En la ciudad sin límites.







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Ficha técnica:

Título original: En la ciudad sin límites.
País: España:
Año: 2002.
Duración: 116 minutos.

Dirección: Antonio Hernández.
Guión: Antonio Hernández y Enrique Brasó.
Director de Fotografía: Unax Mendía.
Música: Victor Reyes.
Dirección artística: Gabriel Carrascal.
Montadores: Javier Laffaille y Patricia Enis.
Sonido: Carlos Faruolo. Miguel Rejas.
Regidor: Germán Quejido.
Decorados: Javier Toledo.

Diseño de Vestuario: Cristina Caspueñas y Laura Herrera.
Maquillaje: Belén López Puigcerver.
Peluquería: Sergio López.

Productores ejecutivos: Antonio Saura y José Nolla.
Productor asociado: Natacha  Kucic.
Directora de producción: Cristina Zumárraga.
Compañías. Productoras: Zebra Producciones, Icónica y Patagonik Film Group, con la colaboración de Sogepaq y Canal + y la participación de TVE (Televisión Española).


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Intérpretes:

Leonardo Sbaraglia: Victor,
Fernando Fernán Gómez: Maximiliano Martín,
Geraldine Chaplin : María,
Ana Fernández: Camen,
Adriana Ozores: Pilar,
Leticia Brédice: Ellenn,
Roberto Álvarez: Luís,
Álex Casanovas: Alberto,
Mónica Estarreado: Beatriz,
Alfredo Ocón: Rancel,
Natacha Kucic: Isabelle,
JorgeSan José: Alejandro,
Lorena López: Lorena,
Alain Cipot: Pierre
Antonio Hernández: amigode Rancel


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Sinopsis:

Los fantasmas del pasado pueden ocultarse, pero es imposible hacerlos desaparecer. Aunque eso Victor todavía no lo sabe. Él ha llegado a París porque su padre, Max, se está muriendo. Sin embargo, el hombre que encuentra en el hospital se comporta como un extraño, finge no recordar,  miente y desconfía de todos. Mientras su familia se pelea por la herencia, Victor trata de ayudar a su progenitor, pero, por más que lo intenta, no consigue averiguar cuál es el secreto que tanto le perturba. Hasta que las piezas encajan en el rompecabezas. Entonces lo sabrá.



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Comentario:


A veces ocurre sin buscarlo y sin que puedas preverlo un milagro que te reconcilia con el cine español , algo que llega sin previo aviso y que logra armonizar todas las sensibilidades. Una película sobre la degradación moral de los individuos sometidos a un control que va mucho más allá de la coacción física y de la pureza de sentimientos que crece en los lodazales, un film que 'casi roza la perfección, dice Ángel Fernandez Santos (Diario 'El País'); una cinta que te atrapa sin posibilidad de escape (Cinemanía), casi magistral (Lluís Bonet Mojica (La Vanguardia)) e 'intensa, íntima y hermosa para  E.Rodríguez Marchante (Diario ABC). Un descubrimiento casual de uno de los días de las últimas vacaciones de primavera, en los que rastreando películas en cualquier lugar me tropecé con ella en una tienda de ocasión por el módico precio de 50 céntimos de euro.¿Qué ha podido pasar para que quien construyó esta joya cayera inmediatamente en un pozo de mediocridad, logrando la misma unanimidad en el sentido contrario con un cine costumbrista, casposo e insufrible, que incluye títulos como El gran marciano (2001),  Los Borgia (2006), Cervantes (2006), El menor de los males (2007) o El Capitán Trueno y el Santo Grial (2011) ?. Un cineasta que parece que acierta cuando el background de sus historias lo constituye la necesidad del pueblo español de ocultar algo u ocultarse de alguien, que  afecta en especial a quienes vivieron la posguerra y hoy son ya sexagenarios. Un título de 2005, Oculto, confirma nuestro pronóstico y  vuelve a concitar la aprobación más o menos generalizada.

