Amor con preaviso. Marc Lawrence.





Si Claude Chabrol decía que el cine es una ventana abierta al mundo, el mundo ha estado ciego y sordo durante casi diez años. En este film de 2002, dirigido por Marc Lawrence se denunciba ya la especulación inmobiliaria, que tiene sumida a una población, que en parte sigue ciega, en la mayor crisis económica, ahora de carácter global, que el mundo ha conocido. La protagonista, es una abogada, activista contra la especulación, que se enfrentará a un millonario montado en el dólar gracias a sus inversiones en el sector. Claro que estaba dicho en tono de comedia con final rosa y feliz, pero estaba dicho, lo cual muestra que existía cierta preocupación en algún lugar. Lo bueno del cine es que con el paso del tiempo se convierte en una crónica.




Sinopsis


El millonario George Wade (Hugh Grant) no puede prescinir de su abogada Lucy Kelson (Sandra Bullock), comprometida con perjudicados por la especulación inmobiliaria (todavía no había pinchado la burbuja y el hombre via la ensoñación de una riqueza falsa). El millonario es encantador y la trata más como a una niñera que como a una abogada educada en Harvard. Tras cinco años aconsejándole sobre todo, Lucy ha decidido poner punto final, dejándole sólo ante sus propias indecisiónes.

Estamos ante un nuevo cuento de La Cenicienta. Una abogada, hija de abogados comprometidos e implicados en la defensa de los derechos civiles, culta, trabajadora ha desarrollado un úlcera a causa del estrés. Conoce a un millonario, faldero e infantil del que se enamora.Pero la nueva cenicienta tiene un poder que desarma al hombre que cae rendido ante el único baluarte femenino que no puede derribar. Si bien los hombres las prefieren rubias, también es cierto que se apasionan por lo que consideran un objetivo inalcanzable: una mujer que presta más atención a su belleza intelectual que a la física, independiente y culta. Y llegará el desamor, el momento en el que como dice la protagonista
se le caerán las gafas de color de rosa. Claro que enamorarse de Hugh Grant no es difícil. La única condición que ella impone es no volver a trabajar con él, es decir, como subordinada suya.

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