El sótano del miedo. Wes Craven.




¡NO ES EXTRAÑO QUE NO HAYA DINERO EN EL GHETTO! 

EL PRODUTO DE LA ESPECULACIÓN INMOBILIARIA Y LOS DESAHUCIOS


Ficha técnica:


Título original: The People under the Stairs,
País: Estados Unidos.
Año: 1991
Duración: 101 minutos aprox.
Género: Comedia de terror.

Dirección: Wes Craven.
Guión: Wes Craven.
Dirección de fotografía: Sandy Sissel,
Música: Don Peake.
Edición: James Clobentz,
Dirección segunda unidad: Peter Chesney.
Dirección artística: Steven Lloyd Shroyer.
Decorador del set: Molly Flanegin.
Efectos especiales: Image Engineering, Inc.; supervisor: Peter Chesney.
Coordinador de especialistas: Tony Cecere.

Diseño de Vestuario: Ileane Meltzer.
Maquillaje: Michelle Buhler.
Maquillaje de efectos: KNB.
Estilista de peluquería: Barbara Olvera.

Productores: Marianne Maddalena y Stuart M.Besser.
Productores ejecutivos: Shep Gordon y Wes Craven.
Diseño de producción: Bryan Jones.
Compañías: Alive Films


Intérpretes:


Brandon Adams: Fool,
Everett McGill: Hombre,
Wendy Robie: Mujer,
A.J. Langer: Añice,
Ving Rhames: Leroy,
Sean Whalen: Roach,
Bill Cobbs : Abuelo Booker,
Kelly Jo Minter: Ruby,
Jeremy Roberts: Spenser,
Conni Marie Brazelton: Mary.


Sinopsis:



Atrapado en el interior de una casa fortificada que pertenece a una misteriosa pareja, un pobre muchacho se ve inmerso en una pesadilla. Tras percatarse de inmediato de la verdadera naturaleza de los macabros habitantes de la casa, el chico se enfrenta a sádicos dispositivos de seguridad, se hace amigo de una chica esquiva y maltratada, y tratará de descubrir el secreto de las criaturas en las profundidades de la casa.


Comentario:


Estamos viviendo la depresión derivada de la primera crisis del capitalismo global que provocó la caída de Lehman Brothers, una compañía que "sobrevivió a una guerra civil, a la crisis bancaria de 1907, al crac de 1929, a escándalos en su papel de intermediador de bonos y a colapsos en hedge funds, pero no consiguió superar la crisis subprime de 2008, y se hundió aquel maldito 15 de septiembre que nadie quiere recordar en Wall Street, que ha llevado a la gran pantalla de forma magistral J. C.Chandor en 'Margin Call'. Entones la sociedad tomó conciencia de que la bolsa especulaba con bonos-basura, unos productos financieros que incluían en el mismo paquete créditos hipotecarios incobrables. Vinieron los desahucios y con ellos los escraches, especialmente en las cercanías de las casas de los políticos a quien la gente consideraba responsables, raramente contra los auténticos defraudadores, como ocurre en el film, La gente, que pensaba que había llegado el fin de la historia que anunció Fukuyama, que comportaba la caída de las ideologías y el triunfo de un populismo transversal, creía y cree que estaba cambiando el mundo con nuevas recetas.

Más  he aquí que cae en nuestras manos este título de Wes Craven, que hoy leemos de forma diferente a como se podía hacer en la década de los 90, cuando la crisis no nos había golpeado todavía. Esta película nos habla de una mayoría de perdedores y de una familia de especuladores y extorsionadores, que comenzaron a acumular su riqueza vendiendo ataúdes de muy mala calidad a precios desorbitantes; de ahí dieron el salto al negocio inmobiliario, que consistía en alquilar viviendas, que apenas merecían tal nombre, por medio de la firma de contratos que incluían condiciones leoninas (si se tardaba tres días en pagar el alquiler  había que hacer efectivas tres mensualidades o se producía el desahucio inmediato). No contento con este perfil, Wes Craven convierte a los dos avariciosos hermanos en audaces roba-niños, a los que mantienen los hermanos como animales en los sótanos de la casa para su propio divertimento, (de ahí el nombre del film: The People under the Stairs ), una historia que, por desgracia la realidad se encarga, en alguna ocasión, de confirmar, como  la que ha llevado al cine el austriaco Ulrich Seidl en su película 'En el sótano'.  que evoca la historia de su compatriota, Joseph Frtzl, un ingeniero  jubilado  que encerró y violó reiteradamente durante veinticinco años a su propia hija, con la que tuvo siete hijos. 

Queramos o no hemos de aceptar estos hechos, que convierten el relato de Wes Craven en una comedia de terror distendida, en la que el único que vive como un rey es el perro de la casa, tocado con un collar de brillantes. La única diferencia con la realidad es que los vecinos, concentrados ante la casa de estos malvados de manual, gracias a la acción de un niño, al que llaman 'el loco', recuperan todo el dinero que se les ha ido arrebatando durante generaciones y que ha permanecido todo este tiempo en una casa fortificada con fuertes medidas de seguridad. La secuencia de los hechos es del todo conocida en la crisis actual: enfermedad o pérdida del trabajo-incapacidad de pagar el alquiler- desahucio- escrache.

Al deseo de Craven, que muchos confunden con la realidad, de que, alguna vez los miserables recuperen lo que les ha sido robado, abusando de sus necesidades, se añade el que el niño, cuya madre está enferma, agobiado por el sufrimiento y animado por el augurio de unas cartas, entra con dos adultos en casa de estos desaprensivos con el objetivo de robarles lo que ellos les han quitado con extorsiones; allí descubrirán lo que esconde el sótano y hasta dónde son capaces de llegar sus moradores, tanto si los provocan, como si no. 'El loco', un niño muy cuerdo, y su recién descubierta amiga, así como los que han pasado por el sótano y han sufrido incluso mutilaciones, no anhelan el dinero, sino la posibilidad de vivir en paz y con dignidad; el destino será el encargado de repartir el tesoro entre sus auténticos propietarios.

El cuento de Wes Craven nos suena familiar porque hace referencia a una constante esencial del ser humano, capaz de matar por acaparar una fortuna que nunca podrá gastar, pero que le da un poder absoluto sobre los más desgraciados, que son la mayoría de la población mundial. Cuando se encuentran dos almas gemelas, la guerra está garantizada; el maestro del terror opta sencillamente por restablecer el equilibrio en la sociedad, eliminando a los malvados. Un film con un buen subtexto, bien realizado entretenido e intenso, con buenas actuaciones.


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