Zombi. El regreso de los muertos vivientes.








Ficha técnica:


Título original: Dawn of the Dead.
País: Estados Unidos.
Año: 1985.
Duración: 91 minutos.

Guión y dirección: Georges A.Romero, en colaboración con Dario Argento.
Dirección de Fotografía: Michael Gornick.
Casting:John Amplas.
Música: The Goblins.
Edición: George A. Romero.
Diseño del set_ Josie Caruso y Barbara Lifsher.
Consultor script: Dario Argento.

Diseño de Vestuario: Josie Caruso.
Efectos especiales de maquillaje: Tom Savini.
Estilista de peluquería: Haitique.

Productores: Richard P.Rubinstein, de Laurel Group Inc., Dario Argento.
Productores ejecutivos: Claudio Argento y Alfredo Cuomo.
Compañías: Laurel Production asociada con Claudio Argento y Alfredo Cuomo

Intérpretes:


David Emge: Stephen,
Ken Foree: Peter,
Scott H.Reiniger: Roger,
Gaylen Ross: Fran.
David Crawford: Dr. Foster,
David Early: Mr. Berman,
Richard France: Científico,
Howard Smith: Comentarista de TV.
Daniel  Dietrich: Givens,
Fred Baker: Comandante,
Jim Baffico: Wooley,
Pasquale Buba: conductor de motocicleta,
Sharon Ceccati: Zombie.



Sinopsis:




La epidemia que hace resucitar a los muertos convertidos en seres ávidos de carne humana se ha extendido, llegando al punto en el que algunas ciudades han quedado prácticamente desiertas. Los supervivientes deben refugiarse en zonas militares, ya que los zombis no dudan en acabar con sus propios familiares. Continuación  del clásico de horror 'La noche de los muertos vivientes', que junto con 'El día de los muertos'  forman una trilogía protagonizada por ese nuevo icono, muerto en vida, el zombi, que desarrollo Romero.

Comentario:


Si hay alguna película que se manifiesta abiertamente en contra de la sociedad de consumo que denuncian los revolucionarios de la década de los 60, y  a la que el cantautor valenciano Raymond compuso un himno, su canción 'Societat de consum', ya que era una de las reivindicaciones que integraban el pensamiento progresista de la sociedad occidental, la más avanzada de la Tierra desde las revoluciones de  finales del siglo XVIII, hasta las rebeliones que crearon la idiosincrasia y la ideología del siglo XX, es precisamente este título de Georges .Romero, que presenta a los zombis situados en la linea que separa la vida de la muerte, la conciencia del subconciente, muy vulnerables porque pueden ser eliminados con un golpe en la cabeza del recién reconvertido en monstruo; estos seres matan a la gente para alimentarse y su incremento pone a Estados Unidos en una situación de alerta roja. La causa de su nacimiento y proliferación se atribuye a unas toxinas, por lo que los científicos buscan el remedio en unos alucinógenos que les anule el cerebro, aunque parece que el antídoto es poco efectivo lo que aconseja recluir a los todavía sanos en manicomios, una idea muy sugerente. Estas masas descerebradas tienen una gran ventaja sobre los demás: no piensan, matan a la gente para alimentarse, incluida su propia familia, pero no son caníbales y se respetan entre sí. El manifiesto zombi queda definitivamente constituido.

El estilo, la estética, e incluso la atracción por los cuerpos, especialmente femeninos, casi siempre jóvenes rubias de miradas azules y cristalinas, cutis muy blanco y cierta apariencia de debilidad e indefensión que parece exigir el apoyo de un hombre, reflejan la influencia de Argento en Romero. El subtexto es propio del cineasta americano, de orígenes cubanos, que  hace arrancar sus bizarros monstruos de prácticas como la macumba y el budú, unos seres que identifica con las masas alienadas y desfavorecidas. La convicción de que acuden a los sitios que frecuentaron en vida, el grupo de protagonistas se refugia en unos grandes almacenes, un búnker perfecto en el que todos satisfacen sus aspiraciones de bienestar, incluidos los caprichos que no pudieron darse cuando reinaba el orden impuesto por el establsihment,  y no había estallado la epidemía; usando como vehículo a un tertuliano populista, tuerto y con gafas, se acepta la tesis de que si los desgraciados no caben en el infierno caminarán sobre la tierra. Este personaje se pregunta si vale la pena salvar a la humanidad, cuyo cerebro ya está muerto: son solo idiotas que siguen vivos; solo hay una solución: almacenar a los muertos en cámaras frigoríficas, donde acudirían los no-muertos  para comérselos. Y esto es lo que hacen el grupo de Stephen, Roger, Peter y Fran, par soslayar el ataque de los que andan como pollos sin cabeza.

El mismo personaje, una auténtica metáfora de quien ha aprovechado históricamente cualquier conflicto para imponer su voluntad, propone usar la bomba atómica contra estas masas consumidoras alienadas, cuya rebelión avanza como una apisonadora, que allana todo a su paso, sin ideales discriminatorios; ya no se trata de republicanos o demócratas, ni de diferentes soluciones económicas, sino de un conflicto predemocrático que exige la unión de las clases medias contra las masas; los vivos, el alimento de los zombis deben luchar juntos, sin matices, obligados a ser racionales, lógicos y lúcidos. Se sugiere también la posibilidad de usar contra estos peculiares insurgentes las armas atómicas,

Si en algún momento se hace explícita la lucha contra la sociedad de consumo, frente a la que ya nadie se manifiesta, una batalla perdida contra la alienación que ha ganado definitivamente el low cost, es en la presencia y simbolismo de los maniquies, de los que incluso la protagonista, Fran, imita desde el maquillaje hasta el peinado y la indumentaria. Todos aprovechan para coger cualquier cosa, desde caramelos hasta joyas y dinero, que siempre habían estado a la vista, pero cuya adquisición era prohibitiva. En el film tienen presencia los moteros, que encima de sus Harleys, como los caballeros sobre su montura, presentan un nuevo frente saqueador, i bien serán pronto eliminados por las élites /militares, soldados, ingenieros, periodistas..., mejor adiestradas para el combate civil y militar. El icono del zombi queda perfectamente dibujado: un ser humano que ha perdido la vida pero se ha situado en un no mna's land entre esta y la muerte.

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