Guillem Morales.Los ojos de Julia



Guillem Morales demuestra en Los ojos de Julia que es un buen conocedor del lenguaje cinematográfico y de las teorías fílmicas dominantes en los caicus intelectuales norteamericanos. El film es una mezcla de thriller y snap-movie, pero especialmente una reflexión metalingüística sobre uno de los fundamentos del cine: la mirada, tanto del espectador como de los personajes. Todo el conflicto gira en torno a la cualidad de la sermiradaidad (tobelookedatness) de la mujer y la ausencia de ella en el hombre; lo visible y lo invisible para los demás de que se quejan varios personajes. En algunos momentos Morales implica al espectador, le saca de su situación pasiva, y le priva de esa fascinación de ver usando planos en negro,o permitiéndole atisbar sólo lo que permite el fogonazo de una cámara. Todos somos Julia.

Desde el primer plano intenta usar a la protagonista, Sara (Belén Rueda), hermana gemela de Julia, para provocar la pulsión escópica en el espectador por medio de la vista, cuando nos muestra las bellas piernas de la actriz, sabiendo que una parte del cuerpo fragmentada tiene
calidad de icono; como dice Laura Mulvey el narcisismo y la constitución del ego surgen de su identificación con la imagen vista, con el objeto de la pantalla a través de la fascinación del espectador con y del reconocimiento de su semejante. A medida que avanza el film veremos siempre a Julia provocando esa pulsión escópica, de la que carece el invisible, con ropas sensuales o muy sugerentes, del mismo modo el plano del cuerpo fragmentado de una enfermera contorneándose, a la que no vemos la cara. Los carentes de sermiradaidad llevan ropas groseras, poco sugerentes, como la vecina adolescente con sus toscas botas. Tradicionalmente la mujer exhibida así ha funcionado en dos niveles: como objeto erótico para los personajes de la historia y como objeto erótico para el espectador en la sala. El dispositivo de la showgirl permite la unificación de ambas miradas, sin ruptura aparente, en la diégesis, y el impacto sexual de la mujer sitúa el film en un no man's land fuera de su propio espacio y tiempo.La figura masculina, exenta de esa objetivación sexual, se muestra reacia a mirar a los ojos a esos personajes exhibicionistas, no soporta que le miren; su atracción sexual la sublima con el fetiche de la fotografía del sufrimiento del que está dotado de belleza y poder de seducción. El director, jugando con los códigos cinematográficos, -la tensión como control de la dimensión temporal (narración, montaje) y de la dimensión espacial (cambios de distancia ) -, crea una mirada, un mundo y un objeto del deseo en el espectador y de su imagen especular en la pantalla.

Esta mirada es también la protagonista en el drama edípico que constituye su base, y que tratará de mantener oculto tanto para los personajes como para el espectador. A lo largo del film combina dos miradas: la de Julia, con la que nos identificamos y sólo vemos lo que ella puede ver, y la del personaje 'fantasma', del que no voy a dar más detalles para evitar el spoiler, por medio de planos subjetivos. La influencia de Hichcock se va haciendo más notable a medida que avanza el film.

Julia y su hermana gemela Sara sufren una enfermedad degenerativa que afecta a su vista, sentido fundamental, cuya deficiencia desempodera a mujeres atractivas, obscuro objeto del deseo de todos los hombres del film, que tratan de sacar provecho de su ventaja. Guillem Morales llega de la mano de un director consagrado, Guillermo del Toro, que ya apadrinó a otros directores catalanes, como Bayona. Con esta nueva generación de cineastas, la mayoría catalanes, el cine español se viste de largo. Con Alejandro Amenabar, Juan Antonio Bayona, Jaume Collet-Serra, Jaume Balagueró y ahora Guillem Morales, el cine de nuestro país despegará sin problemas. El director la ha bautizado como cine giallo feminista; desde luego conoce la teoría fílmica de género y los debates que se llevan a cabo en las Universidades, especialmente en Estados Unidos, que se desconocen por completo por los críticos de nuestro país.Buena fotografía, con predominio de colores fríos, como corresponde a la historia, y buena actuación de Belén Rueda.


Comentarios

Entradas populares