Los periódicos realizan una gran labor de difusión del cine y la música en su caída.


Es lo que suele suceder: la música desempodera a los que tienen la valentía, el coraje y la osadía de dedicar su vida a ella, y son muy bien tolerados cuando están en el anonimato. Lo que no se les puede consentir desde el poder es que, una vez se han topado con la fama, se atrevan a tener ideas y además a expresarlas.
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