Un hombre está a punto de morir en una clínica de París y comienza a tener  un comportamiento extraño para sus hijos y especialmente para Victor,  que vive en Argentina y lo observa con mayor
Antonio Hernández
atención. Poco a poco el joven va descubriendo que su padre esconde un gran secreto, algo que lo atormenta y que es incapaz de ubicar en el tiempo; todos a su alrededor se convierten en sospechosos de una terrible conspiración. El misterio gira en torno a un nombre, Rancel, que, como pronto descubrirá Victor fue un soñador, un  hombre que arriesgó su vida y su libertad y marchó al exilio, cuando perdió su guerra, por una sociedad más justa y más inteligente ; frente a estos individuos idealistas hay otros que arrasan con todo y que se empeñan en  marcar las reglas del juego, hasta que consiguen que los portadores de los sueños se vayan vendiendo poco a poco, incapaces de darse cuenta de que hay que seguir luchando constantemente para que la vida no los arrastre. Una resistencia que agota al luchador infatigable. La aparición del misterioso hombre, autor de estas reflexiones, un escritor cuya obra da título al film, un claro homenaje a 'El Tercer Hombre'  de Carol Reed (1949), le descubre a Victor que su padre es un cobarde, un hombre que no cree en sí mismo, al que no tuvo más remedio que olvidar. Max, confundido por el sentimiento de culpa y la nostalgia del camarada,  conservó el alquiler de la casa en la que ambos vivieron su amor y su amistad y en la que se reunían miembros del Partido Comunista español en su exilio en  la capital francesa.

Antonio Hernández hace una película moderna, universal en la que todas las piezas encajan, y no duda en echar mano de todos los géneros, -el thriller policíaco y el psicológico, el drama sentimental, o el histórico -, para contar una historia humana de amor, de celos, de las ideas que algunos defienden hasta la muerte a cambio de nada material, sólo de la coherencia consigo mismos que les recompensa. Una película que muestra las frustraciones de las parejas, su imposibilidad de la que hablaba Bergman, una de las ideas constantes de sus películas, de la persecución a la que las tiranías sometían a los homosexuales y de la rigidez inhumana y la legitimidad de que se sentían imbuidos quienes condenaban a la cárcel o incluso a la muerte a aquellos que se atrevían a vivir su sexualidad en libertad, generando monstruos que atormentaban a sus seres queridos en nombre de la sacrosanta unidad sin fisuras de la sagrada familia, en nombre de la cual la esposa y madre se siente legitimadas para arruinar la vida de los demás. Antonio Hernandez dedica esta película a su padre y asume el papel del amante de Rancel, pero lo más importante es que crea uno de los personajes más bellos de la historia del cine español, el arquetipo universal del ser inocente, utópico e idealista en que todavía cree el escritor de 'En la ciudad sin límites' : la del hijo  de un pobre hombre atormentado que entiende cómo debe ser el tránsito de este amargado y sometido viejo romántico, dominado por su mujer ante la que no fue capaz de luchar por lo que quería. Una carta final cuando todos creían que ya no era capaz de la más pequeña reflexión y se acababa su vida en este mundo que sentía hostil y extraño, supone al fin  una declaración de amor a quien por cobardía hizo tanto daño y la petición de que enseñe a sus hijos, que se desgarran en luchas intestinas de pareja,  el camino de la libertad :

" Ya no distingo, no sé si todo es parte de la tortura. Tu nombre no se ha borrado, la cara sí, se mezcla con otras caras deformándose. No sé si él te dará esta carta, (se refiere a su hijo Victor), no sé si es amigo o miente. Hubiera querido abrazarte pero me muero. Queda poco tiempo. He visto el tren, los he visto dentro muchas veces esperándote y tú sin saberlo; otras veces lo sabías y huías a tiempo o lo han inventado para que les diga dónde estás. Tengo que evitar que te subas a ese tren porque te va a llevar a la muerte. Otras veces estás ya muerto, como yo. Otras me hablas y sonríes y dices cosas que nunca habías dicho y que me quieres.Yo hubiera querido quererte pero no pude. A veces sueño que seguimos allí y que el tiempo es nuestro, que tu boca recorre mi cuerpo desnudo y que entonces mis hijos nos ven abrazados, desnudos, pero ya no son mis hijos son los hijos de ella. No los conozco, no conozco a nadie. ¿Recuerdas? La libertad viaja contigo en ese tren. Si te encuentran te matarán y la ciudad seguirá creciendo sin salidas para nadie. Sólo tú puedes enseñarles a mis hijos a andar ese camino. Hazlo y así sabré que me has personado. Max."

De nuevo la escena final, con la aparición de este tercer hombre, el tercer lado del triángulo amoroso, escondido durante cuarenta años,  nos evoca la secuencia final de la película de Carol Reed.¿Le pasó al director lo mismo que a su personaje? ¿Consumió toda su valía y su valentía en la realización de este film? Lo cierto es que su estrella brilla cuando nos cuenta todo lo que los españoles tuvieron que callar y ocultar y algunos, quizás por inercia, se empeñan todavía hoy en esconder. La música de Victor Reyes, el creador del score del film, incorpora una canción que lleva como título el lema del movimiento  francés de Gays y Lesbianas en defensa del matrimonio entre hombres y mujeres del mismo sexo: "Liberté, Egalité, Mariage..."

 

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