El jovencito Frankenstein. Mel Brooks.



El jovencito Frankenstein es una de las comedias de humor más fino e inteligente de la Historia del cine, cuyo mérito consiste en darle la vuelta a las situaciones que se producen tanto en la novela de Mary Shelley como en el film clásico. de James Whaler. Gene Wilder, Peter Boyle y Martin Feldman realizan un trabajo por el que merecen pasar a los anales del relato cinematográfico. Es una película con diversas lecturas, que te permite crecer con ella y disfrutarla en las distintas etapas de tu vida, sin que pierda actualidad.





Magnífica la transición desde el tren americano al de Transilvania, en los que sólo cambia la indumentaria de sus usuarios, pero en los que, por el contrario, se calcan las situaciones. Todo es objeto de desacralización: la ciencia, la autoridad, el sexo, el mito, la vida y la muerte. La ciencia como espectáculo y la 'criatura' como objeto de curiosidad de masas ignorantes, a pesar del lujo de las apariencias, que idolatran lo que desconocen.

Un doctor 'Frankonstin' que reniega de sus orígenes, un 'Aigor' que le sigue el juego y cambia constantemente la chepa de hombro, una ayudante sin formación pero con buenas formas, una melindrosa novia que se apasiona con el monstruo, son elementos que bien combinados en la coctelera crean un producto inolvidable. Como inolvidable es Frau Blucher, amante del abuelo del doctor y ama de llaves, cuyo nombre hace relinchar de miedo a los caballos. Es un film de culto que pocos habrán dejado de ver, pero muy aconsejable para el que no ha tenido la oportunidad de hacerlo.





La ciencia como espectáculo

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