Luis Buñuel.







A veces he lamentado haber rodado en Mexico El ángel exterminador.Lo imaginaba más bien en París o Londres con actores europeos y un cierto lujo en el vestuario. En México, pese a la belleza de la casa, pese a mis esfuerzos para elegir actores cuyo físico no evocara necesariamente a México,padecí una cierta pobreza en la calidad de las servilletas (...) El guión, totalmente original, como el de Viridiana, mostraba a un grupo de personas que, una noche, al término de una función teatral, va a cenar a casa de una de ellas. después de la cena, pasan al salón y, por una razón inexplicada, no pueden salir de él.

En el curso de una gran cena dada en Nueva York, la dueña de la casa había imaginado realizar ciertos gags para sorprender y divertir a los invitados. Por ejemplo, el camarero que se tiende llevando la bandeja es un verdadero detalle. Resulta que en la película los invitados no lo aprecian. La dueña de la casa ha preparado otro gag con un oso y dos carneros, pero nunca sabremos en qué consiste...lo que no ha impedido a ciertos críticos fanáticos del simbolismo ver en el oso el bolchevismo que acecha a la sociedad capitalista, paralizada por sus contradicciones


Siempre me he sentido atraído en la vida y en mis películas por las cosas que se repiten. No sé por qué, no trato de explicarlo. En El Ángel Exterminador hay, por lo menos, una docena de repeticiones(...) en dos ocasiones, si bien bajo dos ángulos distintos, se ve a los invitados entrar en el vestíbulo y al dueño de la casa llamar a su mayordomo.

Lo que veo en ella es un grupo de personas que no pueden hacer lo que quieren hacer: salir de una habitación. Imposibilidad inexplicable de satisfacer un sencillo deseo.(Luis Buñuel. Mi último suspiro)

Este grupo de burgueses, al
quedarse encerrado en la habitación, se van embruteciendo, acumulando residuos, perdiendo los modales y comportándose de la forma más vulgar, llegando si es necesario al asesinato. Todo lo resuelven con el inmovilismo, volviendo a la situación anterior al momento en se produjo el extraño suceso; las mismas posiciones, los mismos diálogos, la misma pieza interpretada en el piano. Los borregos se habían ofrecido voluntariamente al sacrificio, en pro de su amos. La secuencia final muesta una revuelta, disuelta a tiros por la policía, mientras otro grupo de ovejas se dirige a la iglesia, donde se ha realizado un Te Deum de agradecimiento por la feliz resolución del drama; curiosamente se vuelve a repetir el suceso y nadie puede abandonar el templo. Fuera, como hemos dicho, unas gentes luchan, otras pacíficas se dirigen alegremente al matadero.

Como el propio Buñuel confiesa se sentía cada vez más atraído por la forma de expresión más irracional que proponía el surrealismo. Tras una conferencia en la Residencia, organizada por la Sociedad de Cursos y Conferencias de la misma, en 1928, el propio Ortega y Gasset le dijo que de ser más joven se hubiera dedicado al cine; en aquel momento Buñuel era uno de los pocos españoles ( según él el único )que tenía noción de cine; sus obsesiones eran la religión y el sexo.

Poco después hizo su primer film: Un chien andalou.

Grandes cineastas como Tarkovsky o Bergman tuvieron verdadera admiración por el director aragonés.







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