Caza a la espía. Doug Liman. DVD.


Ficha técnica:

Año: 2010.
Guión: John Henry Butterworth.
Música: John Powell.
Fotografía: Doug Liman.


Ficha artística:

Naomi Watts: Valeri Plame
Sean Penn: Joe Wilson
Ty Burrell: Fred
Jessica Hacht: Sue



El film de Doug Liman, Caza a la espía, ya ha sido comentado en este blog. El día 13 de este mes salió al mercado el DVD que permite a todo amante del cine analizarlo con atención y profundizar en las causas por las que le causó tan buena impresión en la sala Entre otras consideraciones nos parece de buen gusto que se haya editado en otra de las lenguas co-oficiales del estado español, que está dando muy buenos cineastas al cine internacional y que supone un gesto de respeto al espectador.

La película está basada en un hecho real. Una agente secreto del Departamento contra la Proliferación de Armas Nucleares de la CIA, Valerie Plame, descubre que a diferencia de lo que defiende el gobierno de EE.UU. Irak no tiene ningún programa de armas nucleares. Su marido, el diplomático Joe Wilson, es enviado a Niger para investigar los rumores sobre unas posibles ventas de uranio enriquecido a Irak. Tras descubrir que no se han producido tales ventas Joe escribe un artículo en el New York Times en el que plasma sus conclusiones, desatando una intensa polémica en el país. La Casa Blanca se vengó de la pareja y Robert Novak filtró a periodistas notorios el nombre de la agente encubierta, poniendo su vida y la de su familia en grave riesgo, así como la de todas las personas, incluidos irquíes que colaboraron con la espía.

Estos son los hechos a grandes rasgos que provocaron un gran escándalo en los países que protagonizaron la invasión de Irak y que pagaron un alto coste en vidas humanas, causadas por lo que los norteamericanos denominan ya la gran mentira de su presidente.

Pero hay algo que me interesa extraordinariamente del film y es la pedagogía que realiza Doug Liman sobre lo que significa ser un ciudadano, qué son los derechos civiles y en qué consiste la defensa de la cosa publica representada por el régimen republicano. Los norteamericanos sienten que la democracia es un sistema propio y que son los máximos defensores de las libertades individuales. Otros países con menos tradición democrática tienen mayores problemas para llevar estos discursos al cine o denunciar a los políticos que los ningunean y los tratan como súbditos.

En base a esta 'gran mentira' que denunciaron cineastas como Paul Greengrass y Kathryn Bigelow se invadió Irak, un día bajo el influjo de los idus de marzo. Unos meses antes, el 14 de julio de 2003 se desveló la identidad de la agente y se comenzó el ataque a los derechos civiles que protegen o debían proteger a los ciudadanos de un estado de derecho, poniendo en grave riesgo a todas las personas que tenían operaciones en marcha para salvaguardar la seguridad de los hombres y mujeres del país y de los que colaboraban con la Agencia de Inteligencia. Todas las operaciones quedaron suspendidas y sin posibilidades de contacto con el sustituto cuya identidad no debía conocer ni la propia Valerie Plame.

En un primer momento incluso se tambaleó el matrimonio Wilson. Las amenazas telefónicas de partidarios del presidente Bush amedrantaron a la familia y los colaboradores iraquíes de Valerie comenzaron a desaparecer, mientras se expandía el miedo entre la población norteamericana y europea el miedo, las alertas terroristas y los envíos de antrax en paquetes postales. Paralelamente el apoyo a Wilson crecía entre los contrarios a la guerra en todo el mundo.

Liman sigue profundizando en lo que atenta contra la dignidad del 'ciudadano' : hablar más alto no supone bajo ningún pretexto imponer una verdad, y el perder el derecho a expresarse convierte a los hombres en súbditos. Joe Wilson acaba con un discurso que conocen muy bien los estudiantes de lenguas clásicas, muy cuidadas en los paises anglosajones: "Cuando Benjamin Franklin abandonó la Sala de la Independencia se le acercó una mujer y le dijo: Señor Franklin ¿Qué clase de gobierno nos ha legado ? Él contesto: Una república, Señora. El deber de un buen ciudadano es conservarla, pues la responsabilidad de un país no está en manos de unos pocos privilegiados. Seremos fuertes y estaremos libres de tiranía siempre que cada uno de nosotros recuerde este deber, tanto para denunciar un bache en la calzada de su casa, como las mentiras de un discurso. La democracia no es un viaje gratuito y si hacemos bien nuestro trabajo, nuestros hijos disfrutarán de ella". Se ha criticado por algunos este corto alegato, pero no debemos olvidar el de Chaplin en El gran dictador. Hoy necesitamos que alguien nos recuerde nuestras responsabilidades.

Los pueblos adultos no necesitan Cincinatos que les salven. Valerie Plame y Joe Wilson ganaron la batalla legal pero tuvieron que huir de su país. El film termina como si se interrumpiera la emisión de un canal televisivo para dar paso a la agente real, mientras va apareciendo la lista de culpables condenados y la commutación de su pena por George Bush.



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