Diario de un rebelde. Scott Kalvert.


Al final del film el protagonista Jim, alumno de un colegio católico, que comienza esnifando productos de limpieza y acaba convertido en un drogadicto, hace esta reflexión en la presentación de su diario:

Tened en cuenta, hay varios tipos de consumidores de drogas. Tienes al rico estirado que se coloca de vez en cuando, pero siempre tiene suficiente dinero para largarse a La Riviera, si cree que está en un punto peligroso. Los yonkis odian a estos gilipollas. Son unos estúpidos pero su dinero les hace tolerables. O los pijos universitarios de clase media-alta. Más o menos son como nosotros; tan sólo sirven para que sus papaítos abran los ojos ante esta lacra social y así presionar al gobierno para que haga algo. Y los chicos de la calle. Se fastidian siendo jóvenes, sobre los 18 años. Todos lo tenemos controlado, no iremos hacia la cuneta. Raramente sale bien. Yo soy la prueba. Pero al final tienes que ir a comprar las drogas de 9 a 5; las horas se inclinan cada vez más hacia las sombras.



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