El tercer hombre. Carol Reed
Fruto de la colaboración del cineasta Carol Reed y el escritor Graham Greene es El tercer hombre uno de los filmes más emblemáticos de la Historia del Cine, muy adelantado a su tiempo en el uso del lenguaje cinematográfico, rápido, eficaz, y con una estructura circular muy imitada por posteriores cineastas. Reed rodó en escenarios auténticos, fotografiados con lente de gran angular, que distorsionaba los edificios y resaltaba el pavimento adoquinado, los siniestros túneles y cloacas de una ciudad destruida por la guerra. A su mitificación contribuyeron la música de Anton Karas y la espectacular aparición de Orson Welles. El film comienza con el entierro de un supuesto cadáver, el de Harry Lime, y acaba con la verdadera inhumación de su cuerpo, pero hay una diferencia significativa: los vieneses tienen la costumbre de echar una cucharada de tierra en la fosa. En la primera ocasión la amante de Lime, Anna, rechaza realizar este ritual que al final cumple. ¿Qué ha cambiado para que ella modifique su actitud?
Sinopsis.
Un escritor de novelas pulps policiacas, Holly Martins, llega a Viena en 1947, cuando la ciudad estás dividida en cuatro zonas, ocupadas por los aliados de la Segunda Guerra Mundial, para encontrarse con su amigo Harry Lime, pero al llegar le informan de que ha muerto en un accidente de tráfico. Al escritor, acostumbrado a escudriñar en el comportamiento humano, no le cuadra la historia, pues tres hombres habían visto el accidente y ayudado a la víctima, pero sólo logra localizar a dos, le falta el tercero. A medida que avanza la historia va descubriendo que su amigo esconde una doble vida terrible, y cada revelación, al contrario que las muñecas rusas, esconde una realidad peor que la anterior. La aparición de Harry Lime es de una plasticidad difícil de igualar, a la que contribuye el leitmotif que Anton Karas compuso para el personaje. La misma cagtegoría emblemática reside en el diálogo de los dos amigos en la enorme noria vienesa.
En 1999 fue elegida la mejor película del cine británico, y debía ser la primera de una serie de colaboraciones entre los productores Alexandre Korda y David O. Selznick conocido por sus caprichos (Duelo al sol ); la relación entre ambos se rompió por los cortes y cambios introducidos por Selznick para su distribución en el mercado norteamericano.
La verdadera protagonista del film es la ciudad de Viena, paradigma de la destrucción que la guerra había llevado a los núcleos urbanos, por cuyas calles circulaban las fuerzas de ocupación aliadas, a las que los vieneses miraban con desconfianza.
Sinopsis.
Un escritor de novelas pulps policiacas, Holly Martins, llega a Viena en 1947, cuando la ciudad estás dividida en cuatro zonas, ocupadas por los aliados de la Segunda Guerra Mundial, para encontrarse con su amigo Harry Lime, pero al llegar le informan de que ha muerto en un accidente de tráfico. Al escritor, acostumbrado a escudriñar en el comportamiento humano, no le cuadra la historia, pues tres hombres habían visto el accidente y ayudado a la víctima, pero sólo logra localizar a dos, le falta el tercero. A medida que avanza la historia va descubriendo que su amigo esconde una doble vida terrible, y cada revelación, al contrario que las muñecas rusas, esconde una realidad peor que la anterior. La aparición de Harry Lime es de una plasticidad difícil de igualar, a la que contribuye el leitmotif que Anton Karas compuso para el personaje. La misma cagtegoría emblemática reside en el diálogo de los dos amigos en la enorme noria vienesa.
En 1999 fue elegida la mejor película del cine británico, y debía ser la primera de una serie de colaboraciones entre los productores Alexandre Korda y David O. Selznick conocido por sus caprichos (Duelo al sol ); la relación entre ambos se rompió por los cortes y cambios introducidos por Selznick para su distribución en el mercado norteamericano.
La verdadera protagonista del film es la ciudad de Viena, paradigma de la destrucción que la guerra había llevado a los núcleos urbanos, por cuyas calles circulaban las fuerzas de ocupación aliadas, a las que los vieneses miraban con desconfianza.
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