Héctor y el secreto de la felicidad. cRÍTICA.








CUANDO LA DESHONESTIDAD ROZA LO SOPORTABLE.


Ficha técnica,  sinopsis, lo que se dice, cartel y trailer. (Pinchad aquí).


Crítica:



'Hector y el secreto de la felicidad' funciona como una película de auto-ayuda con receta incluida: abandonar el síndrome de Peter-Pan, en este caso de Tin-Tín, y asumir las responsabilidades de la vida adulta, -casarse, tener hijos...-, ayuda a alcanzar la felicidad. Planteamiento casposo,  más que discutible. Con este propósito, Héctor, que ya ha sobrepasado con mucho la etapa de la primera juventud, decide iniciar un viaje por los diversos continentes (Asia, África y América) en busca de las diferentes formas de ser feliz y aprobar asignaturas pendientes, sin lograr, en ningún momento, embaucar con la chispa y la garra que lo acompañan cuando trabaja para Edgar Wright o Gregg Mottola.






Peter Chelsom de una visión patética y ridiculizante de las clases medias del occidente desarrollado en proceso de extinción, el mecanicismo de sus ritos cotidianos y sus pautas alimenticias y laborales, incluso festivas, que siguen día a día desde que suena el despertador y toman su desayuno equilibrado y dietético, hasta que se acuestan al anochecer, cubiertos con sus albornoces de diseño de un color blanco roto. Cuando, sin previo aviso, aparece delante de su puerta 'la paloma' de Patrick Suskind que rompe con su rutina diaria,- una simple una fotografía de juventud, una predicción de futuro ...-, que altera por completo su universo impecable, su mundo se desmorona. Su novia, atenta a cubrir sus más nimias necesidades, emula a las féminas mecánicas de Frank Oz en 'Las mujeres perfectas', (2004).





El joven psiquiatra observa que sus clientes no mejoran porque sus preocupaciones son insustanciales e incluso necesarias para su supervivencia, y tan pronto curan sus obsesiones son sustituidas rápidamente por otras. Este hecho desequilibra a Héctor que necesita investigar acerca de qué es la felicidad, apaciguar a su Tin-tin interior, el boy-scout que hay en él, que aparece en sus pesadillas y en cada una de sus reflexiones que traslada al papel. Pero incluso cuando inicia su viaje regenerador no se sale de las convenciones, recurre a los tópicos más corrientes: " eso que llamamos felicidad seguro que está en países exóticos o en vías de desarrollo". En el trayecto de avión Héctor conoce a un millonario jubilado, interpretado por Stellan Skarsgaard, que intenta demostrarle que el dinero colabora a la felicidad y que le sirve de guía en las zonas de ocio más elegantes de Shangai, mucho más avanzado económicamente de lo que un occidental podría esperar: grandes discotecas, mejores hoteles, mujeres elegantes y sexo en habitaciones de grandes rascacielos desde los que se divisan las mejores panorámicas, sábanas de seda de diseño... En su visita a los rincones exóticos, los que buscan los turistas, más pobres y populosos, conoce la cantera en la que se recluta a las futuras obreras del sexo, travestidas con elegancia a la manera de Occidente, procedentes de familias que emigran del campo a la ciudad, en busca de un futuro mejor.





Lo que a un hombre que ha crecido en el mundo tecnológico lo desequilibra, la rotura de una antena para recibir internet (pobre contribución a la revolución tecnológica en  marcha) en un convento budista, que interrumpe una sesión de skipe con su mujer, hace felices a unos monjes que celebran la llegada del viento. Su viaje a África pone de relieve que el nuevo continente es el estercolero del mundo, el lugar donde sus gentes viven peor y sufren cada día a los señores de la guerra, que hacen negocios con los grandes productores de la droga, que alivia a unos, empobrece a otros y enriquece a terceros, mientras a la mayoría le satisface un simple guiso de moniato, algo que ya sabíamos, pero que no está de más recordar, aunque sea en un film insustancial: que la felicidad depende,en muchos casos de los recursos, de la situación económica de cada país, del lugar que se ocupa en la escala social cada cual y de cómo baraja sus expectativas reales.






Lo más chocante es que, al final, da la solución a los problemas de una clase media pudiente y es difícil saber cómo puede asimilar esta historia quien está sufriendo dificultades para pagar el recibo de la luz: estrechar es abrazar sin ahogar (no hay que coartar a tu pareja ); disfrutar de un trabajo que satisface, un marido o mujer al que amar, unos hijos adorables y una casa ideal y con una sola preocupación: temer que todo estos se pueda perder; concluye con una mentira: el matrimonio, sea el que sea, en sí mismo, nunca se pone en entredicho, mientras que los solteros empedernidos sólo cultivan fantasías. El meme de un pope de la psiquiatría pone la guinda a tanto despropósito: "Deberíamos centrarnos no tanto en la búsqueda de la felicidad como en la felicidad de la búsqueda." Las últimas imágenes nos muestran que todas estas recetas han hecho mella en un Héctor que ha alcanzado la edad adulta, al que vemos contrayendo matrimonio con su novia, observado por su conciencia que ha crecido y ha dejado atrás al pequeño de Tin-Tin, su alma de boy-scout, y ha decidido hacerse mayor y ser consecuente con su situación de hombre responsable.

Podéis ver este film en plataformas de televisiones privadas durante esta semana.


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