Berberian Sound Studio





GILDEROY, TE VOY A DECIR LO QUE ES SER PROFESIONAL: COOPERAS, NO CUESTIONAS, NO MIRAS EL RELOJ. HACES SOLO LO QUE TE DICEN. QUE HAGAS Y TE RESERVAS TU OPINIÓN EN TODO CASO.

Reacción: Hay que ser maleducado. Aquí nadie paga nada si no se ve obligado a hacerlo. Aquí no se pide, se levanta el puño, se grita y se presiona hasta arrinconar a esos cerdos.




Ficha técnica, sinopsis, premios, lo que se dice, fotografías, cartel y trailer (Pinchad aquí)


Crítica:



Peter Strickland se enfrenta a una metaficción, el proceso de producción cinematográfica visto por el propio cine,  con la pretensión de acercar al espectador, de hacerle partícipe de las sensaciones y las emociones de un humilde técnico de sonido británico y la creación de las sinergias que hagan posible que el que ve  se deje embriagar por los sentimientos que despiertan en el hombre desplazado de su idílica aldea natal, y evoque con él, ayudado por las imágenes, los lugares en los que transcurrió su infancia,  su Box HillBurford Spur oMole Cap, donde crecen las flores, el sonido del río Mole, junto a los bodejales y los hayedos de Juniper Top, y perciba los aromas que le llegan de Inglaterra a través de las tiernas cartas de su madre. La inmersión en un mundo diabólico que atraviesa la ficción y la realidad va provocando su confusión mental hasta el extremo de no diferenciar ambas magnitudes, que empiezan a colonizar sus pesadillas y convertir su vida en un tormento similar al que ayuda a reproducir de las formas más diversas en la construcción de una banda sonora de un film del género giallo, que dirige un simulado Giancarlo Santini, y que produce Francesco Coraggio: Il Vortice Equestre. Tras presentar el título del film que, como una muñeca rusa, contiene otra película en su interior, va introduciendo los créditos: protagonista, Peggy Ansell, música Hymenoterapia, Vestuario Fabrizio Giudice..., a los que da unicidad una imagen que, como la del cartel,  está constituida por una cabeza que se abre por la mitad y en su interior contiene otra. Un símbolo de lo que vamos a ver.










El modesto técnico inglés va enloqueciendo, incapaz de distinguir la diferencia entre lo que pasa y lo que imagina, y el relato se va construyendo con un discurso que se aproxima más al cine de  David Lynch que al giallo que homenajea, en el que las armas cortantes son sustituidas por las mesas de mezcla, los elementos que intervienen en la producción de ruidos y los engranajes de las máquinas que intervienen en el trabajo de los especialistas de sonido, mostrando al espectador la tramoya de su puesta en escena y la importancia del trabajo de estos miembros del equipo de producción en un género en el que la banda sonora tienen la mayor importancia en la construcción de la diégesis. Un film interesante para los cinéfilos y los que sienten curiosidad por entender cómo se construye un relato cinematográfico, con la pretensión de conseguir que el espectador se confunda con el personaje del mismo modo que éste se identifica con el protagonista de la ficción en cuya realización participa, y el público pueda sentir en la sala la sinestesia de las imágenes y  oír colores, ver sonidos y percibir sensaciones gustativas en un trozo de sandía que cumple todas esas funciones.


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