Mike Nichols. Closer
En muchas ocasiones las películas se venden con un eslogan que poco o nada tiene que ver con su contenido. Creo que éste es el caso de Closer, que se publicita, al menos en España, como dos parejas cuatro historias, cuando podría traducirse como : cuatro desconocidos. Mike Nichols es un realizador de origen berlinés , de padre ruso y madre alemana, cuyo verdadero nombre es el Michael Igor Peschkowsky. La importancia de alguna de sus películas ha ensombrecido el nombre del autor que es casi un perfecto desconocido, excepto para los cinéfilos, por gran parte del público que admira sus obras. Entre ellas señalamos ¿Quién teme a Virginia Wolf?, El graduado, Lo que queda del día (como productor), Armas de mujer, A propósito de Henry...
Sus primeros pasos los dio en el teatro; junto con Elaine May, Alan Arkin y Barbara Harrys fundó la Compañía The Compass, llamada después Second City. Estos orígenes teatrales inspirarán la mise- en- scène de Closer, dividida en actos separados por elipsis temporales, que abarcan periodos muy amplios (desde cuatro meses a un año) y se unen mediante cortes directos, por lo que sorprenden al espectador, al que no se avisa y debe deducir lo acontecido por el seguimiento de las situaciones.
La diégesis se construye con el cruce de cuatro personas que se relacionan entre sí , y como en un quiasmo el autor coloca en el centro a dos iguales, más débiles y desempoderados, y en los extremos a dos semejantes, un triunfador y una mujer sin complejos, a los que la vida ha hecho duros y fuertes, por lo que al final ganarán la batalla.
Las cosas no son en absoluto como parecen. Dan (Jude Law) conoce circunstancialmente, en las populosas calles de Londres, a una joven 'Alice', a la que atropella un coche, porque aún no sabe que, en contra de todo el mundo, en los dominios ingleses se conduce por la izquierda. En el siguiente acto el espectador conoce que ha formado pareja con ella, una mujer de veinte años, aparentemente fácil de someter y muy complaciente. Dan es un escritor frustrado que trabaja en la sección de necrologicas de un periódico, pero que intenta sacar adelante un libro; en la campaña de promoción de la obra conoce a un fotógrafa, Anna, mujer madura, divorciada, aparentemente dura, pero que acaba enamorándose perdidamente de él. En un 'acto' profundamente sexista, Dan chatea con un médico dermatólogo, Larry, y usando un lenguaje muy masculino y grosero establecen relaciones sexuales virtuales, que culminan con una broma que Dan, en principio despechado con Anna, pagará cara, ya que provoca un encuentro entre ambos, que acabarán casándose. A través de estos saltos temporales se va reconstruyendo una trama de casamientos, rupturas, relaciones extramatrimoniales y nuevas rupturas, sin dar detalles de cómo se producen, por lo que los protagonistas, mediante un efecto de extrañamiento, continúan siendo unos perfectos desconocidos para el público, que sólo conoce las consecuencias de sus actos.
La pulsión escópica se lleva a escena mediante el dúo Larry-Alice; ella es bailarina de estreptease, y en un momento en el que ambos han roto con sus parejas, se encuentran en el club donde ella trabaja; él, un personaje profundamente vouyerista, disfruta de un encuentro con ella, que no es menos fuerte que él y sólo le da lo que 'quiere', pero sin él saberlo, le da mucho más que a nadie: su verdadera identidad, como luego veremos. Cuando él le interroga sobre el libro de Dan, basado en la vida de la joven, le inquiere sobre si le ha ocultado alguna parte de ella. Ella contesta: la verdad. Cuando Larry desciende por las escaleras del club, unos espejos nos devuelven varias imágenes de él, que tiene más pliegues que una falda plisada.
En conclusión, de estas dos parejas que se cruzan, los más fuertes son Larry y 'Alice'. Él porque, partiendo del proletariado, ha logrado forjarse un porvenir como médico con consulta propia (en EE.UU. se valora mucho la medicina privada), una casa confortable y un nivel de vida elevado, con el que acabará comprando a 'Anna', aunque en el fondo es un resentido que desprecia al que ha tenido la valentía de vivir la vida y arriesgarse e intentará hundirlo; ella, porque desde el extremo opuesto, es una superviviente que vive también muy bien, sacando provecho de su cuerpo trabajando en clubs, sin prostituirse, ni física ni emocionalmente. Ambos son duros hasta un extremo que no imaginan sus respectivas parejas. En el centro de la historia dos personajes que viven de la creación (una es fotógrafa y el otro periodista y escritor), lo que les hace inseguros y como die Larry, depresivos y muy manipulables en sus relaciones sentimentales. Esto lo descubre Dan cuando en el acto final acude a los escenarios en que conoció a Alice, y en un jardín en el que unas lápidas recuerdan a personas que murieron por salvar a otros descubre que su pequeña compañera siempre le engañó, que no se llamaba Alice, pues había tomado prestado el nombre de una tal Alice Ayres, hija de un albañil, que murió cuando intentaba salvar a unos niños. Así pues su relación no se basó nunca en una entrega total y leal , sino en la doblez y la desconfianza. El escritor no conocerá nunca la identidad de 'Alice', sólo el espectador será testigo en el momento que ella se sincera con su igual y le dice su verdadero nombre, Jane Jones. Para confirmar esta certeza en el que mira, el director pondrá en boca de un funcionario del aeropuerto el verdadero nombre de Alice, Jane Jones, que figura en su pasaporte, haciéndole cómplice de que su confesión a Larry no es una estratagema, sino simplemente la verdad que había ocultado a su amante.
El relato tiene dos víctimas: Anna, cuya última imagen es la de una mujer en una lujosa cama, de espaldas a su marido, soñando con su imposible y verdadero amor, Dan, y éste, desempoderado, engañado, y con la más baja autoestima, pensando que nadie le había querido nunca. Cuando en el acto final se mira en un espejo en un ascensor, su imagen especular está encuadrada en un espacio vacío. Una forma efectiva y cruel para desempoderar a un hombre es llamarlo niñato enmadrado, y esto es lo que hace Larry, que destila otros venenos en el alma deteriorada de Dan.
Para las personas que dedican su vida a crear belleza para el disfrute de los demás, el triunfo es la línea divisoria entre ingresar en el Olimpo de los dioses o descender al abismo de la miseria moral e intelectual. Muchos grandes artistas murieron sin saber jamás cómo se cotizarían sus obras en el futuro, como Van Gogh. Los otros dos personajes, pragmáticos y con los pies en el suelo, sobrevivirán mejor en la selva de la vida. Es muy significativa la última imagen de 'Alice' o Jane Jones, más madura y provocando una gran satisfacción a la mirada masculina en las calles de New York; acaba como comienza, con esta mujer caminando por vías populosas, de las dos grandes metrópolis, con significados parecidos y a la vez diferentes.
Aquí el desempoderamiento no es sexista, sino que se basa en la violencia estructural y cultural de una sociedad que sólo valora el triunfo económico, sin importarle especialmente los procedimientos que se utilicen para alcanzarlo. Cada vez estamos más inmersos en este sistema cultural, denunciado por Althuser, cuyas víctimas son tanto hombres como mujeres, que no se integren en el sistema de dominación patriarcal. El arte y la creación es una forma de rebeldía que sólo se tolera si conduce al éxito.
Respondiendo a la pregunta que abre el post, ¿Quien clausura la situación? , podemos contestar: los que pueden. Es decir Larry y Jane Jons. Anna y Dan solo pueden aceptar su condición de vencidos y desempoderados.
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