Por la piel de un policía. Alain Delon .






Alain Delon dirigió personalmente una de sus muchas producciones de cine polar o cine negro francés, Por la piel de un policia, en la que un agente, Choucas (Alain Delon), es separado del servicio y privado de su licencia de armas. Convertido en investigador privado, se inventa un socio, Tarpon, que en realidad es un policía retirado, para poder ejercer sin molestias; su secretaria es Anne Parillaud, que como todas las mujeres caen rendidas a sus pies.

La propia policía, en la que abundan los corruptos, le envía a la viuda Madame Pigot, cuya hija ciega ha desaparecido, para quitársela de encima, con el encargo de que le cobre, la entretenga y luego de por zanjado el asunto; pero a medida que avanza la investigación el asunto se va complicando, se suceden los crímenes, y se destapan entramados de producción de drogas de diseño, intervención de antiguos nazis e implicación de una Fundación para la inserción de personas ciegas, la Stanislas Baudrillart, que funciona como tapadera de las investigaciones.

El detective Choucas repite el esquema del género: humor ácido, escepticismo, cinismo, resultado de su visión personal de su entorno, (curioso cruce de gestos en un semáforo con otro motorista). Se sale del guión cuando, además de luchar por dinero, la investigación es su oficio, lo hace por cabeconería y tozudez, retándose con sus ex-compañeros. Se mueve en la confusión de lo inesperado, dotado de un cierto espíritu masoquista y un empeño de vivir peligrosamente; como no es invulnerable sufrirá heridas físicas. La última secuencia nos lo muestra con toda la cabeza vendada con tan solo dos orificios, uno en un ojo y otro en la boca, suficientes para reconocer la geografía de su rostro, su hieratismo roto por esa sonrisa cínica impredecible. Andy Warhol supo captar las imagenes incorporadas en el imaginario popular reconocibles con tan sólo dos o tres rasgos (Che Guevara, Marylin Monroe); Alain Delón hace el mismo ejercicio con su propia cara.



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