El sueño de Frankenstein

El hombre siempre ha pretendido alcanzar el gran sueño frankensteiniano de recrear la vida y del triunfo simbólico sobre la muerte. Es decir, se buscaba el efecto de verdad o de realidad, desde el diorama de Daguerre hasta el cinematógrafo de Lumière. La historiografía positivista verá cada progreso de la técnica como un nuevo paso hacia la Re-creación de la Realidad, hacia la realización de una ilusión perfecta del mundo y la superación de una carencia. Nöel Burch ha desarrollado ampliamente esta idea en El tragaluz del infinito.

Baudelaire se declaró enemigo jurado de la ideología naturalista de la representación, se burlaba de "estos millares de ojos ávidos que se inclinaban sobre los huecos del estereoscopio como sobre los tragaluces del infinito". Pero hoy este mito ya forma parte del imaginario colectivo, aunque el hombre sigue luchando por mejorar la representación de la realidad; cada día se extiende más la tecnología 3D, que ha venido para quedarse. Desde el mundo de la música se hacen homenajes al mito del hombre vuelto a la vida: