Han Solo: una historia de Star Wars. Crítica.







Ficha técnica, sinopsis y premios, lo que se dice, fotografías, cartel y trailer (Pinchad aquí).


Crítica:


Generalmente la crítica abre una imponente falla con un público que ya no es como el de principio del siglo XX, ni tan siquiera el de mediados . Está mucho más acostumbrado a ver cine en diferentes soportes, incluso en el teléfono móvil; cada vez tienen más formación, aunque muchos se consuelen  afirmando que cantidad no implica calidad. Por lo tanto, cada vez es más difícil vender a unos usuarios que consumen cine (autor, género, márgenes) churras por merinas. Llama la atención la superficialidad con la que algunos críticos españoles se han desentendido de un film que forma parte de una saga, ya sea como precuela, secuela o spin off, que ocupa un lugar privilegiado en el imaginario de los jóvenes que crecieron con ella y de los que se van incorporando desde la más tierna infancia, de la mano de padres cuarentones, al disfrute de sus aventuras espaciales, muy ricas iconográficamente desde la primera entrega (sólo hay que escuchar la opinión de realizadores como Peter Jackson), que parece imposible hacerlas avanzar, y lo cierto es que Ron Howard, a pesar de las dificultades del rodaje, lo logra, así como el placet de los fans de la franquicia. Marc Luhan afirmaba que quien desprecia la cultura de masas, desprecia a las masas mismas, hasta el extremo de cosechar los fracasos más rotundos en todas las encuestas de opinión sobre cualquier cosa, incluido el cine. En Estados Unidos se ha dado una situación inversa. Según el Tomatometer de la página Rotten Tomatoes, el índice de aceptación de la prensa es del 71%, consultadas 271 reseñas, (nada más y nada menos), y del 54% del público, tras pulsar la opinión de 19,043 usuarios.

Los 'exquisitos' opinadores españoles han convertido en objeto de su desprecio, no tan solo al protagonista que encarna el emblemático personaje de Han, Alden Ehrenreich, al que Carlos Boyero acusa de no dar la talla, sin tener en cuenta que todos aquellos que intentan dotar de un sello creativo a sus realizaciones con frecuencia no lo consiguen, ya se trate de cine de películas de 'autor'. de género o cine de los márgenes, mientras que Ron Howard crea un universo particular, en gran medida diferenciado del original lo que no es fácil, dada la productividad creativa de Lucas. El crítico, cuya obligación es analizar cualquier fenómeno cultural en la transición hacia la era tecnológica en la que vivimos inmersos llega a afirmar que le duele la cabeza cada vez que la obligación profesional le obliga a tragarse secuelas y secuelas. "Deseo que vuelva a aparecer alguna vez la magia inicial, pero no hay manera. Todas estas películas están fabricadas por idéntica computadora, independientemente de quien las dirija. Han Solo: Una historia de Star Wars, la firma Ron Howard, alguien acostumbrado al éxito y autor de El código Da Vinci, una de las películas más impresentables y horrorosas que he padecido. Aquí no se ha exprimido nada el cerebro para presentar al veinteañero Han Solo. Todo es mecánico, rutinario, aparatoso, lo único sorprendente es que utilice una fotografía tan oscura en aventuras que pretenden ser luminosas." (1)  En este aspecto, el  director, como en muchos otros, logra sorprendernos. Luís Martínez patina más, cuando se echa el comentario de encima con algunas dosis de superficialidad:"Ron Howard completa una nueva entrada en la saga sin acertar a aportar nada más que una desproporcionada y plana corrección." No se entiende bien de qué habla cuando atribuye al film una desproporcionada y plana corrección.

En Estados Unidos cambia la percepción: Scott Mendelson (Forbes) reconoce que le gustó más de lo que pensaba; concatenación de secuencias de acción y actuaciones sumamente entretenidas (Andrew Barker, Variety); Ehrenreich hace justicia al personaje (Brian  Truitt, USA Today); representación de escenas de acción bien ejecutadas (Ian Vejvoda, IGN); western galáctico que combina acción, humor, romance y nostalgia con mucha habilidad (Geoffrey Macnab, The Independent)... otros introducen matices, entre ellos Michael Rechtshaffen (The Hollywood Reporter) cree que Ron Howard no consigue que el Halcón Milenario funcione a toda máquina, a pesar de lograr cumplir con su misión de entretener; David Edelstein (Vulture ) que afirma que el proyecto que dirige Howard "es una buena obra narrativa típicamente lineal, con actuaciones en general excelentes, pero existe un problema con el personaje principal: hace que la película sea menos que la suma de sus partes".  Peter Travers (Rolling) la considera un buen entretenimiento nada revolucionario. Claro que quienes revolucionaron el cine en la década de los 70 todavía no han conseguido el reconocimiento de aquellos que entonces tenían entre 30 y 40 años, ( a pesar de que mitos de la Nouvelle Vague , entre ellos François Truffaut, -Encuentros en la tercera fase' de Steven Spielberg -, colaboraran con los nuevos cineastas norteamericanos) y que ahora se han lanzado de cabeza a las series televisivas, al tiempo que reniegan de estos relatos que incorporan precuelas, secuelas o secuelas de secuelas.

