La mujer pirata. Jacques Tourneur.


Ficha técnica:

Año: 1951.
Dirección: Jacques Tourneur.
Guión: Arthur Caesar, Philip Dunne, Herber Ravenel.
Producción: George Jessel.
Fotografía: Harry Jackson.
Montaje: Robert Fritch.
Vestuario : Edward Stevenson.

Ficha artística:

Jean Peters: Capitán Anne Providence
Louis Jordan: Capitán Pierre Françoic La Rochelle.
Debra Paget: Molly LaRochelle.
Thomas Gomez: Barbanegra.
Herbert Marshall: Dr.Jameson.


En 1951 ya era un mérito crear un personaje femenino, capitán Anne Providencia (Jean Peters), que encarnara a un fiero y duro bucanero, un pirata, y capitanera un barco que también llevaba nombre de mujer: El Reina de Saba. Desde el primer momento se establece la distinción entre el pirata, filibustero o bucanero y el corsario que tenía patente de corso, otorgada por reyes u otro tipo de gobernantes para atacar barcos de países enemigos, aunque esta distinción, al menos desde la propaganda oficial de la corona española, no estuviera tan clara en personajes como Drake. La mujer, analfabeta, combate con duros piratas como Barbanegra, y aunque vaya vestida de hombre ,lo que en el momento que se realizó el film era un atrevimiento que aumentaba su atractivo, está dotada del encanto de un showgirl . Por su parte el personaje interpretado por Louis Jordan esconde su verdadera personalidad: Capitán Pierre Françoic La Rochelle de la armada francesa, que perdió su barco, el Molly O'Brian e intenta apresarla tendiéndole una trampa para recuperarlo; deja 'descuidado' medio mapa de un tesoro, que poseía un amigo de Henry Morgan, Pedro Mendoza, que se encontraba teóricamente en Port Royal, Jamaica, cuartel general de la escuadra inglesa del Caribe.

El film presenta a la mujer, emblematizada por la Capitán Anne Providence primero como un ser débil, al que es fácil enamorar y hasta engañar; descubierto el engaño se convierte en la peor de las víboras, capaz de condenar a una muerte lenta a los que le han engañado. En uno de los finales más maniqueo imaginable sacrifica su vida por amor. En definitiva una mujer como dios manda, por mucho que lleve pantalones y se bata con dos espadas con los hombres. El mundo queda más tranquilo cuando El reina de Saba es hundido cerca de Las Barbados y ella se dirige al lugar que le corresponde por atrevida: el fondo del mar. En la década de los cincuenta era difícil presentar una mujer que jugara a la acción y no a la sumisión y saliera victoriosa. Con muy buena intención sólo se consiguió estimular la fantasía masculina con una mujer-pirata de ojos gris claro.Tampoco estaban los tiempos para admitir, excepto en los cuentos infantiles, el amor entre una plebeya analfabeta y un aristócrata francés.

La explosión final de buenos sentimientos y de eliminación de todo aquello que incita a la renovación de las costumbres era todo lo más que se podía esperar. Es curiosa la cantidad de veces que se le reprocha su comportamiento siendo mujer. Este reproche no se le hace jamás a un hombre en función de su sexo. Su última imagen de heroína levantando la espada es patética.







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