos son la cara de la misma moneda, una disección de la población de estas instituciones en lo que insiste Landis y que acaba desvelando cuando tras el 'The End' de su película individualiza el perfil de los estudiantes que han protagonizado el film como colectivo esta historia, a la que da apariencia de realidad, haciendo desfilar su imagen y sus nombres acompañados con la información de los puestos que estos jóvenes alcanzaron en su madurez, y los colocaron en puestos clave de la política, el mundo empresarial y las profesiones liberales, incluido el anárquico y desmadrado chico que interpreta John Belushi.

John Landis pone su foco en una época en la que la educación universitaria no se había extendido a las clases medias-bajas y trabajadoras, ni había nacido los que ahora se adscriben a la generación X y a los Millennials, a los que no sólo les han arrebatado el estado del bienestar, sino que son objeto de burla de los que todavía no han sido despedidos del sistema por permanecer a edad avanzada en el reducto de comodidad que supone el hogar paterno. Los llamados Baby boomers, nacidos después de las Guerra Mundiales, que pertenecían a una clase media que iniciaban su fortalecimiento y expansión gozaban de una gran tolerancia,  se excedían, abusaban de las mujeres de los rectores de universidades privadas puestas a su servicio, hacían fiestas con horribles y cutres togas, que sonaban a desprecio de la cultura clásica, y destrozaban en sus actos reivindicativos todo lo que hallaban a su paso poniendo a las masas que asistían a los actos públicos y a los que ocupaban las tribunas públicas en riesgo serio de perder su vida, con un tratamiento visual del género slapstick propio de las películas animada de Tom y Jerry, que, como el Ave Fenix, renacen constantemente de sus cenizas. Al final, la línea divisoria entre los Omega y los Delta es una cuestión más estética que ideológica; las feministas del momento son minusvaloradas al caracterizarlas como unas puritanas hipócritas que se lanzaban contra todo lo que llevaba pantalones, estudiaban en universidades, también privadas, que se eran bautizadas con nombres como  Emily Dicknson, y ellas mismas se ponían apodos que aludían a escritoras feministas como Shelley (de Mary Shelley) Mary (de Mary Wolstonecraft)..., llevaban gafas de pasta y se peinaban como sus líderes, frente a las Barbies del Faber College. De este modo, Landys no duda en construir estereotipos para representar el universo  de los jóvenes que bien podrían ser sus propios hijos.


El ambiente universitario actual ha cambiado mucho y si algún grupo de jóvenes intentaran hacer algo mucho más modesto que estas élites, serían calificados de  proto-terroristas que practican la kale borroka. Una sola acción de las múltiples que protagonizan estos estudiantes en la fiesta en la que convierten a su Decano en el sheriff de la ciudad por un día, con el objetivo de promocionar su institución universitaria, les reportaría serías correcciones. Landis coloca su cámara crítica delante de estos estudiantes y crea unas imágenes mucho más efectivas que un largo y soporífero discurso. El decano Wormer se apoya en los Omega porque son mucho más 'pelotas' y le causan menos problemas que los Delta, y, aunque expulsa a todos los Delta, se tiene que tragar todos los sapos y, tras el desastre del desfile, comprende que no puede enfrentarse a esta fraternidad. Todos acaban sus estudios universitarios. Uno de los Delta, el gordito despreciado pero acogido de forma paternalista en el grupo, destroza un coche, de esos grandes que llevaban los jóvenes norteamericanos del momento, y que en español se traduce por 'Haigas', alias que surgió del deseo de ostentación de los nuevos ricos y trapicheros, surgidos en España de la posguerra, que cuando iban a comprar un coche pedían al concesionario el 'mas grande y costoso que 'haiga'.





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