Es cierto que Ron Howard sigue la estela de una scifi más convencional, distópica y oscura, que las de su maestro George Lucas, cuyas películas se caracterizaron por una visión, por el contrario, utópica de nuestro tiempo, en la que el avance tecnológico era contemplado como amable. Hay  mucha diferencia entre R2D2 y C3PO, dos simpáticos robots, dotados de la templanza y elegancia de un mayordomo inglés, y L3-37, barriobajera y camorrista, extraída de suburbios que constituyen verdaderas bolsas de pobreza, como Corellia, de donde proceden  Han Solo y  Qi'ra, auténticas 'cortes de los milagros' dominadas por sindicatos y compañías que trafican con los alimentos, las medicinas y las fuentes energéticas, reduciendo a sus pueblos a la esclavitud y la subsistencia.Una de las principales protagonistas de la que todos hablan y nadie ve es la omnipresente compañía Crimson Dawn, para la que trabajan varios personajes destacados de la historia. Quien se sometió a  la dirección de George Lucas en 'American Grafitti', como actor,  se inclina por un film claramente lovecraftiano que atraviesa varios géneros y nos sugiere, con la oscuridad de las imágenes de guerra, que el contexto socio-económico sobre el  que descansa la historia conduce  a conflictos bélicos más propios de nuestro planeta que de otros ficticios. En este sentido no se puede calificar la película, que anuncia la revolución de las masas, como tantas otras, de posmoderna, y, mucho menos, de indie, un género al que opone su imagen sucia y  barroquizante.

Ron Howard usa pero no abusa de la imaginería de la saga, e incorpora elementos nuevos, algunos muy imaginativos, y jalona el film de homenajes a quienes le precedieron y revolucionaron el cine, entre ellos y, especialmente, George Lucas y Steven Spielberg, pero también hay cameos a sus propias películas, que nos trae a la memoria Warwick Davis, que representa a Weazel,  o  las de otros, entre ellos  Brad Bird y la estrella Linda Hunt, de la que el cineasta hizo una réplica en su película de animación 'Los increíbles', Edna, que a su vez representaba a la excelente diseñadora de vestuario Edith Head. Si Rian Johnson ha hecho una película, 'Los últimos Jedi', que nos mete de hoz y coz en el siglo XXI, tanto en lo que afecta al discurso teórico como visual, Ron Howard realiza un spin off que es, en realidad, una precuela que tiene como protagonista a un solo personaje de la franquicia, hecha por un hombre que nos retrotrae al periodo inmediatamente anterior al estreno de 'Star Wars (1977), llamada 'Star Wars Episoio IV. Una nueva esperanza', desde 1999, en la forma y en el fondo, aunque con imágenes actualizadas merced al desarrollo de la ciencia y la tecnología, como no podía ser de otra manera. Si algunos dicen que el film ha sido diseñado en un despacho de Disney, donde se ha concebido una comedia de acción weird, dirigida a un público adolescente, da la impresión de que las críticas han salido del mismo sitio, pero dirigidas a un público adulto que no prestó la debida atención a un fenómeno cultural que ahora señalan como el santuario de la cultura pop, y apenas pueden entender a un cineasta como Ron Howard que contempló esta renovación desde la primeras líneas de las vanguardias. Otra cosa es que su cine haya estado a la altura de los más grandes de la época (se cita para denostarlo la trilogía de 'El Código Da Vinci'), o que parezca más o menos brillante el actor que representa a Han Solo cuando iniciaba su trayectoria como bandido, que necesariamente debía de ser joven, si se ha decidido comenzar a desarrollar al personaje desde sus orígenes. Si  algunos afirman que el proyecto del director de Willow no avanza, podemos decir lo mismo de la crítica en torno al citado santuario: no  salimos de la misma pantalla. Habría, eso sí, que preguntarse por qué Star Wars se ha convertido en el icono de la cultura pop, un fenómeno que se extiende a los preadolescentes actuales.



(1) 'Han Solo' , exprimiendo el gran negocio. Diario 'El País', 17de mayo de 2018.
(3) 'Han Solo: una historia de Star Wars', western espacial sin pretensiones. www.eldiario.es, 25 de  mayo de 2017.


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