Volando libre (Fly away home). Carroll Ballard.


Fly awaid home, dirigida por Carroll Ballard, es una magnífica metáfora de la educación en el sentido escrito del término, sin cortar las alas del discente. Para ejemplificarlo utiliza una manada de gansos salvajes que se desarrolla paralelamente a la reeducación de una niña de trece años, cuya madre ha muerto en un accidente de tráfico, y debe aprender a vivir de nuevo con su padre, un ecologista canadiense, que vive en permanente contacto con la naturaleza.

Padre e hija se reencuentran cuando por azar ella descubre un nido de gansos de los que se hace cargo y en los que vuelca su necesidad de amar; en la transición de la vida urbana a la rural, la niña llama a los polluelos 'gatitos'. Las ordenanzas reales prescriben que deben cortarse las alas de estos pájaros para evitar que produzcan daños en jardines, campos de golf o tendidos eléctricos y de comunicación. Tom Alden (Jeff Daniels) y Amy (Anna Paquin) deciden, que llegado el momento en que los gansos deban invenitablemente emprender el vuelo, los guiarán hasta incorporarlos a las vías migratorias y los conducirán a una reserva norteamericana para aves salvajes. Deben llegar antes de una fecha determinada; en caso contrario los especuladores inmobiliarios se adueñarán de la zona.

A pesar de que los medios de comuniación presentan a la población como un bloque uniforme a favor del desarrollo no sostenible, la sociedad se divide entre los que la prensa llama 'pseudoverdes' y los partidarios del 'progreso económico '. Grupos cada vez más numerosos miran con simpatía a la manada de gansos capitaneada por un padre y su hija en dos máquinas voladoras (alas delta con motor). Las excavadoras intentan llegar a la reserva antes que los gansos pero los ecologistas lo impiden con sentadas masivas.

El padre de Amy es un artista, un escultor vanguardista canadiense, que desde su formación superior ha optado por un modo de vida respetuoso con el medio natural, en el que los hijos puedan crecer conviviendo con los animales y disfrutando de aire puro y limpio, y no en ciudades atascadas por el tráfico en las que el pusilánime ciudadano cree que protege su salud prohibiendo cuatro o cinco cigarrillos. Hay que hacer algo más, en un momento en que el hombre se ha levantado con la resaca del desarrollo ininterrumpido. Unas pocas operaciones en Wall Street y de agencias de calificación han bastado para hacerle retroceder veinte años, pero ahora con sus costas, valles y montañas destrozadas por la especulación inmobiliaria.

Es un film poético que prueba que otro mundo es posible, y que no hay que renunciar al progreso, sino simplemente prescindir de lo innecesario para seguir progresando de forma sostenible y mejorando la vida de los hombres. El padre de Amy es un escultor que trabaja con materiales reciclados en sus esculturas gigantes, mientras las instituciones, de forma hipócrita, contratan personas con una doble tarea: dar charlas en los colegios en pro de los animales y cortar las alas de los nacidos en libertad.

Es un film de búsqueda y encuentro de un hogar y de la educación de una niña en libertad, que como muchos otros chicos y chicas, han crecido y se han desarrollado en una familia monoparental y han tenido que convivir con las nuevas parejas, amigos y familiares de unos padres separados, pero respetuosos con sus ex-parejas. Abandonado el indigenismo, Carroll Ballard hace un canto a un mundo igualitario y equilibrado en el progreso, sin demagogias.


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