Reglas de compromiso.William Friedkin.


Los norteamericanos están acostumbrados, como buenos republicanos, a plantearse las cuestiones que les afectan y reflexionar sobre ellas sin prejuicios. En Reglas de compromiso, un militar, considerado un héroe por sus hazañas en el campo de batalla, Terry Childers, (Samuel L. Jackson )realiza una matanza de civiles en una operación de salvamento del embajador estadounidense del Yemen. La situación se vuelve muy crítica, a lo que coadyuva el honor patriótico, que obliga a los soldados a salvar la bandera, para que no caiga en manos del enemigo, mientras el cerco se va estrechando. El coronel rompe las reglas de compromiso que rigen las acciones de combate del ejército norteamericano y debe ser juzgado por ello, ya que el país no puede arrostrar el desprestigio internacional y la exigencia de responsabilidades mirando hacia otro lado. Se acusa a miembros del ejecutivo de destruir una prueba que evidenciaba que había gente armada entre la población, lo que anima a un antiguo camarada de Childers, el coronel Hays Hodges (Tommy Lee Jones) que, aunque ha visitado la capital del Yemen y ha visto a niños y mujeres mutilados, viaje similar al que hizo Holly Martins, para ver las atrocidades cometidas por su amigo Harry Lime, y comprueba en directo las consecuencias de la masacre, decide apoyarlo como abogado militar, porque le debe la vida cuando estuvo a punto de perderla en Vietnam.

Este es un debate frecuente en el cine americano, en el que los hombres de acción suelen cuestionar las órdenes de los dirigentes políticos, pero un hombre con un arma en la mano debe ser mucho más disciplinado en el cumplimiento de las reglas del juego de una país democráctico, que es el que les da el prestigio y la licencia para utilizarla. William Friedkin corta por la linea del medio y critica tanto al político que oculta pruebas para conseguir un castigo ejemplar, exigido por la comunidad internacional, como la decisión del coronel de disparar contra hombres, mujeres y niños desarmados, que sorprende incluso a los propios soldados que deben cumplir sus órdenes.

Muchos critican el film por la defensa de lo indefendible, pero hay que tener presente que al menos plantea el dilema y da pie a la réplica, cosa que no ocurre en todos los lugares. El propio John Wayne en Río Grande quiere suplantar el papel del político, y desde entonces hasta ahora seguimos en el mismo debate. El legislativo legisla, elejecutivo ejecuta, y el militar cumple, estas son las reglas del juego que los norteamericanos se han dado. Hay constantes presiones y manifestaciones en la calle contra el militar de ciudadanos del país.



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